Los delirios de Macron sobre el Islam

Los delirios de Macron sobre el Islam

 El principal objetivo del proyecto de Macron es reducir al mínimo posible la presencia de la forma de vida musulmana en el ámbito público, en línea con la estructura secular y las normas europeas.

Recientemente, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, se ha convertido en uno de los defensores más calurosos del proyecto del “islam de Francia”, en un intento por materializar el aún más ambicioso proyecto del “islam de Europa”, aparte de su intento por recuperar los votos que se han ido a la extrema derecha antes de las elecciones de 2022.

El viernes pasado, Macron anunció un controvertido plan contra el llamado "separatismo islamista" en el país. En un discurso, afirmó que el islam es una religión que está "experimentando una crisis en todo el mundo".

El objetivo del plan de Macron no es sino el de asimilar por completo a los musulmanes que viven en Francia mediante una operación teopolitica y psicológica cuyos efectos aparecerán a largo plazo. El plan pretende pasar de la fase propagandística del “islam fundamentalista/radical” e “islam político” a la fase del “islam separatista”.

Macron expresó su intención de crear el “islam de Francia” en febrero de 2018, poco después de haber sido elegido como presidente, en un intento por adelantarse al plan marco del “islam de Europa” y tomar la iniciativa. En este sentido, los atentados del 11 de septiembre de 2001 supusieron un punto de inflexión y un cambio de paradigma tras el final de la Guerra Fría, mediante el cual el islam se convirtió en el “nuevo enemigo de Occidente”. A partir de esta fecha, en algunos países europeos se produjeron atentados parecidos a los del 11-S que provocaron el auge de la extrema derecha y del discurso islamofóbico en Occidente.

El principal objetivo del proyecto de Macron es reducir al mínimo posible la presencia de la forma de vida musulmana en las aéreas públicas, limitándola única y exclusivamente a los ámbitos privados, en línea con la estructura secular y las normas europeas. Se trata de reformar y “domesticar” el islam para que cumpla con los requisitos modernos de las normas europeas, labor que se piensa llevar a cabo a través de individuos denominados como los “luteros del islam” y quienes no representan a los musulmanes.

La obsesión de Macron por crear un “islam intelectual” no es sino uno más de sus delirios, cuyas raíces se extienden hasta un contexto orientalista que sostiene que el “islam es una interpretación sin sentido de la cultura judeocristiana y una creencia de segunda clase creada para las sociedades primitivas que impide el desarrollo”.

Sin embargo, todos estos proyectos y planes contradicen la ley sobre la separación entre los asuntos del Estado y la Iglesia promulgada en 1905. Nadie habla de este hecho, pero supone otro ejemplo del doble estándar al que el islam y los musulmanes se enfrentan ante el principio del laicismo en Francia. En realidad, la mentalidad que alimenta la imaginación de Macron es aquella tan generalizada entre la sociedad europea que ve “sin sentido a todas las religiones, y al islam como la religión con menos sentido y más primitiva”.

En el ámbito interno de Francia, los “chalecos amarillos” siguen manifestándose y las cifras de la pandemia de la COVID-19 continúan siendo elevadas, mientras que el desempleo y el déficit presupuestario aumentan debido a la crisis financiera. Macron intenta camuflar todos estos problemas a través de una política exterior más activa.

Tampoco hay que olvidar que Francia tiene la mayor población musulmana de Europa, la mayoría de origen marroquí, argelino y tunecino. A pesar de esta realidad, Macron ha preferido optar por métodos y proyectos laicistas severos, incluso se podría decir que jacobinos. Esta actitud tiene el potencial de contribuir a la radicalización de algunos de los musulmanes.

Por otra parte, la reciente actitud un tanto histérica de Macron hacia Turquía, llena de acusaciones poco fundadas, da a entender como si Macron viera a Turquía como a un rival y hubiera asumido una misión especial en contra de ella.

Todo esto demuestra que Francia, y en general Europa, ha elegido adoptar una postura revisionista ante los musulmanes. Solo podemos esperar que Macron se dé cuenta, lo antes posible, de que esta postura no beneficia ni a Francia ni a Europa. Así mismo, los musulmanes y los países afectados deben analizar muy bien todos estos proyectos y planes y buscar la forma de redirigirlos hacia una dirección más positiva.

*El Dr. Ozcan Hidir es profesor de la Universidad Sabahattin Zaim, con sede en Estambul, y experto en campos como el hadiz, la relación entre la cultura judía y cristiana, la interacción interreligiosa e intercultural, el orientalismo-occidentalismo, la teopolítica, el antislamismo (racismo cultural o islamofobia) y el Islam y los musulmanes en Europa y Occidente.

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