Una familia de siete miembros de Alepo -cuyo nombre no trascendió- emigró a Italia legalmente como solicitantes de asilo y la Unión de Comunidades Judías Italianas y la Comunidad Judía de Milán los hospedan en un apartamento en Milán.

El proceso de inmigración para recién llegados es parte de los corredores humanitarios que organiza la Santa Sede junto con la comunidad Sant'Egidio.

Giorgio Mortara, vicepresidente de la Unión Judía Nacional, dijo que la organización decidió involucrarse porque hay “muchos pasajes en la Torá que se refieren a la obligación de ayudar a otros, extraños”.

En 2015, el museo del Holocausto de Milán abrió por un tiempo sus puertas y albergó a refugiados de África. Ese año, alrededor de 2 millones de inmigrantes llegaron a Europa, principalmente del Medio Oriente devastado por la guerra.

Sin embargo, “hay un gran debate” sobre inmigración entre los judíos italianos, dijo el viernes Davide Romano, ex funcionario de la comunidad de Milán, a la Agencia Telegráfica Judía.

“Vemos lo que está sucediendo en Francia, estamos preocupados”, dijo sobre un aumento en la violencia antisemita que los vigilantes franco-judíos atribuyen al extremismo musulmán.

En 2017, un solicitante de asilo sirio en Amsterdam rompió las ventanas de un restaurante kosher. Otro solicitante de asilo participó en el intento de incendiar una sinagoga en Suecia ese año. Romano dijo que él está a favor de ayudar a los posibles inmigrantes en sus países de origen mientras sea posible.