Francisco reclama "diálogo franco y abierto" entre Chile y Bolivia para solucionar el conflicto de la salida al mar

El Papa anima a las partes a "construir puentes, en vez de levantar muros"

Por Jesús Bastante

"El diálogo franco y abierto de los problemas hoy es indispensable. Y estoy pensando acá, en el mar. Diálogo. Es indispensable". Francisco volvió a saltarse el protocolo esta noche, durante el encuentro con la sociedad civil boliviana, reclamando una salida dialogada al conflicto que, desde hace más de un siglo, provoca tensiones entre Bolivia y Chile, y que Evo Morales denunció a su llegada como "una invasión".

Pese a que todos daban por hecho que Bergoglio pasaría de puntillas por este tema, el Papa decidió afrontarlo con decisión, sabedor de que el "hermano presidente" iba a volver sobre él una y otra vez. Ya lo hizo en la ceremonia de bienvenida, y también en el intercambio de regalos, donde entregó al Papa, junto a una cruz hecha con una hoz y un martillo, y una biografía suya, el "Libro del Mar", una suerte de "manual de agravios" desde la parte boliviana.

En su discurso en la catedral de La Paz, Bergoglio fue claro: "Todos los temas, por más espinosos que sean, tienen soluciones compartidas, razonables, equitativas y duraderas", señaló, en un aviso a las partes para que cesaran las hostilidades y se sentaran a dialogar. El Pontífice, una vez más, dio muestras de su condición: "Construir puentes en vez de levantar muros, construir puentes en vez de levantar muros".

"Que salga, Francisco, que salga al balcón". Miles de bolivianos se agolparon frente al palacio presidencial de La Paz para ver, tocar, escuchar al Papa Francisco. Inasequibles al desaliento. Ya había caído la noche en la fría Bolivia del altiplano, cuando Bergoglio realizó la visita protocolaria al jefe de Estado. Antes de ver a Evo, el Papa había destapado el tarro de sus esencias deteniéndose a orar ante el lugar donde fue hallado el jesuita Luis Espinal, a quien ha beatificado a ojos del pueblo.

Tras media hora de encuentro privado, el presidente de Bolivia agasajó al Papa con multitud de regalos. El más significativo, un crucifijo de madera, compuesto por una hoz y un martillo, que a juzgar por el rostro del Papa no debió hacerle demasiada gracia, una biografía suya y "El Libro del Mar", que recoge las reivindicaciones bolivianas sobre la cuestión marítima, que no parece vaya a abandonar al Papa a lo largo de esta jornada, y que el Papa optó por guardar en la bolsa sin apenas mostrarlo a cámara. Bergoglio prefirió regalar a Evo "una cosa más sencilla": un icono de la Virgen María con el niño, "pues Jesús acompaña a Bolivia en su camino", y un ejemplar de Laudato Si.

El encuentro con la sociedad civil, también con el "hermano presidente", estuvo marcado por el colorido y la diversidad, auténticas señas de identidad del pueblo boliviano. La belleza de la tierra, el amor por la "Pacha Mama" (la madre Tierra), casan estupendamente con un Papa que ha hecho del cuidado de nuestra "hermana Tierra" uno de los ejes de su pontificado, como se demuestra en esa magnífica obra de orfebrería evangélica que es "Laudato Si".

En su discurso, el Papa destacó la "búsqueda de lo bueno, de lo verdadero" que lleva a cabo el pueblo boliviano, y reclamó "un mayor respeto a la persona humana en lo global", orientado a la paz social, que es imposible sin "la justicia redistributiva. Que la riqueza se redistribuya, sencillamente".

El Papa también tuvo un momento para hablar de la necesidad de "poner las bases de una ecología integral", que relacione "el ambiente natural y el ambiente social, político y económico". "Es un problema de salud". "Y me arriesgo: supone ecología de la madre Tierra, cuidar la madre Tierra, ecología humana, cuidarnos entre nosotros, y ecología social... Como todo está relacionado, nos necesitamos unos a otros. Si la política se deja dominar por la especulación financiera o la economía se rige únicamente por el paradigma tecnocrático y utilitarista de la máxima producción, no podrán siquiera comprender, y menos aún resolver, los grandes problemas que afectan a la humanidad".

A la vez, defendió la relevancia de las culturas tradicionales y de una auténtica libertad religiosa para hacer frente al "ambiente de inequidad que nos rodea", que "genera el mal de la corrupción" y cambia el bien común por el bienestar material.

"El Cristianismo ha tenido un papel importante en la formación del pueblo boliviano. La libertad religiosa nos recuerda que la fe no puede reducirse al ámbito puramente subjetivo, no es una subcultura", proclamó Francisco, quien reivindicó la función de la familia, pese a estar "amenazada" por la violencia doméstica, el alcoholismo, el machismo, el paro, la inseguridad o la drogadicción, así como por "colonizaciones ideológicas". "No promover la familia es dejar desamparados a los más desfavorecidos", concluyó.

"Bolivia transita un momento histórico. La política, el mundo de la cultura, las religiones son parte de este hermoso desafío de la unidad (...). Pido al Señor que Bolivia, esta tierra inocente y hermosa, siga evolucionando para que sea esa patria feliz donde el hombre viva el don de la dicha y la paz".

 

Comentá la nota