Cáritas alerta que familias enteras sufren y mueren "literalmente" por falta de asistencia

Cáritas alerta que familias enteras sufren y mueren

El titular de la institución caritativa, Carlos Tissera, lo atribuyó a la crisis sanitaria, social y económica "sin precedentes" que golpea al país. Llamó a la acción y a no perder el tiempo en discusiones estériles ni especulaciones electoralistas.

El presidente de Cáritas Argentina, Jorge Tissera, formuló un dramático llamado a colaborar ante el acelerado aumento de la pobreza en el país y a reactivar la economía generando puestos de trabajo genuinos, al presentar en una rueda de prensa virtual la colecta anual de la institución y el Mapa de la Pobreza elaborado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA UCA)

“Argentina se encuentra ante una crisis sanitaria, social y económica sin precedentes en la que familias enteras sufren y, literalmente, están muriendo sin asistencia”, alertó el obispo de Quilmes.

“Cáritas hace un llamado a asumir las responsabilidades que a cada uno le compete, para encarar juntos una agenda que responda verdaderamente a las necesidades urgentes. Les pedimos a todos los actores de la vida social, a los dirigentes políticos, a los empresarios, a las organizaciones civiles, a los sindicatos que trabajemos juntos en una agenda común que dé respuestas al drama de los argentinos”, agregó.

El obispo sostuvo que el país necesita “de forma urgente poner en marcha el aparato productivo del país, para que crezca la economía y se creen más fuentes de trabajo genuinas. Lo necesitan nuestros hombres y mujeres, para que se recree en sus familias la esperanza en un futuro mejor para sus hijos”.

“Los desencuentros políticos e ideológicos agravan el problema, porque sólo generan más división. Tenemos que unirnos ahora y no perder tiempo en discusiones estériles ni especulaciones electoralistas. No sea que la crisis termine por dejarnos sin fuerzas o que el daño sea imposible de reparar", alertó.

Cáritas presentó su Colecta Anual por llevarse a cabo el próximo fin de semana y el Mapa de la Pobreza trazado por el ODSA UCA.

La organización Cáritativa de la Iglesia asegura haber atendido a 3,2 millones de personas desde el comienzo de la pandemia, con 36.000 voluntarios que trabajan en áreas como educación, primera infancia, economía social y solidaria, adicciones y vivienda, a los que se suman los numerosos programas locales, que desarrollan las comunidades diocesanas.

El informe del ODSA UCA mostró un claro aumento, no sólo en los niveles de pobreza, sino también en los de indigencia. Con especial incidencia en la infancia: más de la mitad de los chicos son pobres, porcentaje que alcanza casi el 75% en el Conurbano bonaerense y otras zonas del país. “En estos lugares, de cuatro chicos que se sientan a una mesa, solo uno come todos los días”, subrayó.

El informe también se enfoca sobre la caída del empleo formal y sobre cómo las medidas sanitarias afectaron, con mayor fuerza, a quienes contaban con empleos precarios y a los trabajadores de la economía informal. También, al hecho de que junto a la pobreza material crecieron considerablemente las múltiples consecuencias psicológicas y afectivas, provocados por la enorme presión emocional que se genera tanto por la enfermedad, como por las medidas asumidas para afrontarla.

Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, estuvo a cargo de detallar la situación en materia de trabajo, pobreza y exclusión.

“Las privaciones sociales no sólo se expresan en la pobreza por ingresos, también en el acceso a dimensiones de derechos sociales”, dijo Salvia, en referencia al acceso a alimentación y salud, a servicios básicos, a vivienda digna, a un medio ambiente saludable, educación y empleo y seguridad social. Así, señaló que el 41,9% de la población sufría al cierre de 2020 pobreza por ingresos y por la carencia de al menos una de esas seis dimensiones, cuatro puntos porcentuales más que un año antes. Y un cuarto de la población en varias de esas dimensiones.

“La pobreza multidimensional estructural consiste hoy en 24,2% de la población, uno de cada cuatro argentinos es pobre no sólo por ingresos sino en tres de esas dimensiones de derechos sociales”, indicó Salvia, y profundizó: “Tenemos un tercio de la población estructuralmente incluido, un tercio estructuralmente excluido y un tercio que está afectado por los vaivenes de nuestro devenir económico”.

El informe remarcó que la desocupación abierta definida en forma estricta llegó en 2020 a casi el 14% de la población según cálculos de la UCA. Pero alertó que la crisis de 2020 escondió el verdadero alcance de la desocupación, por la caída de la cantidad de población activa.

“Una parte de la población se retira del mercado de trabajo y se declara no activa. Cuando analizamos el efecto desaliento el desempleo sería del 28,5%. No solamente la sociedad fragmentada, no solo mercados del trabajo que no garantizan la inclusión sino ahora una población excluida del mercado de trabajo”, dijo Salvia.

En ese sentido, la UCA midió el efecto de transferencias de recursos como el IFE y otras iniciativas. Y, si bien valoró la necesidad de mantenerlos, dijo que solo aliviaron la situación. “La pobreza sin IFE y Tarjeta Alimentar hubiera llegado al 50%, pero su incidencia la reduce al 44%. Ningún programa social va a sacar a la gente de la pobreza sino el trabajo”, precisó Salvia.

“El Gobierno, los gobiernos desde hace varios años, han podido aliviar los efectos de la pobreza con transferencias de recursos. Si no hubiese habido en 2020 programas de transferencia de ingresos hubiera llegado al 20% el porcentaje de la población en pobreza extrema, es decir se hubiera duplicado. Y casi triplicado sin el resto de los programas. ¿Cumplen un rol esas transferencias? Sí, de alivio, pero no necesariamente de inclusión”, afirmó Salvia.

"Se necesitan medidas estructurales, empezar con el diálogo de los diferentes, ese seria un cambio estructural en la Argentina, que distintas miradas se puedan poner en la mesa para abordar los problemas que tenga la sociedad, y no para discutir de ideología, sino los problemas sociales El diálogo es urgente porque la catástrofe puede ser mayor", aseveró.

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