Emocionados retornaron los pergaminenses de la JMJ

Emocionados retornaron los pergaminenses de la JMJ
Del 23 al 28 de julio se llevó a cabo en Brasil la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) católica. Allí feligreses de distintas partes del mundo renovaron su fe en este encuentro que logró reunir a más de tres millones de jóvenes, anonadados por el carisma de Francisco.

A mediados de esta semana retornaron a casa los más de 20 pergaminenses que participaron de la Jornada Mundial de la Juventud Católica que se llevó a cabo en Río de Janeiro, Brasil.

“Hagan lío, jueguen para adelante, vayan al frente”, son algunas de las frases del Papa Francisco que quedaron grabadas en las mentes y corazones de los jóvenes vecinos que regresaron a nuestra ciudad, efervescentes de emoción y alegría.

Con mucho por contar y con lindos recuerdos, dialogaron ayer con LA OPINION y coincidieron todos en que se trató de la experiencia “más inolvidable” que vivieron. “Dios me sorprendió”, expresó el padre Mariano Díaz, de la Parroquia Nuestra Señora del Luján. A continuación explicó que lo que le causó tal sensación fue Dios, “a través de las palabras del Papa, que respondió a las vivencias de cada día de la Jornada”.

Como todo viaje, el de estos jóvenes tuvo sus vicisitudes que ellos interpretan desde la luz de la fe: “El que salgamos de nuestras comunidades, el poner sólo nuestra confianza en Dios fueron algunos de los mensajes de Francisco que cumplimos ya que algunas cosas no se dieron de acuerdo a lo pautado. Nosotros pensábamos que íbamos a estar alojados en Copacabana pero no fue así, nos trasladaron al norte de Río de Janeiro, en Foz do Iguaçu, en un pueblo muy humilde, precisamente en la parroquia de ese lugar dedicada a San Miguel”. Es decir que se sintieron, desde el error humano, mandados hacia ese lugar por Dios.

Encuentro

Una de las experiencias más memorables para los argentinos fue la convocatoria particular que les realizó el Papa en la Catedral de Río de Janeiro. “Francisco tuvo la necesidad de reencontrarse con su pueblo, con los argentinos. Allí nos expresó que ‘la fe se vive entera’ y nos encargó que cuidemos a los viejos y los jóvenes; a los adultos mayores les pidió que se hagan oír y a los jóvenes les pidió que luchen por sus valores, por sus derechos y que no dejen que les roben las esperanzas.

“Notamos que nos pidió que rompamos con las estructuras que nos encierran y que salgamos a la calle a dar a conocer la Iglesia que Jesús fundó”, recordó el padre.

Grabada a fuego

Agueda Barreiro fue una de las jóvenes que participó de la JMJ. “‘La fe no se licúa’, esa es una de las frases que más me llegó de Francisco. Fue una experiencia muy emocionante. Cuando hablamos antes de partir dije que me iba a dejar sorprender y realmente fue así. Cada día, en un detalle mínimo, Dios estuvo presente y nos permitió mirar a los demás desde su mirada sencilla y humilde, esto nos permitió también interpretar el mensaje que el Padre tenía para cada día”, expresó.

Hacer lío

Francisco les dejó a los jóvenes “tarea para el hogar”, es decir misiones que deben cumplirse en los pueblos de origen de cada uno. El Papa incitó a “hacer lío”, que los jóvenes pergaminenses interpretaron como trabajar, cada uno desde su lugar. “Debemos ser los transmisores de la fe, del amor de Cristo. Transmitir la experiencia que nosotros vivimos, movilizarnos y llevar adelante ideas y propuestas que reflejen a un Dios vivo. En uno de los mensajes que el Papa nos dio dejó en claro su intención de que los jóvenes nos movilicemos para que los hermanos puedan conocer y sentir a Cristo”, indicó Javier Baroni.

Solidaridad

Haciendo eco de su experiencia, Marina Fernández, otra de las peregrinas pergaminenses señaló: “Fue emocionante ver que millones de personas compartíamos la misma fe y la misma creencia. Realmente vi a Cristo en cada uno de los voluntarios, aquellas personas que nos acompañaron, que nos asistieron, incluso una voluntaria que nos invitó a dormir en su casa. Toda mi experiencia, la de la solidaridad y la caridad, la transmití a mis familiares y a las personas que tengo a mi alrededor para que ellos puedan vivir un poquito de la felicidad que nosotros tenemos”.

Por su parte Jorgelina Gambarini relató: “Muchas veces tenemos preocupaciones y nos quejamos de lo que nos pasa. En Brasil pudimos advertir cómo las personas más necesitadas, pobres de materiales son ricas en espiritualidad, en solidaridad y en alegría. Y esto es lo que nos pide Francisco para vivir nuestra fe”.

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