Francisco: quien se ilusiona con la auto-salvación es esclavo de falsas libertades

Francisco: quien se ilusiona con la auto-salvación es esclavo de falsas libertades

Durante la Audiencia extraordinaria por el Jubileo agradeció el Servicio Nacional de la Protección Civil, que debía participar en el evento pero todavía se encuentra trabajando en las zonas del terremoto en el centro de Italia.

IACOPO SCARAMUZZI - CIUDAD DEL VATICANO

El ser humano contemporáneo debe hacer muchos esfuerzos para aceptar la idea de ser salvado por Dios. Cree que puede salvarse solo, con el poder de su libertad. Pero esta ilusión lleva a ser esclavos de falsas libertades. Lo dijo Papa Francisco en la audiencia general extraordinaria por el Jubileo de la Misericordia, a partir del concepto de «redención», hoy poco utilizada a pesar de que sea fundamental. Al final de la catequesis, Francisco agradeció al Servicio Nacional Italiano de la Protección Civil, que habría debido participar en el evento en Roma, pero que se encuentra todavía trabajando en las zonas afectadas por el terremoto en el centro de Italia.

El Papa comenzó su reflexión a partir del pasaje bíblico de hoy, la Primera Carta de Pedro, para subrayar que la misericordia de Dios «se cumple en la Redención, es decir en la salvación que nos fue dada con la sangre de su Hijo Jesús. La palabra “redención” —subrayó— es utilizada poco, sin embargo es fundamental porque indica la más radical liberación que Dios podía cumplir por nosotros, por toda la humanidad y por toda la creación. Parece que al hombre de hoy le cuesta aceptar la idea de tener que ser salvado por Dios. Piensa poder salvarse él solo con el poder de su libertad. Pero esto no es más que una ilusión: nuestra vida está marcada por la fragilidad del pecado y por las numerosas esclavitudes que hemos creado en nombre de una falsa libertad».

En su discurso en italiano, el Papa se detuvo a enumerar algunas de estas muchas ilusiones y nuevas esclavitudes, «yo hago esto porque quiero hacerlo, tomo drogas porque me gusta, soy libre, hago esto, hago aquello…». «Son esclavos - afirmó - , se vuelven esclavos en nombre de la libertad».

De ahí que el Pastor y Guía de la Iglesia Universal, reiterara la necesidad que tenemos de que nuestro Padre, «nos salve y nos libere de toda clase de indiferencia, egoísmo y autosuficiencia», señalando que Jesús «se sacrificó por nosotros para darnos una nueva vida, llena de perdón, amor y alegría», y alentándonos a recordar que aunque la vida nos ponga a prueba provocándonos, a veces, sufrimientos, «ya sea en las angustias como en las persecuciones, como en los dolores cotidianos, siempre somos liberados por la mano misericordiosa de Dios, que nos eleva hacia sí, y nos conduce a una vida nueva».

«Jesús viene a nuestro encuentro en cada uno de nuestros hermanos necesitados, abrámosle nuestro corazón y acojamos su gracia, para que llevemos una vida hecha de amor, de perdón y de alegría», concluyó.

 

Durante los saludos finales, el Papa dirigió un pensamiento particular al Servicio Nacional de la Protección Civil, «que hoy —dijo entre los aplausos de los fieles presentes en la Plaza San Pedro— debía estar presente, y que anuló su participación para continuar con la preciosa obra de socorro y de asistencia a las poblaciones afectadas por el terremoto del 24 de agosto pasado. ¡Les agradezco por la dedicación y la generosa ayuda ofrecida en estos días!». Francisco también dirigió un saludo al Festival de los chicos de Acción Católica, animándolos a cultivar «los valores del amor a la familia y del respeto por la Creación, nuestra casa común», y a los participantes en el Jubileo de las Universidades y de los Centros de investigación, «esperando que las enseñanzas sea rico de valores, para formar personas que sepan hacer fructificar los talentos que Dios les ha encomendado».

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