Francisco de América

Francisco de América

La visita del Papa Francisco es única, histórica, irrepetible, y verdaderamente revolucionaria. Deja frases y testimonios contundentes, claros, y pasa a ser norte para todo un continente, que no quiere repetir momentos dolorosos, que no piensa desandar un camino de libertades e igualdades obtenidas, pero que tampoco pretende acostumbrarse a un statuo quo de populismo, clientelismo y pobreza estructural.

América Latina quiere una Iglesia presente, sensible, popular, cercana al pueblo, pero no proclive a la violencia, a la ideologización, en nombre del Evangelio. Estos países están revisando sus propios caminos, conscientes de los avances, entendiendo el crecimiento, pero pensando en función del desarrollo. Pueblos que no pierdan sus raíces, que sean reinvindicados, que se encuentren con el orgullo de lo originario, y que miren al siglo XXI buscando paz, igualdad, democracia sin demagogia, alternancia, y gobiernos que sean activos defensores de los más débiles, no desde la dádiva o la asistencia, sino desde la integración directa y la apropiación de derechos.

Es un viaje histórico que ha superado las expectativas. Nos preguntamos,  que quedará por decir, que otras frases fuertes dejará en Paraguay, luego de todo lo que ha expresado en Ecuador y Bolivia.

Francisco de América, Francisco del pueblo. Pero también un líder de estado, que se atreve a poner en palabras los pensamientos, las luchas, los dolores de un continente siempre postergado, pero hoy visibilizado ante un nuevo tiempo en el mundo. América sigue siendo el continente de la esperanza, pero también se presenta hoy como la tierra de la espiritualidad colectiva, de la economía social y solidaria, de los movimientos sociales de base, del trabajo comunitario, de la fe en las villas que sabe de las falencias, pero también de la potencialidad del mirarnos como nosotros.

En Quito, en El Alto, en Santa Cruz de la Sierra y ahora en Asunción, el pueblo sabe y siente que hay un padre, un pastor que los representa, que los siente cerca, y que lucha para que un mundo mejor y más justo sea posible.

Las últimas horas en Bolivia marcaron los puntos más altos hasta ahora en los discursos y expresiones de Francisco. Hay que bucear en la historia contemporánea y es difícil encontrar que una figura de trascendencia mundial exprese críticas tan severas al neo liberalismo y el capitalismo. Francisco alertó sobre los "nuevos colonialismos", insistió en el pedido de perdón por los atropellos y excesos que en nombre de Cristo se cometieron durante la conquista, levantó ovaciones de los representantes de los movimientos sociales  y religiosas al hablar de la tarea de base, del trabajo transformador en las barriadas más pobres, y de las "monjitas que patean las villas".

La muestra más firme y fuerte de un verdadero cambio de paradigmas, aparece en las palabras y los conceptos de Francisco en el marco del II Encuentro Mundial de Movimientos Populares. El primero se llevó a cabo en la Santa Sede, y el segundo en Bolivia. Y las palabras de Francisco en este encuentro van a quedar para siempre grabadas en millones. Seguramente con el paso de los años se tomará conciencia de la profundidad de estos párrafos.

Todo depende del cristal con que se mire esta visita histórica. Algunos medios focalizan en aquellos pasajes de la vista papal donde aparecen las lógicas críticas a las divisiones, a los discursos únicos, al autoritarismo o el ataque de algunos gobiernos a los medios. Estos mismos sectores priorizan polemizar sobre la peculiar estatuilla de madera con la cruz, la hoz y el martillo que Evo Morales le obsequió sin avisar antes a Francisco, antes que otros acontecimientos, creemos, mucho más relevantes. Hay una coincidencia generalizada en que no  fue un momento feliz, pero ya unos y otros aclararon el hecho.

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