Fratelli Tutti: Un itinerario para la reconciliación permanente

Fratelli Tutti: Un itinerario para la reconciliación permanente

Analizamos el capítulo 7 donde el Papa muestra la necesidad de «artesanos de paz»

 

Fratelli Tutti no está dirigida a ningún pueblo en particular. No es una carta concebida para ninguna coyuntura nacional específica, aunque en cada nación, y así está ocurriendo, distintos pasajes interpelen como si así hubiese sido elaborada por el Papa Francisco.

 

Hecha esa aclaración, el capítulo séptimo emerge como una propuesta de itinerario para la reconcilación de los pueblos allí donde “se necesitan artesanos de paz dispuestos a generar procesos de sanación y de reencuentro con ingenio y audacia”.

Un oficio que parece necesario ante cada cambio de gobierno, ante cada suceso que es enarbolado de un lado u otro como si estuviésemos todos obligados a tomar postura ideológica ante cada circunstancia de la vida.

Porque incluso dando por evidente las dificultades para la reconciliación interna en países con regímenes de impronta claramente totalitaria como Cuba, o más recientemente, Venezuela y Nicaragua, la polarización confronta y divide más allá del partidismo político en muchos otros pueblos de la región.

A veces viscerales y sin posibilidad de encuentro en mesas comunes, las discusiones partidarias en Ecuador, la Argentina, Brasil, entre otros, coexisten con otras históricas como las referidas a los conflictos internos de la década del 70 y 80 en toda la región, con capítulos aún abiertos, como confirmó la reciente condena en España a uno de los responsables intelectuales del asesinato de los mártires de la UCA de El Salvador.

Las acusaciones en cada discusión vigente de corrupción o abuso de poder aunque no limitadas a ellas, con fundamento o no, parecen permanentes. Y nos acostumbramos a expresidentes acusados o presos con condenas puestas en duda por muchos, también, con o sin fundamento.

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Como dicen los obispos del Congo y Francisco cita, un proceso de paz no acaba con un acuerdo firmado, y empieza con la verdad, compañera inseparable de la justicia y la misericordia, como el papa proponía y proclamaba en su visita a Colombia, una experiencia que claramente ilumina este apartado de Fratelli Tutti.

Una artesanía de la paz, que se llega desde el trabajo conjunto, no desde una homogeneización de la sociedad. El camino a una convivencia mejor, va proponiendo el Papa en la Encíclica, implica siempre reconocer que el otro tiene una perspectiva legítima, viendo al oponente enemigo incluso como familia. Qué bueno sería, acota el Papa, que así se hiciese.

Una construcción de la paz que involucra de lleno la equidad, porque si hay que volver a empezar en un país, debemos hacerlo desde los últimos.

Con compromiso con la reconciliación, y el perdón. Un perdón que no anula la búsqueda de verdad y justicia, que se buscan y persiguen pero sin alimentar una ira que enferma el alma personal y el alma de nuestro pueblo.

El Papa nos invita a reconociliarnos aún estando en el conflicto, a hablar, a enfrentar los problemas, porque cuando los conflictos no se resuelven sino que se esconden o se entierran en el pasado hay silencios que pueden ser cómplices, sugiere.

Con memoria de ese dolor al que no queremos volver, pero también de lo bueno de la historia común. Perdonando sin olvidar, pero perdonando, porque perdonando se rompe el círculo vicioso. Perdón que no es impunidad y que abraza a toda víctima por igual.

Caminos de reencuentro, el capítulo 7 de Fratelli tutti, es para leer con serenidad de principio a fin y proponer tanto para la reconciliación de pueblos con conflictos armados pasados como para otros donde las balas son más simbólicas y verbales pero también hirientes. No es un itinerario que ha de ser vivido como un manual, ya que en cada pueblo cada idea puede echar raíces a su manera, de acuerdo al, valga la metáfora, estado del terreno. Pero la propuesta del Papa está fundada en el Evangelio, en la tradición de la Iglesia, y también en buenas experiencias recientes de reconciliación, como la que él mismo presenció durante su visita a Colombia.

Gobiernos y sociedades tan entregadas a la discusión “tuitera” – las balas entran perfecto en acusaciones de menos de 200 caracteres- debiéramos ver en este capítulo una propuesta para cerrar heridas entre hermanos con los que compartimos historia, presente y destino. Incluso cuando pase el COVID que, como cada cosa nueva, también nos divide.

 

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