El coronavirus llegó al Vaticano: Papa Francisco prepara una Semana Santa inédita

El coronavirus llegó al Vaticano: Papa Francisco prepara una Semana Santa inédita

Un prelado que vive en la residencia del pontífice dio positivo al test de Covid-19. La Pascua, sin procesiones de fieles, estará marcada por la muerte en Italia de al menos 67 curas.

Un prelado italiano que vive en la misma residencia que el papa Francisco, en Ciudad del Vaticano, dio positivo al coronavirus este miércoles 25 de marzo y fue hospitalizado, informaron varios medios de comunicación italianos. Se trata de un empleado de la secretaría de Estado (gobierno del Vaticano) que reside desde hace años en la Casa de Santa Marta, una residencia donde el papa tiene un pequeño apartamento, donde come y donde organiza reuniones privadas

Según informan la agencia italiana Ansa y los especialistas del Vaticano de los diarios Il Messagero y La Stampa, las autoridades vaticanas tomaron medidas de desinfección para el edificio, donde Francisco vive desde su elección como Papa en 2013 y tras rechazar el aislamiento de los suntuosos apartamentos del palacio apostólico. El departamento papal, de unos 50 metros cuadrados, se encuentra de la residencia de Santa Marta, también alberga a prelados de paso por Roma.

Según la página web "Vatican Insider" de la Stampa, el papa lleva un tiempo rodeado de un "cordón sanitario anticontagio", que lo sigue en todos sus desplazamientos. Ya no come en la sala común de la residencia, sino que lo hace en su apartamento, y las personas que están en contacto con él disponen de productos desinfectantes.

Cuatro casos en el Vaticano

 

Un vaticanista de la revista jesuita estadounidense América afirma que el hombre que dio positivo es monseñor Gianluca Pezzoli, de 58 años, jefe de la sección italiana de la Secretaría de Estado. ive permanentemente en la residencia de Santa Marta, como una decena de otros sacerdotes que trabajan en los servicios del Vaticano, pero no estuvo en contacto directo con el papa Francisco, según este periodista cercano al sumo pontífice.

El martes, el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, dio cuenta de cuatro casos de COVID-19 en el Vaticano. Se trataría de un sacerdote que pasó por el centro médico de la Ciudad del Vaticano, un empleado del servicio de mercancías y dos de los Museos del Vaticano. El prelado contagiado que vive en la residencia de Santa Marta sería por lo tanto el quinto. A finales de febrero Francisco, a quien se le extirpó una parte del pulmón en su juventud, se resfrió y tosía. En su última audiencia al aire libre, el miércoles 26 de febrero, estrechó la mano de decenas de fieles. Después canceló excepcionalmente las audiencias públicas y los viajes durante dos semanas, una medida que suscitó interrogantes en plena epidemia de coronavirus en Italia.

"En una jaula"

Bergoglio es conocido por no rehuir de los apretones de manos ni de los besos en la mejilla o la frente. El contacto con miles de gérmenes potenciales no parece asustarlo. Sin embargo ahora el Papa se dirige a los fieles por vídeo: celebra misa a diario desde la pequeña capilla de la residencia de Santa Marta o les habla desde su biblioteca privada en el Palacio Apostólico. En su primera oración del ángelus recitada a través de este medio, el 8 de marzo, confesó que se sentía "en una jaula". Al día siguiente, reanudó sus audiencias públicas en el palacio apostólico, recibiendo a una treintena de obispos franceses en peregrinación.

 

En las fotos oficiales, los obispos del oeste de Francia estaban sentados en sillones bastante separados entre sí, muy lejos del papa Francisco. Pero según los participantes luego estrechó la mano de todos los obispos. A mediados de marzo, uno de ellos, monseñor Emmanuel Delmas, dio positivo al COVID-19. El papa Francisco salió de la Ciudad del Vaticano el domingo 15 de marzo para rezar por "el fin de la pandemia" en dos iglesias de Roma. Las calles estaban desiertas y la población, enclaustrada en casa.

Semana Santa inédita para el papa

Francisco se prepara a celebrar una Semana Santa inédita en la historia, por la pandemia de coronavirus, sin procesiones de fieles y marcada por la muerte en Italia de al menos 67 curas por el virus.

Uno de los momentos más importantes de la tradición católica, que conmemora la muerte de Jesús en la cruz, se llevará a cabo sin la presencia de los fieles, sin el tradicional lavado de pies y sin el conmovedor Via Crucis precedido por el pontífice, según anunció este miércoles el Vaticano. Se trata de una decisión sin precedentes en la historia reciente de la Iglesia y fue tomada "debido a la actual emergencia sanitaria".

Francisco presidirá a puerta cerrada en abril el Domingo de Ramos, el Jueves y Viernes Santo con el Vía Crucis en el Coliseo Romano, la Vigilia Pascual, y el domingo de Resurrección con la tradicional bendición "Urbi et Orbi", a la ciudad y al mundo. Con un decreto divulgado este miércoles, la Congregación para el Culto Divino prohibió las misas con fieles durante la Semana Santa en los países afectados por la pandemia.

 

"Debemos detener el contagio multiplicando nuestra oración", explicó el secretario de la congregación, el arzobispo Arthur Roche, al portal oficial de la Santa Sede, Vatican News. "La fecha de la Pascua no puede ser pospuesta. La celebraremos después de la preparación de este tiempo especial de Cuaresma, tan marcado por el dolor, el miedo, la incertidumbre", explicó. La Iglesia católica dedicará de todos modos un momento especial a los curas y monjas que murieron por el virus y a los cientos de religiosos y religiosas contagiados en los países afectados. 

El sacrificio de los curas de Bérgamo

Según el diario Avvenire, de la Conferencia Episcopal italiana, 67 curas fallecieron por el coronavirus, la mayoría ancianos que residían en el norte de Italia, la zona más golpeada. Sólo en Bérgamo, la ciudad mártir por el elevado número de muertes, 22 religiosos fallecieron en las últimas dos semanas, entre ellos un arzobispo, un párroco de 59 años y el capellán de la cárcel, de 67 años. "El cura debe estar con su gente, en el bien y en el mal. Para ello vive", resumió Giulio Dellavite, del arzobispado de Bérgamo.

Hace dos semanas, el pontífice argentino instó a los religiosos a "tener el coraje" de acompañar a sus fieles enfermos en estos momentos difíciles pese a que el gobierno había prohibido el contacto con todo enfermo. En un reciente programa de la televisión pública RAI, dedicado a la situación en Bérgamo, se puede ver claramente a un sacerdote con mascarilla y guante que ofrece la extrema unción a un paciente al borde de la muerte.

 

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