Cardenal Maradiaga: Bannon y Viganò forman una red anti-Francisco

Cardenal Maradiaga: Bannon y Viganò forman una red anti-Francisco

El cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga habla en La Repubblica, el diario fundado por el íntimo amigo ateo del Papa, Eugenio Scalfari, para salir en defensa del Papa en estos turbios momentos de escándalos financieros. Que sea la figura más indicada para ese papel es algo que juzgamos dudoso.

 

El arzobispo de Tegucigalpa, mano derecha del Papa en todo lo referente a Latinoamérica, sigue sosteniendo, ocho años después, que Francisco está decidido a llevar a cabo la limpieza de las finanzas vaticanas. Que él mismo ocupe un puesto de tanta influencia en la Curia, miembro del exclusivo consejo de cardenales, o la presencia del emérito Zanchetta en el APSA no parece avalar esa tesis, pero seguimos.

Lo que pasa, explica Su Eminencia, es que “hay una red anti-Francisco. Los dos hombres que forman esta red son Steve Bannon y Carlo Maria Viganò. Quieren que todo quede como ha sido siempre, una rigidez que no hace bien a la Iglesia”. No sé hasta qué punto se puede formar una ‘red’ con dos personas, pero en cualquier caso parece un poco tarde para recurrir al ‘enemigo exterior’, el imprescindible Goldstein culpable de que nunca se alcancen los objetivos.

Lo cierto, lo comprobable, lo documentado es que ya en 2013 el Francisco decidió, con un Motu Proprio, sustraer la Sección Económica a la Secretaría de Estado y pasarla a la recién creada Secretaría para la Economía, dirigida por el cardenal Pell. Pero la decisión quedó en nada, y ahora la sección se quiere pasar a la inefable Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, la APSA, que dirige el antiguo secretario de la Conferencia Episcopal Italiana, Nunzio Galantino, y en la que asesora Zanchetta, el de los ‘selfies’ obscenos, los acosos y -lo que resulta esencial en su nuevo puesto- conductas financieras impropias. No sé, Eminencia, esto no parece una forma de limpiar. Dice Maradiaga, como botón de muestra de los anhelos de transparencia financiera papal, que Francisco ha pedido formalmente a la ONU que acabe con los paraísos fiscales. No sabemos si Su Santidad ignora que esos paraísos se han ido cerrando uno a uno y quedan poquísimos. Entre ellos, el Estado Vaticano.

Pero Maradiaga insiste. No crean a sus ojos, no es que el Papa esté aislado, para nada. El Papa “dirige la Iglesia en forma colegial, consultando y después decidiendo, tiene mucha paciencia y misericordia, jamás actúa por instinto… sino después de un discernimiento”. ¿Y por qué se negó a recibir al representante de la nación más poderosa de la tierra y una de las ‘cash cows’ del mundo católico, Estados Unidos, que ya estaba en Roma? Pues porque el representante en cuestión, el secretario de Estado Mike Pompeo, “busca la reelección de Trump… pero no busca el interés de los estadounidenses…”.

Muy diplomático y clarividente. No sabemos qué es más difícil de encontrar, si un miembro de una administración política que no busque la continuidad de esa misma administración o un hombre capaz de decidir cuáles son “los intereses de los estadounidenses”. Desde Tegucigalpa.

Pero la mayor pifia de toda la entrevista es que se haya dado. No parece el momento ideal para recordar siquiera que existe el cardenal Maradiaga y que tiene un peso extraordinario en Roma.

De los escándalos del hondureño hemos dado buena cuenta en estas páginas. Las acusaciones de su implicación en escándalos financieros en 2012, con una ‘investigación’ vaticana cuyo visitador encontró resmas de acusaciones de todo tipo y color que fueron consignadas en el baúl de los recuerdos, bajo siete llaves. Luego llegó la denuncia de nuevos escándalos presentada por la esposa del ex embajador hondureño en la Santa Sede. La señora embajadora lo acusa de haber cubierto a monseñor Pineda por comportamientos obscenos y abusos contra seminaristas (luego el Papa se deshizo discretamente de Pineda).

En el 2017 estuvo en el centro de otro escándalo financiero cuando salió a la luz que, aunque predicando la pobreza y la lucha contra las desigualdades, percibía 35.000 euros al mes (500.000 euros al año) de la Universidad de Honduras. El diario italiano L’Espresso escribió que el Papa quería saber la verdad y habló de “traidores y aprovechados en la Iglesia”.

Pero ahí sigue, nada puede contra él, prueba viviente de que la misión de deshacerse de las ‘manzanas podridas’ en la Curia no puede considerarse precisamente cumplida.

 

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