Durante la pademia, al vino le fue mejor que a las gaseosas

Durante la pademia, al vino le fue mejor que a las gaseosas

La covid-19 impidió la recuperación del consumo de bebidas que terminará 2020 con las ventas más bajas en 15 años.

 

La elaboración de bebidas exhibió un aumento de 6,5% en los nueve meses del año, aunque esta suba obedece al crecimiento de 18,8% en la producción de vinos entre enero y septiembre, que contrasta con la merma de 2,3% en el segmento de bebidas gaseosas, cervezas y bebidas espirituosas, según un informe de IES Consultores. 

El consumo interno del total de bebidas en volúmenes (incluidos los licores) se contrajo 6,1% en el acumulado a septiembre, con un total de 39,6 millones de hectolitros (el mayor consumo de vino en estos meses contrastó con la caíd en gaseosas, cervezas y bebidas espirituosas). 

La covid-19 impidió la recuperación del consumo de bebidas que terminará 2020 con las ventas más bajas en 15 años. La pandemia impactó de manera profunda en el sector de bebidas, que opera en la actualidad con bajos niveles de venta en términos históricos y finalizará el 2020 con la séptima caída consecutiva en el consumo total de bebidas, con un volumen comercializado similar al de 2004. 

El escenario de derrumbe en la actividad económica y de fuerte pérdida de poder adquisitivo de las familias impactó con mayor severidad en el segmento de bebidas sin alcohol, que experimentó la mayor caída. Si bien los sectores cervecero y de bebidas espirituosas también caen en ventas, mantienen volúmenes aceptables en términos históricos, ya que la pandemia modificó algunos hábitos de consumo, con un mayor consumo dentro del hogar, pero que no compensan la merma de los canales tradicionales como bares y restaurantes, advierte la consultora en su reporte sobre la actividad de las bebidas. A pesar del contexto, empresas del sector anunciaron importantes planes de inversión para los próximos años. 

El segmento vitivinícola se diferencia del resto, al exhibir un notable repunte del consumo interno, que es acompañado por una fuerte expansión en las exportaciones en volúmenes, ya que el tipo de cambio competitivo impulsó la actividad exportadora en general, y permitió recuperar el mercado de líneas de vinos masivas. Esta tendencia se reforzaría por el anuncio del Gobierno en octubre de una suba de los reintegros a la exportación de vinos, espumantes y mostos.

Tras caer 16,6% entre 2015 y 2019, la elaboración de bebidas exhibió un aumento de 6,5% en los nueve meses del año, aunque esta suba obedece al crecimiento de 18,8% en la producción de vinos entre enero y septiembre, que contrasta con la merma de 2,3% en el segmento de bebidas gaseosas, cervezas y bebidas espirituosas, puntualiza el reporte al que accedió LA GACETA.COM.

El consumo interno del total de bebidas en volúmenes (incluidos los licores) se contrajo 6,1% en el acumulado a septiembre (tras cerrar 2019 con el menor volumen en 14 años), con un total de 39,6 millones de hectolitros (el mayor consumo de vino en estos meses contrastó con la caída en gaseosas, cervezas y bebidas espirituosas). La venta de bebidas sin alcohol cayó fuertemente en el acumulado a septiembre de este año, merma que afecta a todos los segmentos (gaseosas tradicionales, aguas, aguas saborizadas, jugos, etc). El consumo de bebidas no alcohólicas retrocedió 11,3% con respecto a 2019, al exhibir un volumen de ventas de 18,8 millones de hectolitros hasta septiembre, el menor nivel de consumo de bebidas gaseosas en este período desde 2003.

Por su parte, la expansión de la actividad vitivinícola se mostró a contramano del resto de la economía. El consumo interno de vino tuvo un aumento de 8% entre enero y septiembre de 2020 (tras aumentar 4,9% en 2019), al totalizar 7,04 millones de hectolitros vendidos en este período. En 2019 se registró el primer aumento del consumo en cuatro años, tras alcanzar el menor nivel histórico de consumo per cápita en 2018 (en 2019 trepó a 19,9 litros por habitante).

Las exportaciones de bebidas totalizaron u$s 703,1 millones en los primeros nueve meses de 2020, una caída de 3,6% con respecto a igual periodo de 2019. Tras la devaluación, se volvieron a exportar líneas de vinos masivas de menor valor (ahora competitivos) que reducen el precio medio, ya que en cantidades, los despachos totales de bebidas crecieron 22,5% al totalizar 438 millones de litros. 

En el acumulado a septiembre de 2020, se importaron bebidas por u$s 58 millones, una baja anual del 3,2% (tras caer 37,8% en 2019), mientras que en volúmenes aumentaron 33,3% con 49,4 millones de litros (tras caer 40,6% en 2019). 

Respecto de los destinos de las exportaciones en valores de la industria vitivinícola entre enero y septiembre de 2020 se concentraron en los Estados Unidos (30,7%), en el Reino Unido (16,7%), en Canadá (9,3%), en Brasil (7,6%), y en Países Bajos (4,1%), países que concentraron, conjuntamente, el 68,4% de los valores de las ventas en este período. 

Según Alejandro Ovando, director de IES Consultores, “las perspectivas para el sector de bebidas son nuevamente desalentadoras para lo que resta de 2020, con excepción del segmento vitivinícola”.

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