En el marco de la 170 Reunión de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina, el pasado 18 de marzo, los obispos argentinos marcaron una serie de cuestiones y prioridades, relacionadas con el normal desenvolvimiento de los actos eleccionarios a lo largo y ancho del país, e insistieron con la necesidad de evitar todo tipo de violencia, especialmente en la escalada verbal de las desacreditaciones, y reflexionaron sobre el rol de los ciudadanos.
"No hemos de reducir el ejercicio democrático sólo a la cuestión electoral cada dos años, sino asumir cada día la necesaria participación ciudadana"
Los obispos argentinos reunidos en Pilar, saben, por un lado, del momento verdaderamente histórico que vive la patria, y saben también, de la expectativa que generan con cada documento y con cada conclusión. La iglesia de origen del Papa Francisco, la voz de los hombres que han compartido debates, discusiones, retiros, documentos, con el Sumo Pontífice, es hoy un foco de atención de la prensa nacional e internacional.
Es fundamental que los obispos nos hablen desde este documento de lo que significa este tiempo de elecciones. Pero también es preciso entender que la maduración política de un pueblo, se ve puesta de relieve cuando se toman las contiendas electorales como una "alternativa normal de la vida democrática"
Los políticos hoy muestran en sus discursos las falencias y miserias ajenas antes que las ideas propias. Los obispos son duros y claros: Exigen que "ofrezcan sus propuestas"
Los hechos que vive hoy el país son impactantes y preocupantes: El caso Nisman; el rol del gobierno, la oposición y las anteriores gestiones sobre las investigaciones de los atentados a la embajada israelí y la mutual AMIA, las especulaciones de todo tipo, el intento maquiavélico de muchos de llevar agua a sus propios molinos, las acusaciones cruzadas despiadadas sobre incapacidad de gestión o corrupción, la falta de decoro por las investiduras, no solo presidencial, las presiones, las disputas entre los tres poderes del Estado. Estos y otros hechos merecen de una reflexión y análisis profundos.
En ese marco, los obispos quieren ir más allá, y son inflexibles en la necesidad de volver a una senda civilizada de diálogo. Nuevamente piden "respeto y cordialidad. No pedimos imposibles", dicen, con profundo amor de padres, pacientes y comprensivos.
En otro pasaje del documento de los obispos argentinos de cara a las elecciones de este año 2015, reconocen problemas de gestión actuales y piden priorizar una solución consensuada: Advierten un "deficiente funcionamiento de las instituciones que produce un alto costo social"
Ante los personalismos, ante los discursos remanidos de "Yo, o el caos", los obispos reiteran: "Hay una diferencia sustantiva entre el Estado y el Gobierno. Y además, entre el Estado, los partidos y las personas" El mesianismo político nunca ha llegado a buen puerto...
Por otro lado, "invitan" a muchos sectores, detractores permanentes y absolutos de los cambios, logros, y decisiones de los últimos 12 años, y revisar su discurso: "Si queremos que los cambios de gobernantes no impliquen ignorar legítimos logros, debiéramos alcanzar un adecuado nivel de madurez cívica"
Piden además, un nivel de acuerdos que no se circunscriban a los tiempos electorales: Buscar "políticas de Estado que se desarrollen más allá de los cambios de gobierno"
La necesidad de abordar aquí y ahora los grandes temas de la patria, obliga a todos, desde la mirada de los obispos reunidos en Pilar, a priorizar como cuestiones de Estado y de urgente intervención, estos puntos: "La superación de la marginación y la pobreza extrema; la desnutrición infantil; la generación de fuentes de trabajo; el respeto de los derechos humanos y la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural; el fortalecimiento de una educación inclusiva y de calidad; la lucha contra el narcotráfico y la trata de personas; la disminución de la inflación que impide el crecimiento y erosiona gravemente los ingresos de los más pobres; la transparencia en la administración pública y la lucha contra toda forma de corrupción"
Lo público, lo partidario, y el trabajo en el Estado, también apareció en el documento. Algunos podrán analizar, achicando la mirada, que la palabra episcopal estuvo destinada solo al gobierno nacional, y en particular a "La Cámpora", el sector de jóvenes K muchas veces demonizado por la oposición, los medios, y hasta por algunos peronistas con reclamos generacionales, por su presencia estratégica en diversos sectores del Estado. Y en parte tienen razón.
Pero ejercitando la posibilidad de ampliar el análisis, Macri con los seguidores del PRO, el radicalismo en su momento con La Coordinadora, integrantes del Poder Judicial con sus parientes, todos y cada uno, han llevado a cabo lo que los obispos critican: "Que el acceso al Gobierno no implique la designación o contratación adicional de personal perteneciente a un partido o sector"
Cuando se ingresa al terreno de la economía, los obispos piden algo que, tal vez, algunos sectores no quieran profundizar.
"También en lo referido al endeudamiento externo, se necesita de acuerdos para una gestión exitosa y eficaz". Quizás algunos busquen afianzar un "desendeudamiento", antes que salir a pedir plata afuera. Y en esto, seguramente todos estarán de acuerdo en que siempre es mejor vivir "con lo nuestro" y de paso, honrar las deudas. Las deudas lógicas, no las usurarias...
Sobre el tramo final del documento, aparece un verdadero manual del "deber ser" de los pre candidatos argentinos:
"La elección de gobernantes, en los poderes ejecutivos y legislativos de todos los niveles, no debe ser el resultado del “marketing”
"Es más necesario ahora que nunca que los líderes políticos se distingan por su honestidad, integridad y compromiso con el bien común”
"Es indispensable que se organicen debates serios y a fondo, donde se puedan confrontar propuestas y proyectos. Es inaceptable evadir el debate de ideas y plataformas"
"Dialogar y escuchar al otro no es signo de debilidad, sino de grandeza"
Los obispos citan permanentemente a Francisco y la "Evangelii Gaudium" para ejemplificar los deseos y propuestas para la clase política y el país todo. Invitan a no polarizar todo solo en la elección presidencial, sino tomar conciencia del valor y darle el espacio adecuado a las elecciones provinciales y a la conformación de las cámaras, tanto en cada provincia, como en el congreso nacional. Y allí recuerdan a Bergoglio cuando escribe: “Convertirse en pueblo es todavía más, y requiere un proceso constante en el cual cada nueva generación se ve involucrada. Es un trabajo lento y arduo que exige querer integrarse y aprender a hacerlo hasta desarrollar una cultura del encuentro en una pluriforme armonía”
Dos preguntas aparecen y calan hondo en cada uno de nosotros, nos interpelan con dureza, y también abren otras opciones a las decisiones del actual gobierno en materia de relaciones internacionales, especialmente en América Latina:
¿Qué hemos hecho los argentinos con nuestro país?
¿Qué relaciones deseamos cultivar a nivel regional y latinoamericano en el contexto de la Patria Grande?
Ante el desinterés, la anomia, el desencanto, la irresponsabilidad de todos aquellos que por cuestiones superficiales, de no importarles las elecciones y la política, o más profundas, de no estar de acuerdo con el sistema democrático, y proponer otras formas alienantes para el hombre y la sociedad; los obispos no evaden el tema y exigen tomar conciencia de la importancia de los tiempos: "La responsabilidad es de todos. Nadie podría excusarse razonablemente de participar, según sus posibilidades, en el esfuerzo de seguir afianzando una mejor convivencia en nuestra Patria"
Ningún candidato, ningún sector político, ni uno de los pre candidatos presidenciales, ni quienes se postulan en provincias o municipios, ni siquiera los laicos, los ciudadanos, los jóvenes, los votantes.
Nadie ha quedado afuera de este profundo documento de los obispos argentinos. En un importante trabajo de puesta en común, de diálogo, de expresar realmente todos los matices de pensamiento que indiscutible mente existen en nuestra iglesia, y en nuestra sociedad, los obispos pudieron, sin ninguna duda acompañados por el Espíritu Santo, poner en palabras los deseos, la esperanza y los desafíos de todo un pueblo que camina hacia una de sus horas más trascendentes.
No entender el nivel estratégico, la bisagra, la importancia histórica de estas elecciones, sería el primer gesto de irresponsabilidad. Los obispos lo saben, y el pueblo al que guían, también...
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