Crimen de Gesell: La doble moral del intendente Gustavo Barrera

Crimen de Gesell: La doble moral del intendente Gustavo Barrera

El jefe comunal de Villa Gesell, Gustavo Barrera, recibió duras críticas por intentar sacarle rédito político a la marcha por el asesinato de Fernando Báez Sosa, sobre todo tras haber faltado a la primera. 

Un mes después del brutal homicidio a Fernando Báez Sosa frente al boliche Le Brique (y aún cuando los acusados ya ni siquiera están detenidos en Villa Gesell), la ciudad sigue dándole noticias a los medios nacionales por las polémicas reacciones del intendente Gustavo Barrera.

Ayer se realizaron varias marchas en todo el país reclamando justicia por el crimen que una manada de rugbiers perpetró contra el joven de 18 años y Gesell no fue la excepción. Lo curioso es que en esta ocasión se hizo presente el intendente local, cosa que no había hecho en la primera movilización.

Aquel entonces habían pasado pocos días del crimen y el tema no se había instalado como la prioridad periodística del verano, por lo que Barrera se excusó de asistir argumentando que tenía un compromiso médico, lo cual llamó la atención dado que la movilización se había realizado de noche.

Igualmente acudió un puñado de allegados al intendente, quienes observaron con sorpresa la multitudinaria convocatoria de un evento organizado por vecinos geselinos a través de redes sociales. Cientos de personas (entre geselinos y turistas) se habían reunido frente al boliche Le Brique donde Fernando fue golpeado hasta la muerte y allí pegaron carteles y encendieron velas. Recién en ese entonces el municipio de Villa Gesell tomó verdadera noción de que el asunto era profundo y le podía generar consecuencias. 

En las semanas sucesivas pasó mucha agua debajo del puente, el intendente quedó expuesto por sus frases desafortunadas (su primera reacción había sido pedirle a los padres que controlaran a sus hijos) y, como si fuera poco, el propio Sergio Berni apareció en Gesell y obligó a Barrera a acompañarlo de recorrido por distintos boliches en los cuales el ministro de Seguridad bonaerense constató faltas e irregularidades que desembocaron en multas y clausuras.

A esto se le suman además recurrentes advertencias por parte del estudio Burlando respecto de la posibilidad de denunciar a la municipalidad de Villa Gesell por su responsabilidad en la muerte de Fernando a causa del pésimo plan de seguridad. 

Ello quedó claro con la escasa presencia de policías en una zona céntrica y en un horario de posible conflicto como lo era las 5.00 de la mañana. La hora en la que mataron a Fernando es también la de la salida de muchos jóvenes de los boliches, situación tumultuosa y de peligro que advirtieron diversos turistas y varios videos. 

Como si fuera poco, encima quedaron expuestas las cámaras de vigilancia públicas que el municipio exhibía con orgullo y que sin embargo el mismo Burlando consignó como ineficaces.

Habida cuenta de todo esto es que Barrera cambió de opinión y esta vez sí decidió participar de la marcha realizada exactamente en el mismo lugar que la primera. El tema es que en el medio apareció el ex cura de Gesell y actual obispo de Mar del Plata, Gabriel Mestre, quien -envalentonado por una carta que le hizo llegar el Papa Francisco- ofició una misa frente a Le Brique en la que terminó convirtiéndose en el vocero local del evento.

De poco le sirvió a Barrera la “Rosa de la Paz” que le envió el orfebre Juan Carlos Pallarols para colocar en el lugar del crimen, ni mucho menos la placa que en, nombre suyo, emplazará en ese sitio la municipalidad de Villa Gesell. Para colmo muchas personas advirtieron su presencia y expresaron a viva voz su repudio, reprochándole la responsabilidad que le compete por el episodio.

Notablemente aturdido por lo sucedido y acaso paranoico por temer una reacción aún mucho más adversa, Barrera se refugió entre concejales del Frente de Todos y miembros de su gabinete, quienes también acudieron en mayor cantidad que en la movilización pasada. Poco a poco sus allegados se animan a poner la cara por el tema luego de llamarse a silencio durante los días posteriores al homicidio, lo cual cayó muy mal entre varios asistentes y fue interpretado como un gesto de demagogia y aprovechamiento político 

Además todos ellos se tuvieron que quedar con las ganas de proclamarse públicamente durante la marcha, dado que el obispo Mestre había copado la parada y encima hubo pancartas recordando otros crímenes recientes de Gesell. El más resonante fue el de Cinthya Filippone, una artesana acuchillada en mayo de 2014 frente a sus pequeños hijos mientras colgaba la ropa en su patio, y por la cual ni Barrera ni sus funcionarios pidieron justicia, quedando el caso vergonzosamente impune.

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