Daniel Del Cerro: “La oración y la vida espiritual es fundamental sino no hubiésemos continuado”

Considerada, después de los hermanos vicentinos, la segunda institución más antigua de laicos en la Argentina, la Federación de Círculos Católicos de Obreros celebró, el último fin de semana, los 128 años de fundación gracias al esfuerzo de sus autoridades, de la gran familia que la integra y fortalecida en los pilares heredados de su fundador, el padre Federico Grote.

En declaraciones a Radio Grote, el Prof. Daniel del Cerro, Secretario de la Junta de Gobierno de la FCCO, conto detalles poco conocidos de cómo se fundó esta institución el 2 de febrero de 1892, la difícil tarea de llevar sus riendas a lo largo de los primeros dos años que tuvo como protagonista al laico Antonio Solari y el secreto para que esta misión se mantenga firme aunque pasen los años.

“Se logra cumpliendo las enseñanzas del fundador siempre. Sabemos que cuando surge la institución, nace como reflejo de la lectura del análisis de la profundización de la “Rerum Novarum”, aquella encíclica del Papa León XIII, a la que el Padre Grote responde con su reconocida frase: “Escuche la voz de Dios y nada fue capaz de detenerme”. Esa fue la primera encíclica social y la institución se fue renovando con el paso de los tiempos, la enseñanzas del Concilio Vaticano II y también todas las encíclicas sociales”, explicó Daniel del Cerro.

Recordó que, según los estudios rescatados de archivos, por aquellos años “se vivían momentos difíciles en nuestro país. En ese verano de 1892, el Padre Grote no tuvo cansancio y tuvo el valor de fundar esta institución. Y lo interesante fue que muchas de las primeras reuniones se hicieron en la parroquia de Nuestra Señora de las Victorias, en Paraguay y Libertad, en la Capital”.

“Luego se constituye el primer Círculo que tiene la particularidad que su primera sede fue en la calle Callao y Juncal, ahí el Padre Grote con la viveza que tenía descubrió una casa que le decían “casa de brujas” y nadie la quería alquilar, el precio era muy económico. No había muchos fondos en ese momento y la pudo alquilar y esa casa que fue la primera sede del círculo central. De ahí pasamos a la avenida Santa Fe por algunas décadas y en 1905 se compró el terreno donde actualmente funciona el hoy llamado Centro Cultural Grote, en Junín 1063 –capital- y se inauguró este hermoso edificio, que es monumento histórico, en el año 1907 donde ahora están nuestros institutos de formación y esta Radio Grote”, afirmó el secretario de la FCCO.

En el programa “En Clave Grote”, Del Cerro recordó que “la FCCO no fue el primer círculo de obreros del mundo porque ya existían círculos en Europa, incluso en el barrio de Recoleta, muy cerca a nuestra sede central se ubica el Círculo Católico del Uruguay que es anterior a nosotros y que fue fundado por otro sacerdote bajo la misma consigna, la defensa de los derechos de los trabajadores”.

“Es bueno decir que hubo varios obispos que apoyaron este movimiento, inclusive con documentos de la Conferencia Episcopal de aquellos tiempos. Eran muchos menos obispos de los que hay ahora y lo recomendaron tanto sacerdotes que se sumaron a la obra del Padre Grote. Gracias a laicos ejemplares y sacerdotes comprometidos se pudieron poner los pilares de esta obra que siempre se mantuvo en pie con la bendición del Señor y la Santísima Virgen”, dijo Daniel del Cerro.

El secretario de Junta recordó que la institución se mantiene vigente proclamando la Doctrina Social de la Iglesia, que es la misión por la cual fue fundada para defender y estimular el bienestar material y espiritual de los trabajadores. También con su devoción a la Santísima Virgen, función que se pone de manifiesto también desde Radio Grote con el rezo del rosario todos los días a las 7 de la mañana.

“No solo hablamos de la parte espiritual que es básica en la vida del hombre, el fin último de la institución es salvar las almas como bien lo indicó el padre Federico Grote y también hacer todo lo que podamos para el mejoramiento material y que el hombre logre un bienestar, una vida digna de tantos hermanos nuestros que no la tienen”, agrego Daniel Del Cerro.

Como una de las personas que más conoce sobre la historia de la institución, Daniel del Cerro quiso destacar la labor del laico Antonio Solari, Siervo de Dios, a quien considera un santo de Dios: “la orden redentorista lo envía a Grote a Salta a fundar la congregación y se tiene que ir, la obra recién fundada ahí sufre dos años de bastantes altibajos. Se va el fundador, se va el inspirador, pero queda Antonio Solari, y el mantiene la obra con todos los problemas, imagínense ustedes, sin que esté el padre Federico Grote” afirmo.

“Yo digo que Solari fue como el “piloto del calefón” porque la mantuvo viva y pidió a la congregación, la cual también integraba como laico, que cuanto antes pueda volver el padre Federico Grote y si pudo volver pero ya estamos en el año 1894, si no hubiese sido por Antonio Solari, no sé si la institución hubiese existido. Al ver el trabajo de este laico pienso en como hoy tanto nos insiste el Papa Francisco que debemos combatir el clericalismo y así sigue el trabajo en conjunto, entre el asesor y el laico, evidentemente la oración y la vida espiritual es fundamental o sino no hubiésemos continuado, crecido y mantenido el espíritu del Fundador, el Padre Grote, en todos estos años”, concluyó Daniel Del Cerro.

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