Cooperativistas transforman problema ambiental en una oportunidad sustentable

Desde la Cooperativa Proyecto Hormiga se propone una interesante contribución a la vida sustentable de las comunidades, revalorizando los servicios ecosistémicos, a través de la producción de bioinsumos.  

La Cooperativa Proyecto Hormiga de Sierras Chicas, junto a la Municipalidad de Unquillo, proponen un modelo de gestión sustentable para el tratamiento de los residuos verdes que se desechan en los terrenos de la zona. A su vez estos residuos suelen ser recolectados con otros desperdicios contaminantes, como bolsas plásticas, animales muertos o basura domiciliaria, lo cual implica un doble trabajo como “es separar las ramas y troncos de los desechos”, contaron los socios de la cooperativa.

Esta propuesta es de triple impacto y es el inicio de un recorrido hacia una ciudad ciento por ciento sustentable, resultando beneficioso tanto para la comunidad como para el ecosistema, mediante la transformación de un residuo en un recurso.

Ese triple impacto tiene tres aspectos: el ambiental, el económico y el social. En lo ambiental, se refiere a la regeneración de suelos, reducción del 100% del volumen de los residuos verdes y poda de la Planta de Tratamiento de Residuos Sólidos y Urbanos (PTRSU).

Respecto del aspecto económico, se produce el mantenimiento y mejora de los activos del municipio, además de la reutilización del material recolectado en procesos productivos. 

A su vez, tanto la generación de fuentes de trabajo directas e indirectas como la concientización y la sensibilización frente a las cuestiones medioambientales redundan en beneficio de lo social.

“Nos hemos abocado a la gestión del recurso de la poda y nuestro objetivo es dar utilidad a lo chipeado, acelerando procesos de compostaje que permiten generar utilidades económicas”.

Compartir experiencias

Proyecto Hormiga “se originó a partir de la convergencia de un grupo heterogéneo de vecinos motivados en la experiencia de compartir los mismos principios éticos, como son el cuidado del ambiente y de las personas, y la distribución equitativa de los recursos”, comentaron los miembros de la cooperativa de trabajo. 

Por otra parte, desde la empresa cooperativa llevan a cabo diversas experiencias que van desde la agronomía, la agricultura familiar/orgánica, hasta la producción de bioinsumos, la gestión de viveros, el desarrollo de proyectos de bioconstrucción y la permacultura (principios de diseño agrícola, económico, político y social basado en las características del ecosistema natural), abarcando la economía social, la gestión cultural, la geología y las ciencias de la tierra. 

En tanto, “trabajamos unidos en la convicción de apropiarnos como ciudadanos de la gestión de nuestro futuro como comunidad para transformar un problema ambiental en una oportunidad sustentable, mediante el modelo de articulación público-privada y, como ya expresamos, a través de este proyecto de triple impacto”, finalizaron los emprendedores.

“Nuestro proyecto nace del interés de vecinos dispuestos a transformar el problema ambiental en una oportunidad sustentable, articulando el aporte entre lo público y lo privado”.

Los productos

Los productos provienen del tratamiento y reutilización de restos de poda y residuos verdes domiciliarios. Son elaborados mediante un proceso de trituración o chipeado, obteniéndose así los primeros productos comercializables y, a la vez, la materia prima para elaborar otros insumos a través del compostaje.

Chip orgánico

Esta es la principal materia prima que resulta de la trituración de los restos de las ramas y que se utiliza directamente sobre el suelo como un “mulching” o cobertura protectora y sirve, además, para la producción de otros insumos por el aporte de Carbono a los mismos. 

Asimismo, tiene las funciones de proteger el suelo y sus microorganismos, regenerar suelos y mejorar su estructura favoreciendo la infiltración y el desarrollo radicular, aportando nutrientes, conservando la humedad y la cobertura vegetal, regulando la temperatura y la regeneración del suelo y aportando nutrientes.  

Chip de coníferas

Este aporta acidez en algunas plantas, entre ellas: jazmines, azaleas, orquídeas terrestres, hortensias, camelias, etcétera. Protege el suelo y sus microorganismos, aportando un medio ácido y regenerando los suelos, mejorando su estructura además de reducir el crecimiento de las malezas y de regular la temperatura del suelo y la cobertura vegetal.

Bokashi o abono orgánico

Este término japonés significa materia orgánica fermentada “cocer al vapor”, compuesto por tierra, chip de madera, rastrojo, guano, salvado de trigo, melaza de caña, levaduras, harina de roca, agua y microorganismos, entre muchos más. 

Este compuesto aporta macro y micronutrientes, como por ejemplo; Nitrógeno, Fósforo, Potasio, Calcio, etc.; además de mejorar el suelo, favorece a la infiltración y el desarrollo de raíces, conserva la humedad, y enriquece con microorganismos benéficos.

Tierra fértil

Constituye un sustrato para todo tipo de plantas, brindando un soporte estructural y, como tiene todos los demás componentes (tierra negra, abono bokashi, compost y chip de madera) aporta micro y macronutrientes que favorecen el intercambio líquido-gaseoso a través del suelo.

Practi-huerta

Nació como una propuesta en el contexto de la cuarentena que comenzó el 20 de marzo.

Se ideó para incentivar la producción de alimentos y el abastecimiento a nivel local, contexto en el cual muchos pobladores “se interesaron en poner las manos en la tierra nuevamente”, acotan. 

Por otra parte, se incentiva a los pobladores para que comiencen las huertas en cualquier época del año solo dedicando 15 minutos al día para su cuidado.

Los elementos que se suministran para la practi-huerta son: un cajón de madera para verduras, una bolsa impermeable para la base, tierra fértil con abono boskashi y mulch vegetal; semillas para dos estaciones (en este caso rúcula y rabanitos), y el instructivo para armar la huerta.

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