Crearon un “Banco de Plásticos” para financiar el reciclado en Argentina

Crearon un “Banco de Plásticos” para financiar el reciclado en Argentina

El proyecto pone el foco en la economía circular. Cómo es el sistema y por qué resulta una buena solución para que las empresas puedan compensar su huella ambiental.

La basura plástica es una creciente amenaza para los ecosistemas tanto terrestres como acuáticos. La acumulación de bolsas y envases deteriora el paisaje, obstruye los desagües, y tarde o temprano llega a los ríos y al mar.

Según un estudio de la World Wildlife Foundation (WWF), una persona ingiere en promedio 21 gramos de plástico por semana, lo que equivale al peso de una tarjeta de crédito o de débito.

De acuerdo al estudio “Plásticos, Salud y Perturbadores Endocrinos”, la basura plástica contribuye a generar diferentes tipos de cáncer, diabetes, daños en los riñones, el hígado y la tiroides. También provoca desórdenes metabólicos, impactos neurológicos, inflamación y alteraciones en la fertilidad”, señala el trabajo elaborado por la Sociedad Mundial de Endocrinología e IPEN, una red internacional que promueve la eliminación de plásticos y contaminantes químicos.

En tanto, según un informe del Programa de Naciones Unidas para el Ambiente (PNUMA), “reducir la producción de plástico virgen en un 55%; permitiría bajar las emisiones de gases de efecto invernadero en un 25%; y crear 700.000 puestos de trabajo adicionales en la industria del reciclado.

En este sentido, una innovadora iniciativa de organizaciones argentinas, busca impulsar el reciclado y la economía circular mediante un “Banco de Plásticos” que financie estas actividades. “Uno de los principales obstáculos al reciclado es económico. Cuando el costo de reciclar es mayor al costo del plástico virgen, la ecuación no cierra y por ende, no se recicla”, dice Carlos Briones, su creador, de larga trayectoria en el sector como gerente de Cabelma, una de las principales plantas recicladoras de PET de Argentina.

Bonos de plástico

“Desde el Banco de Plásticos ofrecemos una solución novedosa de compensaciones a través de créditos de plástico. De forma análoga a lo que sucede con los bonos de carbono, proponemos a las empresas compensar su huella plástica a través de la adquisición de bonos que certifican que han sido responsables por la recolección y el reciclado de los plásticos”, explica Briones. “A través de los fondos generados por la venta de los bonos, se pueden financiar las tareas de recuperación y reciclado de estos materiales”, indica.

El sistema funciona de la siguiente manera: Si una empresa introduce en el mercado 100 toneladas de plástico virgen por año, para compensar su impacto en el ambiente, adquiere bonos de plástico por 100 toneladas. Toda la operatoria es auditada por la Asociación para el Estudio de los Residuos Sólidos (ARS).

El reciclado de redes de pesca a partir de un acuerdo entre Cabelma, el caso de éxito.

Se trata de una herramienta cuantificable, trazable y escalable, que permite a empresas y organizaciones compensar la huella de plástico de manera parcial, o total. Si se compensa la totalidad de la huella plástica, la empresa u organización puede comunicar que es Plástico Neutro® a través de una certificación otorgada por la Fundación Banco de Plásticos. Para esto, la entidad se alió con ARS, que es el capítulo argentino de ISWA: International Solid Waste Association.

Hacia una economía circular

El proyecto se puso en marcha este año, y ya cuenta con un primer caso de éxito: el reciclado de redes de pesca a partir de un acuerdo entre Cabelma, la pyme marplatense Moscuzza (que recupera redes de pesca arrojadas al mar) y el ICB (Instituto de Conservación de Ballenas).

“Ya llevamos 70.000 kilos recuperados. Vamos a aplicar la experiencia que ganamos en este caso piloto, a otros proyectos que estamos poniendo en marcha”, sostuvo Briones.

“Uno de ellos lo estamos llevando adelante con la empresa Greener enfocada en brindar trazabilidad a la recolección y reciclado de residuos plásticos de empresas y municipios a través de una plataforma en blockchain. También el caso de Delterra, especializada en la gestión de residuos municipales en distintos puntos del país”, apuntó el fundador de Banco de Plásticos.

Una tendencia creciente

A nivel internacional, el concepto de los bonos de plástico es aún incipiente, pero algunas organizaciones internacionales están comenzando a aplicarlos para financiar la recuperación y reciclado de plásticos a nivel global. “Una de ellas es PCX: Plastic Credit Exchange , con quienes estamos trabajando para diseñar un protocolo de homologación en función a sus estándares internacionales”, detalla Briones.

Por el momento, la reducción y compensación de plásticos es una acción voluntaria en la mayor parte de los países. No obstante, a comienzos de 2022, representantes de 175 estados miembros de la ONU se reunieron en Nairobi, Kenya, con el fin de lograr un acuerdo vinculante para reducir la contaminación plástica de alcance mundial.

El documento, que se firmaría en 2024, busca la eliminación de los plásticos de un solo uso, impulsar el diseño de materiales y envases reutilizables y reciclables, y la cooperación internacional para mejorar las tecnologías y capacidades para la transformación del modelo productivo lineal hacia una economía circular.

Argentina es uno de los pocos países de la región que aún no cuenta con una Ley de Envases que regule el destino final de lo que hoy constituye cerca del 60% de la basura hogareña, según datos del Informe del Estado del Ambiente

El año pasado, organizaciones sociales y ambientales presentaron al congreso un Proyecto de Ley de Envases Con Inclusión Social que promueve la responsabilidad extendida del productor, incluyendo todo el ciclo de vida de los envases y no solo la fase posconsumo.

La iniciativa logró media sanción en Diputados, pero no fue (hasta el cierre de esta nota) tratada en el Senado. Entre sus lineamientos, incluye a cartoneros y cartoneras como protagonistas, establece directivas para generar menos residuos, eliminar la producción de envases no reciclables y el uso de sustancias tóxicas. También propone una tasa o impuesto por la generación de cada nuevo envase, destinado a programas de educación y reciclado, y a mejorar las condiciones de trabajo en las cooperativas de recicladores.

Pero se diferencia de otras propuestas, en que el manejo de los fondos y la toma de decisiones queda en manos del Estado, y no de las empresas. Este es justamente uno de los puntos controvertidos del proyecto que aún no logró avanzar hacia una ley.

Las soluciones para frenar y revertir la acumulación de basura plástica están a la vista. Hace falta compromiso social y voluntad política para implementarlas. (economiasustentable.com)

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