Francisco reconoció que la Iglesia perdió fieles y pidió ir a buscarlos

Francisco reconoció que la Iglesia perdió fieles y pidió ir a buscarlos
Por Sergio Rubin

Lo hizo Bergoglio ante una multitud en la Plaza San Pedro, en su primera Audiencia General de los miércoles.

El Papa Francisco evidenció ayer lo que será seguramente el gran eje de su pontificado: promover que la Iglesia salga al encuentro de la gente con su mensaje religioso y a hacerlo con una actitud amorosa y comprensiva. Fue al encabezar su primera Audiencia General de los Miércoles –el tradicional encuentro de reflexión y saludo a los fieles de todo el mundo que acuden a saludar al Papa– y a partir de reconocer implícitamente ante la entusiasta concurrencia, estimada en unas 20 mil personas, que el catolicismo está perdiendo fieles y que la práctica religiosa es escasa.

“Qué pena tantas parroquias cerradas”, exclamó Francisco. Y exhortó al clero y a los laicos “a aprender a salir de nosotros mismos e ir más allá, no sólo geográficamente, sino hacia la periferia de la existencia para llevar la luz de nuestra fe, yendo siempre con amor y la ternura de Dios, en el respeto y la paciencia, sabiendo que ponemos manos, pies y corazón, pero que luego Dios pone el resto”.

Francisco puntualizó que vivir la Semana Santa es “salir de nosotros mismos” porque “hay tanta necesidad de llevar la presencia viva de Jesús misericordioso”. Y consideró que “no podemos contentarnos con permanecer en el recinto de las 99 ovejas, sino que debemos buscar a la oveja descarriada, a la más lejana”. Al tiempo que criticó que muchas veces los cristianos digan “no tengo tiempo”, “es difícil”. Y dijo que Jesús reprenderá “la falta de valentía”.

Esta posición fue el meollo de la exposición que el Papa pronunció en los debates previos a su elección en los plenarios de cardenales. Y que, a juicio de los observadores, terminaron consolidando su candidatura. El arzobispo de La Habana, Jaime Ortega y Alamino, la difundió el martes en Cuba luego de que se la pidiera a Bergoglio por considerarla una “ponencia magistral” y que éste se la escribiera a mano. Allí el argentino no sólo dice que la Iglesia debe salir al encuentro de la gente, sino que cuando no lo hace “deviene en autorreferencial y entonces se enferma”.

Francisco le dio a la audiencia pública de ayer –entre cuyos asistentes se contaron muchos argentinos con banderas celestes y blancas– sus propios toques. Improvisó en varios tramos, como ya es su característica. Pero los habituales saludos a los peregrinos llegados de distintas partes del mundo no los hizo en los respectivos idiomas –como venían haciendo los anteriores pontífices–, sino en italiano, mientras que distintos clérigos hacían la traducción a otras lenguas.

Otra vez Francisco apareció en el Papamóvil sin vidrios antibala y fue saludado con entusiasmo. Al final dedicó gran tiempo a saludar una por una a personas en sillas de ruedas. Entre la concurrencia había un nutrido grupo de universitarios del Opus Dei. El Papa aprovechó para tener un gesto hacia ese sector de la Iglesia que no pasó desapercibido: destacó la figura del fundador de esa institución, San Josemaría Escrivá de Balaguer.

Finalizada la Audiencia, el Centro de Televisivo Vaticano presentó un documental que recopila los momentos más salientes que vivió la Iglesia desde la renuncia de Benedicto XVI. Allí, el cardenal italiano Angelo Comastri revela las palabras que pronunció Bergoglio al aceptar el pontificado: “Soy un gran pescador. Confiado en la misericordia y en la paciencia de Dios, en el sufrimiento, acepto”.

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