El diálogo interreligioso: Necesidad y principios

El diálogo interreligioso: Necesidad y principios

Muchos seres humanos han comenzado a reconocer otro papel de la religión, como un poderoso medio para lograr la paz y la reconciliación

Desgraciadamente la historia ha sido testigo de muchos actos violentos llevados a cabo en nombre de la religión. Sin embargo, muchos seres humanos han comenzado a reconocer otro papel de la religión, como un poderoso medio para lograr la paz y la reconciliación. Consecuentemente, el número de estudios sobre el «diálogo interreligioso» está creciendo de manera prometedora.

El diálogo interreligioso ha sido un tema muy controvertido y ha habido muchas discusiones al respecto: sobre su necesidad, su justificación y sus logros (Kurucan, 2006). Estas cuestiones han puesto de manifiesto que las personas no son conscientes del verdadero significado del diálogo interreligioso.

Perelman y Olbrechts-Tyteca (1969) explican el diálogo de la siguiente manera: «...no se supone que es un debate... sino más bien una pregunta a través de la cual los interlocutores buscan sinceramente y sin prejuicios la mejor solución a un controvertido problema»(1969, pág. 37). Con relación a esta descripción, Gülen (2000) describe el diálogo interreligioso como «...buscar para darse cuenta de la unicidad de la religión, de la unidad básica y de la universalidad de la creencia. La religión abarca todas las creencias y razas bajo la fraternidad, y exalta el amor, el respeto, la tolerancia, el perdón, la misericordia, los derechos humanos, la paz, la fraternidad y la libertad a través de sus Profetas» (Editorial La Fuente, septiembre de 2005). Estas descripciones nos llevan a otra pregunta: ¿Cuán útil y beneficioso puede ser el diálogo interreligioso para la solución de problemas?

El diálogo interreligioso no pretende cambiar las ideas de la gente acerca de sus religiones o creencias, sino que trata de encontrar un terreno común entre las religiones, centrarse en las comunidades y, a través del énfasis en la armonía y la paz, quiere encontrar soluciones a muchos de nuestros problemas comunes. De hecho, una de las razones para el diálogo interreligioso es «proporcionar un ambiente de libertad» (Kurucan, 2006, pág.17).

Otro autor importante del diálogo interreligioso fue Seyyed Hossein Nasr, profesor de estudios islámicos en la Universidad George Washington. Cuando visitó El Vaticano en 1977 como miembro de una delegación, Nasr destacó cinco áreas que el Cristianismo y el Islam pueden trabajar juntos para hacer un mundo mejor. Estas cinco áreas son «los peligros de la tecnocracia moderna y la destrucción ecológica, las crisis energéticas, los problemas de la juventud y la decadencia de la moral y de la fe» (Kot, 2009). Además, el reverendo Allman afirma: «La capacidad de discutir nuestras diferencias religiosas y culturales es algo más que una mera "actividad extra-curricular", es una habilidad vital para los participantes en la democracia, en especial en una sociedad democrática como la nuestra, llena de gente con profundas y complejas diferencias» (The Network, 1999).

Estas declaraciones muestran la importancia del diálogo interreligioso para la mejora de la humanidad y de la buena voluntad de las sociedades. Pinto (2003) resalta el papel del diálogo interreligioso en la sociedad actual como «...un hecho inevitable de nuestro ser-con-otras-religiones».

En relación con esto, Swidler et al. (2007) afirma que «En el pasado, en la era de la divergencia, podíamos vivir aislados unos de otros, pudiéndonos ignorar mutuamente. Ahora, en la edad de la convergencia, estamos obligados a vivir en un mismo mundo. Vivimos en un mundo cada vez más globalizado».

Hoy en día, las causas más comunes que promueven el conflicto entre religiones o entre personas de diferentes religiones tienen que ver con la falta de entendimiento entre las ideas o creencias del otro (Baum 2011). Los encuentros de diálogo interreligioso, los debates y conferencias, ayudan a superar estos conceptos erróneos y la falta de familiaridad desaparece. El resultado de estos diálogos puede ser grandioso. Como afirma Smock, «...cuando dos o más religiones se unen para explorar o promover la posibilidad de la paz, los efectos pueden ser especialmente potentes»(VIII).

Los beneficios del diálogo interreligioso son evidentes, pero no es un trabajo fácil. Una vez más, Smock (2002) pone de relieve que «el diálogo interreligioso es una tarea difícil y a menudo dolorosa» (VIII). Hay algunos requisitos previos para que el diálogo interreligioso tenga éxito. Swidler (2003) los clasifica como: « 1) Estar abiertos a aprender de otros. 2) El conocimiento de la propia tradición. 3) Un compañero de diálogo de disposición similar y bien informado acerca de la otra tradición» (pág. 12).

La importancia de cada requisito previo se explicará detalladamente a continuación.

Ingredientes para que un encuentro de diálogo interreligioso tenga éxito

1) El componente más importante del diálogo interreligioso es recordar el verdadero sentido del diálogo. Es una discusión de doble sentido que requiere respeto y comprensión. Este componente puede parecer muy sencillo de comprender, pero es muy fácil de olvidar. Swidler (2007) afirma que: «Si se mantiene este objetivo básico y se actúa con imaginación, la creatividad, continuarán el diálogo fructífero y una transformación creciente de la vida de cada participante y la de sus comunidades»(pág. 19). Así que, para obtener los mejores resultados en cada diálogo interreligioso, no debe olvidarse el verdadero sentido del diálogo. El diálogo ha de explicarse como«…una cuestión en la que los interlocutores buscan sinceramente y sin prejuicios la mejor solución a un problema controvertido» (Perelman y Olbrechts- Tyteca, 1969, pág. 37).

2) En estas reuniones, los participantes deben ser conscientes del hecho de que todos los miembros son de diferentes orígenes religiosos y culturales, por lo que el diálogo interreligioso se basa en la comprensión y el respeto mutuo. En el diálogo interreligioso, ninguno de los participantes debe tratar de desacreditar o cuestionar el sistema de creencias del resto.

3) Smock (2002) escribe que para determinar el éxito de un diálogo se ha de indicar el objeto de la reunión de manera clara y la elección de los participantes. El propósito de la reunión debe ser decidido por los participantes antes de las reuniones, quedando claro y detallado.

4) Al describir cómo iniciar el diálogo, Bohme et al. (1991) afirman que la interrupción es una parte importante del diálogo. Escuchar a los demás participantes es una fase obligatoria del proceso. Durante estas reuniones, todos los participantes deben estar libres de prejuicios y abiertos a la comprensión y al reconocimiento de nuevas perspectivas. Los encuentros de diálogo interreligioso son una buena manera de aprender acerca de las diferentes religiones y de los diferentes pensamientos.

5) No se debe olvidar que, en estos encuentros, nos reunimos como personas, no como sistemas de creencias, y que nos proporcionan una oportunidad increíble para aprender, discutir y entender a otras religiones. «... El diálogo entre las religiones y las tradiciones del mundo debería conducir a un conocimiento y a una mejor comprensión recíproca y al intercambio de los valores mutuos como un enriquecimiento de la propia fe y de la fe de los demás» (Cosijns y Braybrooke, 2008, 55-56). Sin embargo, un problema o error cometido en estos encuentros no debe ser utilizado para generalizar acerca de un sistema concreto de creencias. Kurucan (2006) afirma que cuando hablamos de diálogo interreligioso, «Nos referimos al diálogo entre las personas de diferentes religiones» (17). Así que las gentes, en estas reuniones, no deben ser vistas como categorías, ni como únicos representantes de sus religiones, sino que deben ser vistas como personas individuales, con sus virtudes y sus defectos, lo mismo que todos nosotros.

6) El diálogo interreligioso tiene como objetivo encontrar soluciones a los problemas del mundo y de las demás personas, centrándose en las similitudes entre los sistemas de creencias y no en las diferencias ni en cuestiones controvertidas.

7) Smock (2002) afirma que un solo encuentro de diálogo interreligioso no puede ser muy útil, por lo que deben haber algunas sesiones de seguimiento para poder advertir los beneficios de tales encuentros.

8) Además, es una buena oportunidad para aprender acerca de las prácticas religiosas de los demás participantes, ver las diferencias entre sus respectivas comprensiones, y tener mucho cuidado con estas diferencias durante el proceso de diálogo. Crowley (2006) afirma que la determinación de la estasis —de las partes en las que las ideas de los participantes difieren— es una parte importante de la discusión pública. En el diálogo interreligioso, es importante ser conscientes de la estasis, a fin de no ofender a los demás participantes.

9) No hay exclusivas ni sincretismo. Abu-Nimer et al. (2007) afirman que, en los diálogos interreligiosos, ninguna religión debe ser excluida. Esto sería una gran desventaja para el éxito del diálogo interreligioso. Abu-Nimer et al. (2007) también destacan que tratar de sincronizar todas las religiones en una sola puede ser tan peligroso como excluyente. Como se dijo anteriormente, es muy importante aceptar todas las religiones y a las personas religiosas dentro de su propio sistema de creencias.

10) El diálogo sólo puede plantearse en términos de igualdad. Si un grupo religioso ve a otro grupo inferior o incluso superior, el diálogo no podrá establecerse, pues ello no permite el intercambio ni el entendimiento entre los grupos, que es el objetivo principal de cualquier diálogo interreligioso.

El diálogo interreligioso es un asunto importante en el mundo globalizado. Personas de diferentes religiones conviven en este mundo interconectado enfrentándose actualmente a una gran cantidad de problemas. Estos grupos interreligiosos son cruciales para un mundo en el que «todos los días, casi 16.000 niños mueren por causas relacionadas con el hambre. Eso significa un niño cada cinco segundos»(www.bread.org). El papel del diálogo interreligioso en la solución de estos problemas no puede ser subestimado. Smock (2002) señala que «mientras que la religión pueda y deba contribuir a resolver los conflictos violentos, puede ser un poderoso factor en lucha por la paz y la reconciliación». (pág. VIII).

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