Falta de consensos, tironeos y limitaciones políticas detrás de la vacante de la Procuración

Falta de consensos, tironeos y limitaciones políticas detrás de la vacante de la Procuración

Se están por cumplir 3 años de la vacante que dejó Gils Carbó. Ni el macrismo ni ahora el peronismo, con Rafecas, lograron conseguir que los pliegos pasan el Senado.

Apunto de que se cumplan tres años de que el puesto quedó vacante, la sucesión por la titularidad de la Procuración General de la Nación volvió al centro de la escena política. Lo hizo, una vez más, dejando al descubierto las inconsistencias de un sistema político que en este período, que se abrió desde la renuncia de Alejandra Gils Carbó -el 30 de octubre de 2017- pasó por dos gestiones que no lograron avanzar con los pliegos de sus candidatos en el Senado de la Nación. Primero fue el de la presidenta del Tribunal Superior de Justicia de la ciudad de Buenos Aires, Inés Weinberg de Roca, propuesta por el macrismo, y ahora el del juez federal de Comodoro Py, Daniel Rafecas. Elegido por Alberto Fernández en diciembre pasado para ocupar la jefatura de fiscales, Rafecas no logra los votos de los dos tercios de la Cámara Alta, es decir la mayoría especial que se necesita, por el momento, para acceder al cargo. El magistrado, de larga trayectoria judicial y académica, ya dijo, y reiteró, que no tiene interés en llegar al puesto con un cambio de mayoría, como pretende el oficialismo. El caso expone, de momento, también un fuerte fracaso del oficialismo, que no consigue los votos en un cargo clave para gran parte de lo que viene en materia judicial: la implementación del sistema acusatorio, que ya está en marcha, y otorga un rol preponderante a los fiscales en las investigaciones. Ante la imposibilidad de avanzar con el nombre de Rafecas, el partido gobernante también buscó avanzar contra el procurador interino, Eduardo Casal, para reemplazarlo por otro suplente, pero de momento tampoco logró su objetivo. 

Las limitaciones para acceder tanto a uno como otro objetivo son seguidos de cerca en distintas áreas de la justicia, donde lo interpretan como un mensaje de lo que puede pasar en un futuro con la ley de reforma judicial o con lo que informe el consejo consultivo creado por decreto presidencial. Un razonamiento extendido en tribunales es que, si desde el oficialismo no pudieron con el nombre de un candidato a procurador, que tiene un importante curriculum vitae, cómo van a poder con todo lo demás. Un desafío que no sólo incluye cintura política sino también un desembolso económico en un país con serios problemas en ese área. En medio del parate relacionado con el pliego de Rafecas, esta mañana la dirigente Elisa Carrió manifestó su apoyo al magistrado y pidió que se lo vote en el Senado. Carrió no tiene senadores propios en el interbloque y tampoco goza de una amplia simpatía en el radicalismo, que no tiene, al menos de momento, interés en dar sus votos a Rafecas. El origen del encono de gran parte del partido con el juez está en el caso de las coimas en el Senado, en tiempos de la Alianza. El caso fue instruido por Rafecas, quien mandó a juicio, entre otros, al ex presidente Fernando De la Rúa, que terminó absuelto tras el debate oral y público. 

Aunque el apoyo de Carrió al magistrado fue tildado de inesperado o sorpresivo, nada tiene de uno u otro. La líder de la Coalición Cívica había tenido un cambio rotundo en su posición con el juez a fines de 2017, cuando pidió por él en el organismo, donde antes ella misma lo había denunciado. Fue por posible mal desempeño en sus funciones por su decisión de cerrar la causa iniciada en 2015 por el fiscal Alberto Nisman contra CFK y otros entonces funcionarios nacionales, por el presunto encubrimiento del atentado a la AMIA. Entre uno y otro momento terció la decisión de Rafecas de desestimar una denuncia contra Carrió. La presentación era por enriquecimiento ilícito contra Carrió y tras la intervención de Rafecas, el denunciante terminó confesando que había cobrado 1.500 pesos por hacer la denuncia. Tras desestimar la presión, el juez ordenó que se iniciara una investigación sobre los dichos del denunciante. “Se demostró que la denuncia no responde a alertar a la autoridad acerca de un hecho ilícito, sino más bien a una maniobra presuntamente fraudulenta destinada a generar un estado de sospecha, en este caso, respecto de una funcionaria pública”, sostuvo Rafecas. Respetado académicamente y reconocido por sus trabajos sobre el holocausto, Rafecas no sólo es candidato a la Procuración. También fue elegido por Mauricio Macri como candidato a ocupar una vacante en la Cámara Nacional de Casación. Su nombre es hasta ahora el único que como titular baraja el Ejecutivo. Al menos públicamente. 

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