Gran movilización de fieles para la celebración del Corpus Christi

Gran movilización de fieles para la celebración del Corpus Christi

La multitud partió de la iglesia de 16 y 45 hacia la Catedral

Con una procesión de más de cinco cuadras de extensión, los integrantes de la comunidad católica local recorrieron ayer las calles de la Ciudad durante el tradicional Corpus Christi, la fiesta destinada a celebrar la Eucaristía.

La celebración de Corpus comenzó a las 12, con una misa en la iglesia Santa Teresa de Jesús -en adhesión al quinto centenario del nacimiento de la española Doctora de la Iglesia-, que los padres Carmelitas tienen en 16 y 45; luego se expuso el Santísimo Sacramento.

Poco antes del inicio de la tradicional procesión, cientos de fieles se congregaron frente a las puertas del templo, mientras los prelados ultimaban los detalles organizativos de la movilización religiosa, que partió para la Catedral a las 15.30.

Una compacta multitud acompañó el paso de Jesús Sacramentado, a lo largo de las cerca de diez cuadras del recorrido. Entre los cientos de fieles, se destacaron las agrupaciones religiosas y grupos scouts que participaron de la procesión con coloridos estandartes.

Al arribar al templo mayor de la Arquidiócesis, tuvo lugar la Bendición Solemne. Y luego, el Obispo auxiliar de La Plata, monseñor Nicolás Baisi, presidió la Santa Misa.

Durante su homilía, Baisi destacó que “lo que hicimos esta tarde (por ayer) es una síntesis de nuestro ser cristiano. Nos alimentamos con Jesús Eucaristía, lo llevamos por nuestras calles, llegamos con Él hacia la Casa de Dios y, luego, damos testimonio de Él en todos los ambientes”.

Durante la misa de Corpus Christi se leyó un mensaje del Arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, quien se recupera de las operaciones de cadera y mano izquierda.

El prelado señaló que Jesús “ha pasado por nuestras calles. ¡Qué misterio tan grande su presencia y su paso!. Por las calles de La Plata, por las calles de nuestra Argentina doliente, confundida, artificialmente dividida, fatigada de esperanzas vanas, improbables, de promesas que no se cumplirán. Seguramente, durante la marcha, ustedes han depositado en el Corazón del Señor las necesidades y las perplejidades: personales, familiares, comunitarias y públicas. En Él sí podemos esperar, podemos esperar en la política superior de su Corazón, que coincide con la Providencia del Padre; a Él podemos confiarnos en este trance”.

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