El fin del Ramadán musulmán fue este año en Irak y en Bangladesh una oportunidad para mostrar que la convivencia interreligiosa e intercultural es posible. Grupos de cristianos se acercaron a celebrar la fiesta de Eid al Fitr con los fieles islámicos como símbolo de hermandad.

En Mosul, el martes 4 de junio jóvenes cristianos y yazidíes ofrecieron rosas blancas y dulces a sus conciudadanos musulmanes con motivo del Eid al Fitr, la fiesta islámica que pone fin al mes sagrado del Ramadán.

Por iniciativa de la asociación italiana “Un Ponte per”, jóvenes de los equipos de prevención de conflictos se acercaron a celebrar este día especial para la comunidad musulmana.

Chicos de las comunidades cristiana, yazidí y shabak llegaron a Mosul desde la Llanura de Nínive para rendir homenaje a sus hermanas y hermanos musulmanes con flores y dulces después de la oración de la mañana.

La distribución de rosas y dulces se realizó frente a la mezquita de Rashan, en el distrito de al Muthanna, una de las zonas más devastadas durante las operaciones militares llevadas a cabo para liberar a la ciudad de la ocupación yihadista.

La iniciativa es parte de los programas implementados por “Un Ponte per” con el objetivo de promover la reconciliación entre los diversos componentes de la sociedad iraquí, desgarrada por conflictos sectarios. “El futuro es imaginar que cada persona puede seguir sus propias creencias religiosas y expresarlas libremente, con respeto y amistad, compartiendo tradiciones y momentos felices”, dicen desde la organización.

También en Bangladesh los cristianos llevaron el mensaje de paz que surge del Evangelio. La Asociación de Jóvenes Cristianos (YMCA) de Daca organizó un Iftar (ceremonia de ruptura del ayuno) para unos 400 musulmanes más necesitados.

“Los cristianos han mostrado su gran corazón. Estamos impresionados por su amor, compasión y hospitalidad. La cena de Iftar que prepararon para el cierre de Ramadán, ha fortalecido la armonía religiosa y la tolerancia y nos ha enseñado a respetar otras religiones”, dice Amir Hossian, un musulmán que participó en el evento.

Moniruddin, de 68 años, trabajador de limpieza de alcantarillado, uno de los gremios más menospreciados de Daca, explicó que nunca se hubiera imaginado que un cristiano pudiera invitarlo a la fiesta de Iftar. “Los cristianos nos han ofrecido esto como signo de respeto pese a que somos despreciados por la sociedad”, confesó.

Según el referente social y periodista católico Aldrick Biswas, “fue una excelente iniciativa  en favor de los musulmanes más pobres. Los musulmanes entendieron que los cristianos los quieren y esto ayuda a fortalecer la armonía religiosa”.

“Bangladesh es un país donde se vive la armonía religiosa. Hemos organizado este festival del Iftar para dar las gracias a quienes limpian nuestra ciudad, a los portadores de rickshaws (taxis con tracción a pedal) y a los trabajadores en quienes nadie piensa. Queríamos mostrar compasión cristiana hacia ellos. Esta iniciativa dará un mensaje a la nación sobre la tolerancia y la armonía interreligiosa”, dijo el presidente de YMCA de Daca William Proloy Samadder.