La comunidad musulmana de Donostia abre una mezquita en Herrera

La comunidad musulmana de Donostia abre una mezquita en Herrera

Han abierto sus puertas tras recibir los permisos hace un mes

La comunidad musulmana de Donostia y sus alrededores ha abierto una mezquita en el barrio de Herrera. El centro surge de la necesidad de dotar a la ciudad de un lugar de encuentro musulmán, tanto para el culto como para dar a conocer el islam a la sociedad vasca, según explica el encargado del local, Haj Lamtakham Laaouni, que dice que “antes de la religión está la humanidad” y recalca que “el centro está abierto para todos, no solo a los musulmanes”. El nuevo espacio cultural y religioso se encuentra en el paseo de Herrera 20 trasera, en un amplio local que durante años acogió un supermercado.

En el año 2000, otro centro islámico también abrió sus puertas en un piso de la calle Miracruz, en Gros, con el mismo objetivo, aunque no duró mucho tiempo. En estos quince años, la comunidad musulmana ha aumentado y no son pocos los que asisten al culto en Herrera.

Haj Lamtakham Laaouni asegura que en Donostia hay muchas familias de musulmanes sin local para reunirse. Por ello decidieron situarse en este espacio y así juntarse todos. El encargado cree conveniente contar con un local en Donostia que sirva de centro cultural y de mezquita para la población musulmana, ya que en los alrededores las únicas mezquitas existentes son las de Errenteria, Orio y Tolosa, pero son insuficientes y en algún caso presentan problemas de aforo.

Aunque el local está a su disposición desde hace dos años, por “cuestiones de licencias” no estaba abierto, según el responsable y solían reunirse en la mezquita de Errenteria. Hoy en día llevan un mes con los permisos en orden, por lo que, como asegura Lamtakham, “tras las elecciones se hará un acto de inauguración para dar a conocer el centro y a partir de ahí se organizará el tema de las clases, horarios y precios”.

La asociación acoge a personas de todas las edades y culturas. “No queremos hacer una separación entre los ciudadanos, catalogar a unos de extranjeros y a otros como los de aquí”, dice. Además, el encargado afirma que sus hijos no son marroquíes, “son de aquí, españoles y vascos”. “Lo que queremos hacer entender a la sociedad es precisamente eso”, asegura, y añade que “da igual que venga un musulmán, un judío o un cristiano; para mis compañeros y para mí todos somos iguales”.

Los objetivos de este centro se basan en dar a conocer el mundo árabe e islámico a la sociedad vasca. Para ello, entre las diferentes actividades que llevarán a cabo, se encuentran las clases, cursos y seminarios sobre la lengua y la cultura árabe e islámica abiertos al público en general. Asimismo, se imparten ya, según el secretario del centro, Badar El Hijra, “clases de refuerzo para niños”, y añade que posteriormente, “se ofrecerán clases de inglés, de castellano y de euskera”.

Lamtakham, por su parte, asegura saber “un poco” de euskera, aunque afirma que su mujer lo conoce mucho más. “Queremos entender y compartir la cultura vasca”, recalca. Los responsables buscan fomentar la participación de los musulmanes en la vida cultural y social de Donostia, como un sistema de integración.

El local contiene una principal sala de rezo para hombres, tres aulas donde se llevarán a cabo las clases, una oficina y otra sala de rezo para mujeres. No obstante, “la sala de oración está abierta para todos los que quieran venir”, asegura. Y recuerda que ellos rezan “cinco veces al día”.

Los mismos encargados del centro cultural islámico decidieron, hace un mes, abrir una carnicería halal, -es decir, sin cerdo y con reses sacrificadas según la tradición musulmana-, en el mismo barrio de Herrera, a pocos metros de la asociación.

Badar El Hijra, asegura que el negocio se ha llevado a cabo “arriesgando”, ya que, según él, “aunque el comienzo sea duro hay que arriesgar para que salga bien”. La carnicería ofrece productos árabes, productos de aquí, carne paquistaní, marroquí y africana... “Es un local multicultural”, recalca. “De momento viene gente”, asegura el promotor, que añade que “es difícil, pero aún es el comienzo”.

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