Envases de plástico: una empresa familiar recupera residuos del mar y de los ríos y exporta el 40% de su producción

Envases de plástico: una empresa familiar recupera residuos del mar y de los ríos y exporta el 40% de su producción

Trabaja con énfasis en la sustentabilidad; fue ampliando rubros para crecer y llega a diez destinos.

Por: Gabriela Origlia.

Mar Plast, una empresa fabricante de envases plásticos con una planta de producción en San Martín (Buenos Aires) y otra en Uruguay produce unas 25 millones de unidades anuales, de las que exporta entre el 40% y el 45% a destinos en Latinoamérica, Estados Unidos, Rusia y China. Tiene 50 años de trayectoria y vende afuera desde comienzos de los ‘90. Aunque comenzó con envases para productos de limpieza, se reconvirtió y hace sustentables para cosmética, alimentos, medicinas y agro.

Mariano Muñoz, hijo del fundador Mariano Manuel Muñoz, es quien está a cargo de la empresa. Cuenta a LA NACION que la reconversión y diversificación fueron una “necesidad” para seguir creciendo. Sus exportaciones son directas e indirectas a través de sus clientes. Por ejemplo, proveen a grandes alimenticias que exportan y a una firma que cuenta con 90 plantas alrededor del mundo.

En la planta argentina emplean a 25 personas y en la de Uruguay, son 12. Las instalaciones están “altamente tecnificadas” porque, en caso contrario, Muñoz dice que no podrían exportar. “Nos matan los impuestos; exportamos a un dólar por el que nos quedan $80. Somos muy caros en el país, en general, por la alta carga impositiva”, describe.

Apunta que una de las estrategias que aplican es fraccionar los contenedores de exportación: “Por eso le podemos ganar a China, porque ellos envían contenedores enteros. Nosotros los armamos y completamos con diferentes pedidos”. También insiste en que las economías abiertas, como la de Uruguay, “no son un obstáculo; se puede ser competitivo”.

Repasó que, en 2005, la empresa llegó a exportar US$ 80.000 mensuales: “Hoy con más producción, más tecnología y clientes no alcanzamos esa cifra. La mochila de los impuestos es complicada”.

En 1995 la empresa estuvo a punto de caer, su mayor cliente era una empresa de cosmética que “desapareció” de un día para el otro y les dejó una deuda importante. Eso los llevó a renegociar con proveedores y a ampliar su cartera de clientes y de rubros que atendían. Estaban en proceso de recuperación cuando llegó la crisis de 1998 para la que, sostiene Muñoz, ya estaban “mejor preparados”.

La tecnología de última generación es una apuesta de la firma.

Fue la participación en una feria de Uruguay la que los terminó de decidir de que la empresa podía exportar. Ese fue, precisamente, el primer destino al que llegaron. Ahora sus productos están en más de una decena.

La escalada en las ventas -tanto afuera como en el mercado doméstico- se fundamentan en que producen envases “a la medida de cada empresa y con detalles muy puntuales”. La determinación de ser “cada vez más sustentables” es otro punto crucial, apunta Muñoz.

“Llevamos 15 años trabajando para mejorar en ese aspecto -agrega-. Sembramos árboles en Corrientes; en Uruguay cerramos un acuerdo con una papelera chica. Producimos envases con material elaborado con caña de azúcar y con resto de mar y ríos”.

Respecto de ese material, explica que se produce con “todo el residuo que flota”. Lo recolecta una cooperativa; es procesado y entregado en forma de pallets. También trabajan con pet reutilizado. “La sustentabilidad es el camino; es por donde hay que ir. No hay otro -subraya Muñoz-. El mundo exige eso y la Argentina es pionera en ley de envases; hasta el 50% debería ser reutilizable, no podemos seguir contaminando”.

Ratifica que el mercado externo es cada vez más exigente en materia de cuidado del medio ambiente. El otro factor que pesa, comenta, es el de prestar servicios. En ese sentido, la tecnología es una aliada que permite, por ejemplo, acompañar al cliente desde la idea primaria hasta el producto final con impresiones 3D. De manera permanente incorporan máquinas de última generación

Todas las instalaciones y procesos están adecuados a las normas alimentarias internacionales; cuentan con periféricos alemanes certificados bajo normas europeas para el uso en industrias alimenticias y farmacéuticas, con la ISO 9001:2008 y la Norma Mundial de Seguridad Alimentaria y con certificación de Naciones Unidas para elaborar envases aptos para el traslado de materiales peligrosos.

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