Ayer, durante la audiencia general, el Papa Francisco hacía un nuevo llamamiento a la paz y convocaba a creyentes y no creyentes a una jornada de ayuno por la paz ―día que coincide con el Miércoles de Ceniza, en el que ya de por sí la Iglesia obliga a ayunar. Pocas horas después, el presidente ruso Vladimir Putin ordenaba el ataque.

El arzobispo de Kiev, Sviatoslav Shevchuk, de la Iglesia Greco-Católica ucraniana ha hecho pública una carta a favor de la defensa de la libertad y soberanía de su país; el cardenal Jean Claude Hollerich, presidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea ha pedido a Putin que “se abstengan de realizar más acciones hostiles”.

Esta tarde hemos conocido la reacción de la Santa Sede, que se ha pronunciado a través de la figura más poderosa y representativa después del Pontífice: el secretario de Estado.

El cardenal Pietro Parolin ha empezado su intervención recordando las palabras del Papa en la audiencia de ayer, con las uqe hacía un llamamiento por la paz. “Este llamamiento adquiere una urgencia dramática tras el inicio de las operaciones militares rusas en territorio ucraniano”, afirma el secretario de Estado de la Santa Sede.

“Los trágicos escenarios que todos temían se están convirtiendo, por desgracia, en realidad”, lamenta el purpurado italiano.

“Pero todavía hay tiempo para la buena voluntad, todavía hay espacio para la negociación, todavía hay lugar para el ejercicio de una sabiduría que impida que prevalezcan los intereses partidistas, tutele las legítimas aspiraciones de cada uno y salve al mundo de la locura y los horrores de la guerra”, señala Parolin.

“Nosotros los creyentes no perdemos la esperanza en un resquicio de conciencia de quienes tienen en sus manos los destinos del mundo. Y seguimos orando y ayunando, lo haremos el próximo Miércoles de Ceniza, por la paz en Ucrania y en todo el mundo”, afirma el secretario de Estado de la Santa Sede.