Fin de año llegó con algunos aumentos. Luego de la estricta cuarentena que atravesaron varios sectores durante los primeros meses del año debido a la pandemia de coronavirus, diciembre arrancó con efectos económicos desventajosos para la economía hogareña. En ese sentido, la carne subió un 30% en San Juan. Sin embargo, aseguran que el precio no tiene techo y esperan que en los primeros días de enero haya otra estampida.

El profesional señaló que en su ambiente ya lo predecían desde julio y agosto porque el precio del ternero, que es más caro que el novillo, empezó a elevarse y generó una marcada diferencia.  

El hombre contó que vienen sobrellevando las ventas semana a semana, aunque el precio permanentemente fue en aumento. Esta situación hizo que, en relación con diciembre del año pasado, el consumo de carne cayera un 50% en la provincia.

Parra comentó que si bien la gente eligió otros tipos de carne más económica como suele ser el pollo y el cerdo, ese vuelco entre los consumidores no compensó la caída que mostró la carne roja. Sobre ese punto, el referente sanjuanino aseguró que lo que influyó en el consumo fue “la situación económica” más allá de la pandemia propiamente dicha.

“Mientras más sube la carne el consumo se reduce en kilos. Hay muchos que hoy sigue comprando la misma cantidad en dinero que el año pasado, pero cada vez llevan menos”, señaló.

El experto puso el ejemplo de un cliente que compraba a esta misma altura del año $200 de molida especial podía llevarse 800 gramos, pero actualmente con ese dinero no llega ni al medio kilo, de acuerdo a su relevamiento.

En ese contexto, Parra avizoró un panorama complicado. Mencionó que para los primeros días del 2021 la carne podría subir otro porcentaje más. Si bien, hay tres aumentos estacionales a lo largo del año y uno justamente ocurre en los primeros meses, aseguró que impactará mucho en el bolsillo de los sanjuaninos.

“Tenemos un aumento desmedido en el precio de la carne y por el momento no tenemos techo. No sabemos qué va a pasar más adelante”, recalcó.  

Parra insistió con otro ejemplo típico de la vida cotidiana y  puso a consideración el corte de blanda especial. Barajó que a inicios del próximo año es probable que el kilo trepe a los $1.000, aunque comentó que algunos negocios ya la están vendiendo sobre los $700 a $800.

“En relación con la devaluación del peso y la suba de los otros insumos, la carne no se ha puesto a la par por eso son los aumentos repentinos y bruscos. El mayor condicionante es la imposibilidad de mover el dinero”, expresó.

Qué pasó, según él

El referente cárnico explicó que, por lo general, los productores venden la hacienda durante el año y adquirían dólares o divisas para poder paliar la situación económica. Al año siguiente, compraban la invernada o terneros. Junto con eso, también se suministraban de los insumos, pero actualmente explicó que “hay una imposibilidad de mantener ese circuito económico y tuvieron que salir a comprar terneros”. Parra indicó que muchos hicieron esto y por eso se generó el faltante y la posterior suba en el precio.

“La carne está escaseando y no tenemos la misma cantidad de hace dos meses”, relató. Sobre eso, Parra concluyó que se debe a que algunos productores no la están vendiendo o se están quedando sin hacienda.