El científico sostiene que lo raro hubiera sido que Francisco no recibiera a Bonafini
Por Elisabetta Piqué
ROMA.- Es una situación histórica tener un papa argentino y deberíamos aprovecharla." Son palabras de Facundo Manes, prestigioso neurólogo y neurocientífico, quien en una entrevista con LA NACION intentó explicar qué les pasa a los argentinos con Francisco .
Manes conoció al arzobispo Bergoglio en 2009, cuando le entregó el Premio Juntos Educar. Viajó ahora por primera vez al Vaticano para participar del VI Congreso de Scholas Ocurrentes, que hoy cerrará el Papa. Más tarde, aseguró a LA NACION que le hubiera parecido raro que Francisco no recibiera a Hebe de Bonafini. Y al hablar de la tan trillada "grieta", consideró que puede superarse. Y se mostró convencido de que "el Papa puede funcionar como un punto común" .
-¿Como neurólogo y científico, puede explicar qué les pasa a los argentinos con el Papa?
-Los argentinos tenemos que entender que es algo histórico tener un papa argentino. Nunca pasó. Es algo que debería honrarnos. Gran parte de la población lo quiere a Francisco, lo que pasa es que en la Argentina hay divisiones de ideologías y lo que tenemos que buscar son puntos comunes. Olvidémonos del Papa, entre nosotros hay una división entre los que piensan A y los que piensan B. Y el futuro, como dice Francisco, es buscar lo mejor de cada grupo, buscar puntos comunes. Él puede funcionar como un punto común.
-Parte de la sociedad no digirió que haya recibido a Hebe de Bonafini...
-Porque en la Argentina estamos permanentemente como en una guardia de un hospital. El hospital tiene varias partes: tiene una guardia, donde se ven las emergencias, la coyuntura, pero además tiene un lugar de prevención, de investigación, para el futuro. Y un país es también así. No es sólo una guardia, la coyuntura, si alguien se sacó una foto con el Papa... Un país es largo plazo, políticas de Estado, integrarnos. Si uno está mucho en la guardia, en la coyuntura, interpreta estas situaciones con un sentido diferente a cuando uno lo ve a largo plazo. Que se reciban a las Madres de Plaza de Mayo y a las Abuelas, ¡siempre hay que recibirlas! Son mujeres que han pasado una cosa terrible. Además, nunca quisieron hacer justicia por sus medios. Me hubiera parecido raro que el Papa no recibiera a un emblema mundial, como son las Madres de Plaza de Mayo.
-Todos en la Argentina hablan de la grieta. ¿Se puede superar?
-Los argentinos muchas veces pensamos que nuestros problemas son únicos. Y no son únicos. En Estados Unidos yo viví una grieta entre republicanos y demócratas tan feroz como la que hay ahora entre los kirchneristas y los no kirchneristas. Pero a mí no me interesa hablar de la grieta, sino de las cosas que nos pueden sacar de la grieta, que es el futuro. Ahí debemos poner la energía. Es importante el corto plazo, pero es clave el largo plazo.
-¿Cómo evalúa los primeros meses de Macri? Bonafini pintó un cuadro espantoso y dijo que en cinco meses destruyeron lo hecho en 12 años...
-El kirchnerismo hizo cosas buenas y cosas malas. Yo me siento más identificado con Cambiemos. Inclusive, cuando tuve el honor de dirigir el equipo médico que operó a la ex presidenta, todos sabían que venía de otro sector político. Cambiemos debería tomar las cosas buenas que hicieron. Y los kirchneristas deberían ver que Cambiemos está haciendo cosas buenas y algunas cosas malas.
-¿Ve posible que se pueda superar esta división?
-Sí, a través de la educación, del conocimiento y un proyecto de país. El conocimiento y la educación no es sólo lo que aprendemos de historia o de geografía. Es cuidar el cerebro, el capital mental, para que pueda desarrollarse, combatiendo la pobreza no sólo con vivienda y alimento, sino con el contexto, mejor calidad educativa, empresarios que no sean prebendarios del Estado, una sociedad basada en el conocimiento. Eso nos puede unir. La Argentina debe volver a ser el foro intelectual, económico y educativo de América latina. Quisiera que la misma energía que ponemos en el pasado y en el presente, la pongamos en el futuro, para discutir cómo combatir la pobreza, cómo tener cerebros que puedan jugar el partido, porque hoy cuatro millones de argentinos menores de 17 años viven en contextos de pobreza. Tienen un impuesto mental, una hipoteca social. En eso tenemos que poner la energía, no en si el Papa se sacó una foto con tal persona.
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