La Iglesia lo niega pero habría sido decisiva la intervención del Papa, quien recibió una carta de la víctima, entonces de 15 años. Comienzan a trascender detalles del caso.
Las "conductas indebidas" de un sacerdote apartado de su cargo empiezan a salir a la luz. Hace 20 años un cura abusó sexualmente de un joven de 15 años en la ciudad de Santo Tomé. Enterado el padre de la víctima —alguien socialmente muy conocido y vinculado a la Iglesia— no hizo denuncia judicial para no exponer públicamente a su hijo, pero fue a verlo al arzobispo de Santa Fe, Edgardo Gabriel Storni, y furioso le exigió un castigo inmediato y ejemplar para el abusador. En apenas 12 horas, el arzobispo Storni desplazó al cura a 50 kilómetros y lo ungió párroco de la basílica de la ciudad de Esperanza.
Hace pocos meses, se conoció una foto del cura con el Papa Francisco en Roma (que publicó ayer La Capital), y el joven, hoy un psicólogo de 35 años, revivió aquella pesadilla y decidió escribirle una carta al Pontífice, contándosela. Francisco intervino de inmediato y a su instancia el actual arzobispo de Santa Fe, José María Arancedo, sacó de Esperanza al cura Luis Alberto Brizzio, quien espera la investigación de la Iglesia recluido en un convento. Arancedo, no obstante, negó que haya intervenido personalmente el Papa en la decisión.
La reconstrucción de los hechos fue difundida ayer por los medios de prensa por el periodista esperancino Gabriel Muller, quien reveló que se enteró en los primeros días de enero cuando comenzó a trascender el tema porque la Iglesia convocó a la víctima para que declarara, cosa que hizo el 5 de este mes. "La orden de separar de inmediato a Brizzio vino desde el Vaticano, donde dieron total verosimilitud a la denuncia", dijo el periodista, quien asegura que habló con la víctima.
Arancedo brindó ayer una conferencia de prensa y aunque no expuso el caso con la crudeza con la que lo hizo el periodista, no desmintió el relato. Tampoco anticipó si llevará el caso a la Justicia como obligan las leyes argentinas aunque, al parecer, no descarta esa posibilidad: "Por ahora, sólo hay una investigación dentro de la Iglesia", dijo ayer el arzobispo.
Indisimulable. El jefe de la Iglesia santafesina es también el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina y aunque tomó cartas en el asunto apenas recibió desde el Vaticano la orden de desplazar a Brizzio, fracasó en su intento de disimular el caso para evitar lo que, finalmente, se daría: la Iglesia otra vez en los titulares periodísticos y por una denuncia de abuso sexual.
"Estamos siguiendo de cerca el caso Brizzio, de acuerdo a las normas de la Iglesia. Estamos actuando con serenidad y firmeza. Obviamente, atendimos el reclamo de la víctima. Tomamos las medidas cautelares. Por este motivo, Brizzio dejó la basílica y fue trasladado a un monasterio. Se está investigando el caso", dijo ayer a la prensa el arzobispo santafesino.
Con una conferencia de prensa en la sede de la curia local, el prelado decidió poner el cuerpo a la ebullición social que, a la postre, haría naufragar sus planes de mantener las cosas en el mayor silencio y sigilo posible.
Reacciones por un tralado. Esta semana, al conocerse que el cura más carismático y mediático que tiene la ciudad de Santa Fe, el párroco de la Iglesia de la Merced y titular de Cáritas Santa Fe, Axel Arguinchona, sería trasladado en reemplazo del padre Brizzio quien se retira afectado por un cuadro de estrés, se evidenciaron dos reacciones sociales crecientes que, con seguridad, llevaron a Arancedo a salir públicamente a enfrentar la situación.
La primera de las reacciones, a su vez, también tuvo dos vertientes. Una, protagonizada por los feligreses que, encariñados con Arguinchona, se sintieron sorprendidos y decidieron oponerse a la medida. De hecho, para esta noche a las 20 está convocada una concentración frente a la sede del Arzobispado para pedir que el cura Axel no sea trasladado.
Otra corriente reaccionó buscando las razones del traslado. Se comenzó a pensar que se trataba de alguna clase de sanción al carismático cura quien suele mezclarse con todas las causas populares. Los familiares de las víctimas de violencia, se sintieron descorazonados y así lo han dicho, pensando que quien los contiene pagaría por ese acompañamiento apostólico.
El creciente estado deliberativo en la ciudad, obligó al canónigo Javier González Grenón, vicario general del Arzobispado de Santa Fe, a emitir un comunicado oficial revelando que "habiendo recibido el 6 de febrero una denuncia por escrito y firmada sobre un comportamiento indebido del padre Luis, de hace aproximadamente 20 años, el arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz ordenó el inicio de una investigación para que se pueda establecer la verosimilitud de los hechos denunciados. Del mismo modo, como medida cautelar se dispuso que el presbítero Brizzio cese en su cargo de cura párroco de la Natividad de la Santísima Virgen y, en su lugar, se designó al presbítero Axel Arguinchona, quien asumirá su oficio el 1º de marzo del corriente año".
Pese a los reclamos y a la marcha organizada para hoy, Arancedo ayer en la conferencia de prensa ratificó el traslado de Arguinchona a Esperanza. "Comprendo que el traslado del padre Axel moleste a mucha gente y a quienes están dolidos les pido disculpas, pero puedo decir que lo hago porque lo valoro y porque él accedió con una riqueza que lo engrandece", dijo.
El arzobispo pidió discreción pidiendo "ver cómo avanza la investigación, que todavía es muy incipiente" y aclaró que a Brizzio se le inició dentro de la Iglesia una investigación por "comportamiento indebido", que para el derecho canónigo "no significa relación carnal pero para la Iglesia es suficiente, está enmarcado como un delito y se está investigando".
Conmocionada. La comunidad esperancina está conmocionada por el caso. Por pedido del denunciante, la Iglesia preserva su identidad. "No hay una denuncia civil, sino una denuncia eclesiástica que nos compromete y por eso escuchamos a la víctima y emitimos el comunicado", sostuvo Arancedo, quien negó haber recibido una orden de actuar directamente desde el Vaticano: "El Papa Francisco no actuó en esto, su incidencia fue destacar que lo que está escrito en el código canónico debe ser cumplido, y eso es lo que tratamos de hacer: con celeridad, ante la denuncia, tomamos las medidas cautelares correspondientes e iniciando el proceso de investigación: se ha llamado a la persona a declarar".
A su pedido, según revelaron tanto el periodista esperancino como el arzobispo Arancedo, la identidad de la víctima será preservada.
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