Cardenal Parolin: "Francisco está buscando la manera de acabar con la guerra"

Cardenal Parolin:

Asegura que el Papa está en constante movimiento y reitera que la Santa Sede ofrece sus "buenos oficios" para que se pueda superar. Pero admite que una mediación es difícil porque las partes deben demostrar clara intención de querer resolver diferencias.

Al cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede, el inicio de la invasión rusa de Ucrania, el pasado 24 de febrero, le pilló por sorpresa. “Temía que la situación se pudiera agravar, pero no me esperaba que alcanzase las actuales proporciones”, reconoce. En una entrevista con Vida Nueva, el ‘brazo derecho’ del papa Francisco subraya los “evidentes esfuerzos” del Pontífice a nivel diplomático y espiritual para tratar de acabar con este conflicto y recuerda que la Santa Sede “siempre está dispuesta a ofrecer sus buenos oficios para contribuir al restablecimiento de la paz y a la reconciliación entre los dos países”.

 

Una mediación entre Moscú y Kiev, no obstante, parece hoy complicada porque, para llevarse a cabo, ambas partes deben demostrar “una intención clara de querer resolver sus diferencias”. Francisco, en cualquier caso, “está buscando continuamente maneras que puedan superar la dramática situación actual”, asegura Parolin, que aprueba con tristeza la entrega de armamento a Ucrania invocando “el derecho a la defensa de la propia vida, del propio pueblo y de la propia patria”. Eso no impide que sea siempre “prioritaria” la búsqueda de “una salida dialogada, que silencie las armas y que evite una escalada nuclear”.

Al ser preguntado por la supuesta sensación de peligro que siente Rusia por la expansión de la OTAN y de la UE en Europa del Este, el secretario de Estado vaticano cita la libertad de cada país para tomar, “en plena autonomía, sus propias decisiones en materia de política exterior”, aunque recordando la importancia de tener en cuenta también las relaciones con otros Estados. “El principal problema, en mi opinión, no es tanto la ampliación o no de la OTAN y la UE, sino la contraposición existente con otros países”.

PREGUNTA.- ¿Cómo ha vivido el inicio de la guerra? ¿Temía que se pudiera llegar a esta situación?

RESPUESTA.- He vivido el inicio de la guerra en Ucrania con cierta sorpresa y, al mismo tiempo, con una profunda tristeza. Estaba al corriente de las reclamaciones de la Federación Rusa en relación a la seguridad de la región, pero esperaba que respetarían las promesas, repetidas varias veces, incluso desde los más altos niveles, de que no invadirían Ucrania. Esperaba también que los intensos contactos diplomáticos que distintos líderes occidentales habían mantenido hasta ese momento con el Kremlin pudieran producir un resultado positivo.

Asimismo, confiaba en las declaraciones de la parte rusa de tener la intención de no actuar en contra de lo estipulado en los Acuerdos de Minsk. Sucesivamente, pensaba que el envío de tropas rusas se limitaría a los territorios bajo control de los separatistas en el Dombás, y no más allá. En conclusión, sí, temía que la situación se pudiera agravar, pero no me esperaba que alcanzase las actuales proporciones. La esperanza y el deseo de que no se llegara a lo que hoy estamos viviendo era decididamente mayor a cualquier otro temor.

Cercanía a Ucrania

P.- ¿Cuál es el rol que está jugando la Santa Sede en este conflicto? ¿Hubo una oferta de mediación?

R.- La Santa Sede ha tratado de intervenir, de distintos modos y a varios niveles, ya antes de que la situación degenerase en el dramático escenario actual. El Santo Padre no ha perdido ocasión de hacer un incansable llamado a la paz y no deja de manifestar a cada momento, con gestos concretos, su profunda cercanía al pueblo ucraniano, tanto personalmente como a través del nuncio apostólico en Kiev y de los obispos católicos de la Iglesia local. Son evidentes los esfuerzos del Papa, tanto a nivel diplomático como a nivel espiritual.

Los representantes pontificios se han hecho eco de esta exhortación, tanto en el ámbito bilateral como en el multilateral. Sin mencionar las numerosas iniciativas de ayuda humanitaria en favor de la acogida a los refugiados. En lo que se refiere a una posible mediación, quisiera recordar que la Santa Sede ha estado siempre dispuesta a ofrecer sus buenos oficios para contribuir al restablecimiento de la paz y a la reconciliación entre los dos países. Pero está claro que cualquier mediación podrá realizarse solo si ambas partes demuestran una intención clara de querer resolver sus diferencias, no a través del conflicto, sino del diálogo sincero.

P.- ¿Cómo se desarrolló la conversación entre el papa Francisco y el embajador ruso ante la Santa Sede? ¿Piensa que una llamada telefónica del Pontífice al presidente Putin podría ayudar?

R.- La visita del Santo Padre a la Embajada rusa fue un gesto fuerte y muy significativo. El Papa ha querido mostrar personalmente, a través de esa iniciativa inédita, su profunda preocupación por lo que está sucediendo en Ucrania. Estamos seguros de que cuanto ha dicho al Excmo. embajador ha sido inmediatamente referido al presidente Putin, en la esperanza de que la exhortación del Papa al cese del conflicto armado y al diólogo no caiga en saco roto, sino que pueda producir frutos concretos en favor del restablecimiento de la paz. Le puedo asegurar que el Santo Padre está buscando continuamente maneras que puedan superar la dramática situación actual.

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