Comerciantes de barrios de Salta dicen estar al borde del colapso económico

Comerciantes de barrios de Salta dicen estar al borde del colapso económico

La reducción horaria que impuso el "confinamiento" afecta a toda la cadena del comercio salteño. Muchos están desesperados y ven la forma de romper con las disposiciones.

Los comerciantes de los barrios de Salta, esos que tienen kioscos, los recordados "24 horas", maxikioscos o los viejos almacenes de una ventanita están al borde del colapso económico y las nuevas disposiciones del denominado "confinamiento" no hacen otra cosa que tirarle un tiro más a su tambaleante situación.

"El confinamiento llegó justo a fin de mes. Si antes no venían a comprar; ahora menos", dijo una comerciante que tiene kiosco con verdulería en Santa Ana.

El dato cuantitativo lo brindó el dueño de "24 horas" de la zona sur que dijo: "con esta reducción horaria se nos recortó un 40 por ciento las ventas. Estamos desesperados y aún no sabemos estas medidas se extenderán", dijo el hombre. 

La disposición dice que los comercios de proximidad, como ser los kioscos o despensas barriales, al estar entre los exceptuados alcanzados por el decreto nacional, pueden trabajar sin límites de horario pero, después de las 18, no pueden atender clientes de manera presencial.  Por esta razón, para seguir vendiendo después de este horario deben hacerlo a través de un sistema de pedidos y envíos con mensajería.

Si la pregunta está dirigida a las pérdidas registradas desde el 20 de marzo del 2020, cuando comenzó la Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), la respuesta es más trágica. "Nosotros vendemos un 70 por ciento menos desde que llegó esta pandemia con su cuarentena. Ya estamos al borde de la suspensión de pagos y eso es muy grave para toda la cadena del comercio salteño. Por ahora tenemos un atraso importante porque vamos pagando como sea. A los preventistas le pedimos disculpas, pero le vamos pagando como vamos vendiendo", dijo el comerciante.

Y los preventistas tienen que recorrer más para conseguir un poco de ventas. Lo que agrava la situación es que algunos tienen complicaciones para llegar a los barrios.

 

En los kioscos informaron sobre los aumentos que se registraron durante el último fin de semana largo. Además de la carne, aumentó el pan, las golosinas y los lácteos.

 

Y la demora en los pagos es un síntoma que nadie quiere tener. "Lo peor es que mucha mercadería se nos comenzó a vencer porque hay pocas ventas. Lo mismo sucede con los gastronómicos que comprar insumos para su cocinas y se les pasa, a nosotros también se nos vence la mercadería", dijo un kiosquero de la popular zona oeste.

En la zona norte la situación siempre es más complicada. Una comerciante que se encuentra en el punto tripartito entre Lugones, Castañares y Ciudad del Milagro explica. "Yo a las 18 cierro el negocio, pero vendo por la reja. No me importa casi nada ya la disposición del Gobierno que sea. Acá los comerciantes vemos qué hacen los otros y hacemos hasta que nos dejan. Y si viene alguien a cuestionar le decimos que tenemos que trabajar para comer. Porque no puede ser que justo nos corten el horario en donde todos salen de trabajar y se quieren comprar algo para comer o tomar y nosotros estamos con las puertas cerradas. Entonces estamos llegando a un punto en que ya nada nos importará y abriremos hasta el horario que teníamos antes porque necesitamos trabajar para sobrevivir", dijo la mujer comerciante.

 

Los que dejaron de vender

Los pequeños negocios que se dedican a la venta de librería y artículos de ocasión dejaron de tener ventas. La suspensión de las clases presenciales y de las virtuales detuvieron toda la actividad y en las librerías de barrio el tiempo y el espacio quedaron suspendidos. 

En el barrio Aráoz no se vende ni un mapa. "No sólo no se vende ni una cartulina sino que, como no hay festejos de cumpleaños, tampoco se venden regalo ni mucho menos bijouterie ni adornos ni nada de nada. Estamos resistiendo como podemos y es probable que muchos de nuestro rubro sigan desapareciendo", dijo la propietaria de un local situado en la calle Diario El Pregón.

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