Gracias a una candidata de La Cámpora, la UCR logró un triunfo en Mendoza

Gracias a una candidata de La Cámpora, la UCR logró un triunfo en Mendoza

A pesar de haberle propinado una lección electoral a la candidata de Alberto Fernández, Rodolfo Suárez triunfó eligiendo un nombre distinto a Juntos por el Cambio, otro color de boleta y provincializando la elección.

La política no es azarosa, sino que tiene una lógica profunda que se debe desentrañar. No bastan ni el voluntarismo, ni los acuerdos de cúpula, ni las ideologías. La suma de todas las variables permite explicarla, y no el análisis aislado de una sola de ellas.

En Mendoza se realizaron este domingo las elecciones a gobernador, y no hubo sorpresa. Rodolfo Suárez, candidato de Cambia Mendoza, se impuso con más del 51 por ciento de los votos al momento del cierre de esta nota. 18 puntos detrás se ubicó su competidora, Anabel Fernández Sagasti, del Frente Elegí. Lo que llama la atención no es el resultado, sino la diferencia.

Del lado del oficialismo nacional se intentará, seguramente, presentar la elección como una demostración de que se puede revertir el resultado de las PASO. Pero hacerlo implicaría una manipulación de contenidos muy evidente. Rodolfo Suárez consiguió imponerse a condición de presentarse con otra sigla –en lugar de la de Juntos por el Cambio-, abandonar el color amarillo, provincializar la elección, apoyarse en el reconocimiento personal por su gestión como intendente de la capital provincial y en el respaldo que le brindó el actual gobernador Alfredo Cornejo, presidente del Comité Nacional de la UCR y, desde hace tiempo, con relaciones prácticamente rotas con Mauricio Macri. También influyó en su victoria la construcción de una alianza política sólida, con fuerzas provinciales. En Mendoza, este domingo, ganó la UCR, no Juntos por el Cambio.

Hubo, además, un factor adicional que permite explicar el resultado. La candidatura de Anabel Fernández Sagasti tenía escasas posibilidades de arrastrar muchos más votos de los obtenidos en las PASO, donde se impuso –tal vez, inesperadamente-, a Alfredo Bermejo, un dirigente tradicional del peronismo y muy bien conceptuado en la provincia. El verdadero temor de Cornejo y Suárez era que Bermejo, intendente de Maipú, fuera el adversario en la elección general. Por el contrario, tenían muy en claro que la senadora nacional Fernández Sagasti, próxima a Cristina Fernández y referente de La Cámpora en la provincia, difícilmente iba a poder levantar su techo. Si bien existía consenso dentro del Frente de Todos mendocino de votar la fórmula Fernández-Fernández –por lo que se impuso por el 3 por ciento en las PASO-, a menudo las elecciones provinciales expresan alianzas y diferencias propias de cada distrito, y que tal vez resulte percibir a simple vista a extramuros.

De nada valió, entonces, el esfuerzo realizado por Alberto Fernández para respaldar a la candidata provincial, ni la insistencia en tratar de nacionalizar la elección. La UCR ganó la elección mendocina con amplitud y comodidad, y así insistieron en subrayarlo desde Mario Negri hasta Martín Lousteau. Cuáles serán las consecuencias de este resultado y qué clase de alineamiento generará es un interrogante que sólo comenzará a develarse a posteriori de las elecciones presidenciales del 27 de octubre. Pero la expectativa resulta indisimulable.

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