Entrevista al padre Ángel Rossi: “Ojalá, aunque suene ridículo o utópico, se pueda achicar esta grieta”

Entrevista al padre Ángel Rossi: “Ojalá, aunque suene ridículo o utópico, se pueda achicar esta grieta”

El nuevo arzobispo de Córdoba dice que asumirá en una realidad “política y social difícil”. Pero asegura que hay que pensar en “una salida”. Su relación con el papa Francisco y qué hará frente a la ley del aborto legal.

Por: Federico Giammaría.

El padre Ángel Sixto Rossi es el nuevo arzobispo de la arquidiócesis de Córdoba. La noticia se conoció el pasado sábado, y desde ese momento, la realidad de este cura cordobés, de 63 años, cambió por completo. Por ejemplo, estuvo todo el lunes por la mañana atendiendo a medios de prensa, que quería conocer su visión sobre el rol que ejercerá a partir del próximo 17 de diciembre.

La Voz dialogó con Rossi, el sucesor de Carlos Ñáñez, sobre la realidad actual, sobre todo desde una óptica política. “Ojalá, aunque suene ridículo o utópico, se pueda achicar esta grieta”, deseó el jesuita.

–¿Le cambió mucho la vida en estos dos días?

–Y sí, en perspectiva sí. Vamos a ver después en la realidad. Ciertamente es un chubasco interesante. Significativo.

–¿Cuándo se enteró formalmente de la designación?

–Hace una semana. Todo el mundo supone que uno lo va sabiendo y lo va charlando. Y no es así. El último en enterarse es uno. Te baja medio de “prepo”. A través del nuncio (monseñor Miroslaw Adamczyk) quien, en nombre del Papa, te designa. Por supuesto, dándote la libertad de por “sí” o por “no”. Para decir que “no” tendría que tener razones muy serias. Hemos pataleado lo que más hemos podido para zafar, pero acá estamos...

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–Cuando usted dice eso, por supuesto lo dice con cierta ironía. Pero, ¿realmente es una presión muy grande recibir el cargo?

–Sí. Uno siente... Le robo la expresión al cura Brochero, que decía: “Estos aperos no son para este lomo, para esta mula”. Uno tiene la sensación de algo que te supera, ¿se entiende? Siente mucho el propio límite. Junto con eso, uno siente la confianza y el cariño de la gente. En eso sería muy injusto si no reconociera que la gente, digamos, tiene cariño, confianza. Uno se apoya en eso. Y en Dios, por supuesto. Eso es lo que te sostiene. Y después, bueno, una fragilidad puesta en manos de la gente. Sí, hay una sensación de pequeñez.

–¿Cómo podría explicarle a alguien que no conoce a fondo, lo que significa que un jesuita llegue a ser arzobispo?

–No tiene nada de distinto. Uno es uno más. Con lo propio de los jesuitas. Pero no es más ni menos. Podría ser, como ha sido en otra época, franciscano, mercedario o sacerdote diocesano. No hay un plus. Ni hay algo distinto. El desafío es, desde este cargo, poder acompañar a la gente. A los curas, que son los que están desparramados en todas las zonas, trabajando. A los religiosos, a las religiosas, a los laicos... Todo ese mundo. El Papa usa mucho la expresión “cercanía”. Estar cerca de la gente. Y también la de “sinodalidad”, que viene de “Sinodo”, que significa “caminar con”. De alguna manera es eso. Cuando funcionamos bien, Dios quiera. Los obispos no somos amos, no somos príncipes. El Papa dice que somos servidores. Así como él insiste mucho en no creérsela y en no agrandarse mal. Es un puesto de servicio.

El jesuita Ángel Rossi es el nuevo arzobispo de la arquidiócesis de Córdoba foto Pedro Castillo

–Usted dijo: “No se puede servir al prójimo si no se lo escucha”. ¿Le ve una dimensión política a la frase cuando la pronuncia?

–Cada uno en su ámbito tendrá que escuchar. Es esencial. No se puede servir sin escuchar. La escucha es el primer paso del servicio. Si no escuchás, no vas a saber qué está necesitando el otro y le terminás imponiendo lo que vos suponés. Que no siempre coincide con la realidad. Sea desde la Iglesia, desde la política o desde los medios de comunicación. Cuando Salomón hereda el reinado de David, ahí dice que la gracia que pidió a Dios era la de saber escuchar al pueblo. En vez de pedir más poder, o ser más fuerte que su padre, que fue un rey muy querido. No es solo oír, sino escuchar significativamente.

–¿Qué piensa de la realidad política argentina hoy?

–La realidad política y social está difícil. Tendría que ser un ingenuo para decir que la cosa está fácil. Pero, por otro lado, hay que renovar la esperanza. Cada uno tendrá que poner un poquito de su parte. Hay que pensar que hay salida. A veces, no sé bien cómo ni cuándo, pero si pensáramos que no hay salida hasta este diálogo sería inútil. Hay que imaginarlo, y cada uno tendrá que ver por dónde se puede aportar lo que se pueda. Ojalá, aunque suene hoy ridículo o utópico, se pueda achicar esta grieta. Suena imposible, pero yo creo que no. Lo que nos une es la gente, el pueblo. La necesidad de la gente y la riqueza del corazón. Porque así como vemos tanta miseria, miseria humana, también hay riqueza humana hermosísima en el pueblo. De solidaridad, de cariño, de cuidar a los más débiles, de cuidar a las familias. Contrastando con todo lo fulero. Uno podría hacer una lista mucho más numerosa de cosas lindas que están en el corazón de la gente. Desde ahí tendremos que ir saliendo, si nos animamos. Dios dirá. Ojalá siempre sumemos y no dividiendo o compitiendo.

Su rol como arzobispo

–¿Qué tipo de arzobispo será usted? En Córdoba y esta situación.

–Si querés te contesto en 10 años... jaja. No lo sé.

–¿Pero cómo se imagina?

–Trataré de hacer lo que he tratado de hacer como cura: acompañar, consolar, estar cerca de la gente. Comenzando por los curas, con quien uno colabora. Y con el pueblo de Dios. Espero ser útil en el sentido de consolar, de animar... Dar ánimo, dar vida. ¡Animar! No ser un testigo aislado, sino alguien que abraza la realidad y abraza sobre todo a los afligidos. Insisto: es fácil decirlo, pero vamos a ver si después los hechos coinciden.

–Su cargo ha tenido mucha relación con el poder político y económico en Córdoba. Los arzobispos han sido siempre muy consultados. ¿Ahí también se necesita escuchar a todos los sectores? ¿Usted está abierto a eso?

–Sí. Uno está abierto a todo lo que ayude a la gente. Sin tener que tomar partido, ni que te sumen mal. Si ponemos la mirada en la gente y aunamos fuerzas, ojalá podamos hacer algo. En ese sentido, uno está en diálogo con todos los ámbitos políticos, sociales, de los medios. Porque de esto solos no salimos. De estos naufragios hay que salir todos juntos. Esperemos que sea así. No me voy a dedicar a la política, pero ojalá pueda dialogar con todos los sectores. También con las otras religiones. En eso, gracias a Dios en Córdoba hay un vínculo muy lindo que es el Comipaz. Y con la gente que no tiene religión, pero tiene buena voluntad. Espero que en eso estemos unidos sin perder la propia identidad.

Ángel Rossi, el domingo, junto al intendente Martín Llaryora. (La Voz)

–¿Lo llamó Schiaretti. ¿Habló personalmente con el gobernador?

–No. Mandó una nota, que agradezco. Todavía no he tenido contacto personal. También del obispo Ñáñez quiero remarcar la delicadeza. El paso de la posta ha sido muy paternal. A veces, uno imagina como si fuera antagónico. En absoluto. Al contrario.

–¿Por qué antagónico?

–Algunos lo piensan, yo no, como si uno viniera con otra propuesta. Al contrario. Uno viene a continuar un camino. La verdad es que en eso lo he sentido (a Ñáñez) muy padre, muy amigo, muy dedicado en el pasarme la posta.

Bergoglio: “Lo siento como un padre”

–¿Cómo definiría su relación con el papa Francisco?

–De cercanía, de cariño. Diría que es una especie de amistad y, sobre todo, de filiación. Uno lo siente muy padre. Cuando uno entró a la vida religiosa, él era el jefe de los jesuitas. Después fue formador nuestro en el seminario y después, como cura, he trabajado junto con él en la Iglesia del Salvador, en Buenos Aires. Siempre digo que si en mi ministerio, o en esta función, lograra, entre comillas, el 10 por ciento de su misericordia para con los demás, y de su caridad hecha gesto, me daría por satisfecho. En esos dos aspectos ciertamente ha sido para mí un testimonio muy, muy fuerte. De capacidad de misericordia para con los frágiles. Y de caridad, no de palabra sino de gesto concretísimos. Ojalá en eso sea yo buen alumno.

–¿Tiene un diálogo fluido con él? ¿Hablan seguido?

–No, seguido no. Pero alguna vez. Él en esto es muy fiel en llamar para los cumpleaños, por ejemplo. No solo a mí. Es de una delicadeza muy grande. Alguien puede imaginar que cada semana uno habla con él, y no es así. En absoluto.

–Porque dicen que siempre está muy preocupado por el país, por las provincias. Siempre atento a lo que pasa.

–Es un hombre de una capacidad de atención a todo. Es un hombre de gobierno y de capacidad de atender situaciones muy fuerte. Comenzando por lo propio. Pero hoy en día algunos imaginan que está dedicado solo a lo nuestro, ¡y hay un mundo tremendo!

Náñez celebró la designación de Ángel Rossi como nuevo arzobispo de la arquidiócesis de Córdoba

–Que está preocupado por el día a día de la política, por ejemplo.

–Sí, y del mundo, y de la violencia, y de mil cosas. Y de nosotros también. Pero no es que está dedicado full time a nosotros como algunos sospechan, o pretenden. Somos uno más. Uno particular porque es de nuestra sangre. Pero uno no lo imagina dedicado a nosotros solamente.

El papa Francisco es una gran influencia para el arzobispo Ángel Rossi (AP)Aborto: “Seguiré apostando a la vida empecinadamente”

–¿Qué piensa hacer con la ley del aborto legal? ¿Piensa tomar alguna posición más combativa desde su nuevo cargo?

–En eso, seguiré apostando a la vida. Por supuesto respeto otras posiciones. Pero ciertamente, en el tema de la vida no hay puntos medios. Seguiré apostando a la vida empecinadamente. Hay otros temas en los que puede uno buscar puntos comunes; pero frente a la vida no. Por supuesto respetando otras posiciones, o a los que piensan lo contrario. Además, el aborto no es un tema religioso. Se parte de la trampa, a veces, de hacernos creer que es una postura de la Iglesia. No. Es un tema humano. Seguiré, no imponiendo ni eso, pero sí claramente apostando a la vida. No solo a esa vida. A la vida de los abuelitos, a la de la gente que quedó sola. A veces estamos pensando en esa forma de vida y descuidamos otras. Defender la vida en todas sus formas. Desde el comienzo hasta el final.

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