Francisco: los enfermos son descartados por una cultura que busca perfección física

Francisco: los enfermos son descartados por una cultura que busca perfección física

En la audiencia al Pontificio Consejo para los agentes Sanitarios, denunció las enfermedades raras de los niños provocadas por daños ambientales: «Que el Jubileo sea una ocasión para estar cerca de quienes sufren»

Por IACOPO SCARAMUZZI

CIUDAD DEL VATICANO

En los «países ricos», en los que rige la cultura de la «búsqueda a cualquier precio de la perfección física» y de la «ilusión de la eterna juventud», es descartado o marginado «quien no es ‘eficiente’, quien es visto como un peso, un disturbo, o feo, simplemente». Lo dijo Papa Francisco esta mañana al recibir al Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios, que se reúne en estos días en Roma (del 19 al 21 de noviembre) en ocasión del 30 aniversario de su fundación y en el 20 aniversario de la encíclica ‘Evangelium vitae’ de Juan Pablo II. Francisco denunció esas «enfermedades raras», que afectan sobre todo a los niños, provocadas por los daños ambientales. Que el próximo Jubileo de la Misericordia, dijo, sea la ocasión para estar cerca de quienes sufren y de los enfermos.

«Justamente el respeto por el valor de la vida, y, aún más, el amor por ella, encuentra una encarnación insustituible en hacerse próximo, acercarse, cuidar a los que sufren en el cuerpo o en el espíritu: todas estas acciones caracterizan la pastoral de la salud. Acciones y, primero, actitudes que la Iglesia resaltará especialmente durante el Jubileo de la Misericordia, que llama a todos a estar cerca de los hermanos y de las hermanas que más sufren», dijo el Papa. Acogida, compasión, comprensión y perdón «son las actitudes habituales de Jesús para con la multitud de personas necesitadas que se le acerca cada día: enfermos de todo tipo, públicos pecadores, endemoniados, marginados, pobres, extranjeros… y, curiosamente, estos en nuestra actual cultura del descarte son rechazados, son dejado a un lado, no cuentan. Es curioso. ¿Qué quiere decir esto? Que la cultura del descarte no es de Jesús, no es cristiana».

Citando la ‘Evangelium vitae’ («cuidar la vida del hermano», «hacerse cargo del extraño, hasta amar al enemigo»), Francisco prosiguió para subrayar que la «cercanía con el otro, hasta sentirlo como alguien que me pertenece (incluso el enemigo me pertenece como hermano), supera cualquier barrera de nacionalidad, de extracción social, de religión…, como nos enseña el Buen Samaritano de la parábola evangélica. Supera también esa cultura en sentido negativo según la cual, tanto en los países ricos como en los países pobres, los seres humanos -insistió el Papa argentino- son aceptados o rechazados según criterios utilitarios, en particular de utilidad social o económica. Esta mentalidad es pariente de la llamada ‘medicina de los deseos’: una costumbre cada vez más difundida en los países ricos, que se caracteriza por la búsqueda a cualquier precio de la perfección física, en la ilusión de la eterna juventud; una costumbre que induce, justamente, a descartar o a marginar a quien no es ‘eficiente’, a quien es visto como un peso, un disturbo, o es feo, simplemente».

«Hacerse próximo» implica también «asumirnos responsabilidades impostergables hacia la creación y la casa común, que pertenece a todos y es encomendada al cuidado de todos, también por las generaciones por venir», prosiguió el Papa citando su «Laudado si’». A las personas que participaron en el congreso titulado «El cuidado de la ‘Salus’ y de la acogida al servicio del hombre y del planeta», el Papa recordó la necesidad de «educarnos a todos a ‘custodiar’ y a ‘administrar’ la creación en su conjunto, como don entregado a la responsabilidad de cada generación, para que la entregue lo más íntegra y humanamente vivible a las generaciones por venir. Esta conversión del corazón al ‘evangelio de la creación’ implica que hagamos nuestro y nos volvamos intérpretes del grito por la dignidad humana, que se eleva sobre todo de los más pobres y excluidos, como muchas veces son las personas enfermas y que sufren». Hablando sobre los daños del medio-ambiente, el Papa añadió: «para mí es una sorpresa encontrar cuando vienen a la audiencia los miércoles o a la parroquia a tantos enfermos, sobre todo niños, y me dicen sus papás: ‘Tiene una enfermedad rara’, no saben qué es; estas enfermedades raras son consecuencia de la enfermedad que nosotros provocamos en el medio-ambiente, y esto es grave».

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