Colaboración ciudadana en el mantenimiento del hábitat

Hace falta un mayor compromiso de la comunidad por conservar la higiene y los recursos. Desde hace un tiempo se observa una despreocupación social en ese sentido. 

Conservar el hábitat es un principio que todos los integrantes de una comunidad deben procurar para lograr una calidad de vida aceptable. Pero últimamente hay un comportamiento social que no condice con este objetivo y que hace que en la vía pública podamos ver residuos sólidos urbanos esparcidos por todos lados, especialmente en cauces como las acequias de riego del arbolado público o canales con los que se riegan las zonas cultivadas. También se observa basura en terrenos baldíos y campos sin cultivar, en plazas y paseos públicos, a orillas de las rutas principales y secundarias, como también caminos rurales por donde se saca la producción agrícola y en edificios públicos al igual que en las inmediaciones de algunos comercios dedicados a la elaboración y venta de comidas. Una mayor preocupación representan los residuos patológicos que, en muchos casos, sin conocerse fehacientemente su origen, aparecen a orillas de caminos rurales o campos sin cultivar en una acción que es condenable por el riesgo que implica para los seres humanos. 

 

Es curioso que esto ocurra cuando la mayoría de los municipios han optimizado sus servicios de recolección y traslado de residuos sólidos urbanos a las plantas de tratamiento que funcionan en 9 departamentos, cubriendo las necesidades de toda la provincia. Este recurso no ha logrado evitar la práctica de arrojar los residuos en la vía pública por lo que las autoridades de ambiente de toda la provincia deberán analizar la situación para frenar este comportamiento, que está afectando al hábitat en momentos en que el mundo está preocupado por los efectos del cambio climático en el futuro del planeta. 

Otro de los aspectos que más preocupan es la incidencia de esos residuos en la contaminación general del ambiente, que incluye los recursos hídricos que se utilizan para regar los cultivos de zonas productivas. No se tiene en cuenta que esa agua, que en estos momentos es escasa, debería llegar a las plantaciones lo más pura posible para garantizar productos de primera calidad sin ningún tipo de contaminación. 

Para preservar las buenas condiciones de nuestros productos agrícolas, ya sea para consumo interno o para enviarlos a otras partes del país o el exterior, hay que asegurar las condiciones ambientales, especialmente las referidas a la contaminación, dándole a los residuos su destino apropiado. Hay que iniciar una tarea de concientización que incluya todos los niveles escolares referida a la recolección, el traslado y destino final que se les debe dar a los residuos. Tal vez así se logre el cambio de conciencia que está haciendo falta en materia de conservación del hábitat. 

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