Los gobernadores buscan recuperar su lugar en la mesa de decisiones presidencial

Los gobernadores buscan recuperar su lugar en la mesa de decisiones presidencial

La promesa de cogobierno con la que Alberto Fernández logró alinear voluntades durante la campaña presidencial y en los primeros días de su gestión quedó enterrada en la urgencia que generó la pandemia. Hoy, la mayoría de los gobernadores solo pasan por la Casa Rosada para pedir plata y casi no tienen incidencia en la mesa de decisiones.

 

Tras dos semanas sin apariciones más allá de sus fronteras, y lejos de la atención pública, los mandatarios volvieron tímidamente a la escena. El viaje del Presidente a Tucumán y a Santiago del Estero, la primera salida de Alberto Fernández al interior en 60 días, fue el puntapié. Al día siguiente, lo visitó en la quinta presidencial de Olivos el mandatario sanjuanino, Sergio Uñac.

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En paralelo, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, recibió al entrerriano Gustavo Bordet. En todos los casos hablaron de obras y evaluaron el brote de la enfermedad en sus distritos. El ministro coordinador y el ministro de Interior, Eduardo "Wado" de Pedro -al que caracterizan como el "mudo" en la Casa Rosada, ya que después de casi seis meses de gestión se las arregló para prácticamente no aparecer en público-, son los responsables de llevar adelante la relación con los gobernadores.

 

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Pese a la falta de peso en la toma de decisiones y de protagonismo, desde el Gobierno aseguraron que la relación con los gobernadores es cotidiana y que una vez que la pandemia termine se retomará como un eje prioritario la intención de federalizar la gestión.

Desde la Casa Rosada resaltaron que ya se transfirieron 30.000 millones de pesos a las provincias con Aportes del Tesoro Nacional (ATN) para mitigar los efectos del coronavirus. Además, anticiparon que esta semana se habilitarán los créditos preferenciales por un total de 60.000 millones de pesos, a fin de asistir financieramente a los gobiernos provinciales, golpeados por la caída de la recaudación que provocó el parate económico.

"Federalizar el gobierno sigue siendo uno de las prioridades: en cada decisión siempre están los gobernadores", describió un hombre de máxima confianza del Presidente, quien resaltó la respuesta de los mandatarios provinciales en el respaldo "absoluto" a la lucha contra la enfermedad y el apoyo en la negociación de la deuda con los bonistas.

La relación, sin embargo, tiene algunos puntos de conflicto. Uno tiene que ver con el lugar que le cedió el Presidente en sus últimas decisiones al kirchnerismo duro. Ahí se incluye, por ejemplo, la designación de Fernanda Raverta en la Anses en lugar de Alejandro Vanoli. Según confiaron fuentes oficiales a LA NACION, Alberto Fernández pensó en un intendente cercano para ocupar ese cargo, pero la vicepresidenta Cristina Kirchner le bajó el pulgar e impuso a la dirigente camporista.

 

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Los mandatarios provinciales están decepcionados porque, hasta ahora, siempre se priorizaron las demandas de la expresidenta. Pero no desesperan: los gobernadores están convencidos de que el resguardo de poder de Alberto Fernández será el federalismo. Es decir, que su sustento para la pelea de fondo serán los gobernadores.

El otro tema que genera rispidez es la atención casi absoluta a la cuestión metropolitana. Dedicado casi con exclusividad a combatir la enfermedad -se espera el pico de contagios en las próximas semanas-, el Presidente volcó su atención hacia el área metropolitana y reforzó su relación con el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, y el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, quienes deben administrar lo peor de la cuarentena.

Entre los mandatarios también hay diferencias. Juan Manzur (Tucumán) y Omar Perotti (Santa Fe) mantienen un diálogo permanente con Fernández. "El Presidente los escucha y consulta", sostuvo un hombre con acceso diario al despacho que tiene el jefe del Estado en la quinta presidencial de Olivos.

En alguna medida, Tucumán -provincia en la que durmió el último jueves- representa para Alberto Fernández lo que Córdoba fue para Mauricio Macri durante los cuatro años que gobernó la Nación.

Lo cierto es que los gobernadores pasaron de ser los garantes de la gobernabilidad, con un protagonismo excluyente, a un segundo plano. La federalización del Gobierno, eje de su campaña electoral y base de su proyecto político -junto con la negociación de la deuda, la reforma judicial y la lucha contra el hambre-, quedó en un segundo plano.

El impacto del coronavirus también puso un freno a la intención del Gobierno de declarar durante los próximos cuatro años "capitales alternas" a 24 ciudades con el objetivo de "profundizar la implementación de políticas de descentralización y federalización, acercar la gestión y los asuntos de gobierno a todo el territorio nacional".

El proyecto, que tiene en el listado distritos como La Matanza (Buenos Aires), Río Cuarto (Córdoba), Tinogasta (Catamarca), Goya (Corrientes), Formosa, Chilecito (La Rioja), Bariloche (Río Negro), Guaymallén (Mendoza), Orán (Salta) y Rosario (Santa Fe), duerme en el listado de iniciativas que envió el Poder Ejecutivo, sin fecha de tratamiento.

Así, la conformación del denominado "gabinete federal", otra promesa de campaña del Presidente que consistía en la realización cada 30 días de reuniones de gabinete en distintos puntos del país para reforzar el vínculo con los gobernadores, quedó para más adelante. "Se va a retomar", dijo, con confianza, uno de los hombres de consulta del Presidente.

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