Feroz disputa interna en Juntos por el Cambio por la conducción de los bloques partidarios en el Congreso

Feroz disputa interna en Juntos por el Cambio por la conducción de los bloques partidarios en el Congreso

El enfrentamiento en la UCR se extendió a toda la coalición opositora. En la Cámara baja podría partirse el radicalismo y habría seis bloques bajo el paraguas de JpC. El lunes habrá dos reuniones claves por separado en la UCR y el PRO en una carrera contrarreloj para intentar pactar acuerdos antes de la sesión preparatoria del martes en Diputados.    

 

La disputa tribal dentro del interbloque parlamentario de Juntos por el Cambio podría terminar con la proliferación de seis bloques internos bajo el paraguas de la alianza macrista en el Congreso. La pelea desatada en el radicalismo por la presidencia del bloque de Diputados partiría su bancada en dos, en una pulseada cuyo combo incluye el bloque del Senado y la presidencia del Comité Nacional de la UCR. Una discusión que repercutió en la propia alianza opositora y en la que la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, se metió de lleno para apoyar a su amigo Mario Negri y descalificar al tándem Enrique “Coti” Nosiglia-Martín Lousteau que busca desplazarlo, además de vetar al macrista Cristina Ritondo como presidente del interbloque. El PRO se desgajaría en tres bloques: el sector mayoritario que encabeza Ritondo (también cuestionado por la presidenta partidaria Patricia Bullrich); el de los disidentes y aliados macristas con Emilio Monzó y Margarita Stolbizer a la cabeza; y el monobloque de Ricardo López Murphy. Disputas que intentarán saldarse contrarreloj en dos cumbre que por separado mantendrán este lunes la UCR y el PRO, apenas un día antes de la sesión preparatoria de la Cámara baja donde deberán oficializar los bloques, su composición y sus autoridades. Y donde el interbloque de JpC podría quedar momentáneamente acéfalo si finalmente no se pacta un acuerdo sobre los vetos internos a Ritondo y a Negri; en un lugar por el que también puja el radicalismo disidente.

La interna radical sacudió a toda la alianza opositora, Carrió saltó su frontera partidaria para meterse de cabeza en la pelea de sus excorreligionarios, y se reabrieron viejos enfrentamientos en el macrismo, donde sus aliados también buscan desmarcarse para adquirir protagonismo parlamentario. Los líderes de cada facción quieren hacer valer su rol en el triunfo de JpC en la elección legislativa de este año y posicionarse en lugares de poder institucional para fortalecer sus propias aspiraciones con miras al 2023.

El combo en disputa desató la tormenta perfecta dentro de la UCR: la pelea es por los bloques de diputados y senadores y la conducción partidaria a nivel nacional, que también podría definirse este diciembre. “La pelea en Diputados es solo una fotografía de una película mas extensa”, afirmaron a PáginaI12 desde el tándem porteño Nosiglia-Lousteau, que encabezó la embestida por el “recambio” dentro del radicalismo.

Lousteau es el hombre elegido para disputarle el Comité Nacional del radicalismo al gobernador jujeño Gerardo Morales, ambos con aspiraciones de convertirse en el radical que le dispute la candidatura presidencial al PRO en 2023. La contienda se extendió al Senado, donde el formoseño Luis Naidenoff (alineado con Morales) consiguió el viernes la mayoría de avales para continuar al frente del bloque. Lousteau encabezó una resistencia escasa en números, a la que se sumó el presidente saliente de la UCR, el mendocino Alfredo Cornejo, que tampoco oculta sus pretensiones presidenciales y que quiere alzarse con la presidencia del interbloque opositor en la Cámara alta donde el radicalismo tiene mayor cantidad de bancas dentro de JpC.

El detonador

La crisis se desató cuando el sector radical disidente propuso a Emiliano Yacobitti para desplazar del bloque de diputados radicales a Negri, a quien derrotaron en la interna cordobesa de JpC.  Rápido de reflejos, Negri sumó apoyos para resistir la embestida. El cordobés saldó momentáneamente la disputa al recoger al menos 27 votos por su continuidad frente a 15 de Yacobitti, entre los 45 diputados que tiene la bancada.

El sector de Nosiglia-Lousteau lanzó entonces un ultimátum donde amenazó con romper el bloque si no hay cambio de nombres y estilos en la conducción de la bancada. Los disidentes quieren que se le reconozca su “crecimiento” en las legislativas de noviembre y advierten que “no aceptarán más ninguneos”.

Tras duros cruces públicos entre diputados de ambos bandos radicales en pugna, Yacobitti intentó poner paños fríos a una posible ruptura para reabrir negociaciones. La temperatura volvió a subir el jueves con nuevo intento de acercar posiciones, “pero en la que no se avanzó en nada”, según relataron a este diario protagonistas del encuentro.

Los disidentes volvieron a poner sobre la mesa de negociaciones su intención de presidir el interbloque de JpC para saldar la disputa. Desde el sector de Negri respondieron que “no podemos disponer de un lugar que le corresponde al PRO, que tiene mas bancas (53) que la UCR”. Al tiempo que afirman que sería hasta disfuncional porque si el interbloque no está presidido por un jefe de las bancadas que lo integran “ni siquiera podría participar reglamentariamente de las reuniones de Labor Parlamentaria”, donde se definen la agenda y la metodología de cada sesión.

Para no pocos de los alineados con Negri la pretensión de los disidentes es “prácticamente una declaración de ruptura”. La negociación quedó trunca e intentará resolverse el lunes en un encuentro pactado para las 18 horas, un día antes de tener que presentar ante la Cámara baja la integración de los bloques partidarios. De allí saldrá un acuerdo o se expondrá la fractura, de la que ya se sacan cuentas: los disidentes "se irían con 11 ó 12 diputados", porque no lograrían arrastrar con ellos a los también díscolos mendocinos que responden a Cornejo.

El estallido

La disputa radical provocó el estallido en JpC y se expandió sin respetar las fronteras partidarias de los integrantes de la alianza macrista. Una situación que replica los entrecruzamientos que se tejieron en la primaria cambiemita, donde dirigentes de la UCR se enfrentaron en listas opuestas y lo mismo sucedió en el PRO.

Carrió se involucró rápidamente en la interna de sus ex correligionarios, tomó partido por Negri y denostó a Nosiglia-Lousteau. También definió la postura que adoptará la CC en la elección del presidente del interbloque en diputados, donde vetó la candidatura del macrista Ritondo. Con lo que alimentó el fuego al interior de la coalición opositora.

En el juego de halcones y palomas, Ritondo también resistió la embestida de Bullrich para imponer a su ladero Gerardo Millman al frente del bloque PRO. El ex ministro de Seguridad bonaerense seguiría al frente de la bancada macrista, donde logró mantener a varios díscolos dentro del propio redil partidario aunque no consiguió alinear todos ellos ni a sus aliados extrapartidarios. Monzó junto a Stolbizer tendrán un bloque de 4 diputados y López Murphy su monobloque.

Pero el veto de Carrió conspira contra las aspiraciones de Ritondo de presidir el interbloque. Allí vuelven a mezclarse los bandos y desaparecen las fidelidades partidarias: Si los radicales disidentes no alcanzan su objetivo de presidir el interbloque y rompen con la UCR tendrían una fuerza propia casi similar a la CC de su ahora enemiga Carrió dentro de la Cámara baja y podrían respaldar a Ritondo para presidir JpC como una manera de confrontarla y cerrarle el paso a Negri. En tanto, los macristas disidentes y los aliados extrapartidarias podrían respaldar a Negri en la pelea.

 

Nada está cerrado en la confrontación por presidir el interbloque y la decisión podría extenderse hasta después del 7 de diciembre, el día de la sesión preparatoria de la Cámara baja. Y el plazo no debería ir mas allá de mediados de diciembre, antes de la primera sesión prevista por la prorroga de las sesiones ordinarias.       

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