Card. Poli: En la Eucaristía, el corazón de Dios se hace presente

Card. Poli: En la Eucaristía, el corazón de Dios se hace presente

Con una misa presidida por el arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, Mario Aurelio Poli, la arquidiócesis celebró la Solemnidad de Corpus Christi.

La arquidiócesis de Buenos Aires celebró este domingo la Solemnidad de Corpus Christi, con una Eucaristía que tuvo lugar en la catedral primada, sin presencia de fieles.

La misa fue presidida por el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Mario Aurelio Poli, quien  encabezó la tradicional procesión con el Santísimo Sacramento. En su homilía, el purpurado expresó: "Después de celebrar con alegría desbordante la Resurrección de Cristo, en estos últimos domingos la Iglesia nos ofreció celebrar misterios que tanto nos dicen de nuestro camino espiritual: con la Ascensión rezamos y recordamos que Jesús llevó nuestra condición humana al Cielo, donde intercede ante Dios. En Pentecostés, velamos orando para esperar la venida del Espíritu Santo, que morando en nosotros nos hace participar de la condición divina".

"Todo nos confirma que Dios no se cansa de buscarnos, cuidarnos y regalarnos los dones y gracias que nos van guiando en nuestro itinerario. Para cumplir nuestra misión en este mundo, mientras suspiramos por la vida eterna. Podemos decir con certeza que así como hemos sido puestos en el corazón de Dios, Dios se ha puesto con su misericordia en el nuestro".

"¡Qué maravilloso intercambio! Y pensar que es gratuito, inmerecido e incondicional, y esa es la razón por la que nosotros amamos: porque Él nos amó primero", valoró. "Todavía más: en un desborde de su bondad y sabiduría, la Iglesia nos llama a celebrar hoy el Cuerpo y la Sangre de Jesús, tradicionalmente conocida como la fiesta de Corpus Christi, es decir, la prometida presencia de Cristo que quiso quedarse con nosotos mientras peregrinamos".

 

El Evangelio de San Marcos nos recrea el clima que vivía Jesús en la víspera de su pasión, en la pascua judía. los discípulos creen repetir como años anteriores, un antiguo rito pascual, pero Jesús está por inaugurar algo nuevo. Él ha pensado todos los detalles para celebrar la cena ritual con sus amigos. Un piso alto, una pieza grande, arreglada con almohadones y ya bien dispuesta. Nada es improvisado, sino que todo obedece a una milenaria tradición, absolutamente religiosa y fraterna, en la que Él preside, como padre de familia, para elevar las bendiciones y acciones de gracia tradicionales. Todo transcurrió según el ritual, hasta el momento de partir el pan, para repartirlo con sus discípulos, cuando agregó estas palabras: 'Tomen, esto es mi cuerpo', es decir, 'esto soy yo' El cuerpo es la persona de Jesús en su integridad física, espiritual e histórica. Al partir el pan, con un gesto, y pronunciar sublimes palabras que salen de su corazón, Jesús expresa el don que hace de sí mismo al entregar su vida en rescate de una multitud", relató. 

"Lo mismo hizo con el cáliz lleno de vino, y cuando los discípulos bebían de él, les dijo: 'Esta es mi sangre, la sangre de la alianza, que se derrama por muchos'. Así anunciaba la muerte violenta de Jesús en la cruz, cuando su cuerpo cargó con todos nuestros pecados, todos los pecados del mundo, toda la violencia del mundo que Él transformó en amor".

"Esa es la razón por la que a la Eucaristía se la llama 'sacramento del amor', porque el corazón mismo de Dios se hace presente realmente cuando su santo pueblo, congregado, lo alaba y celebra, y eso es el Corpus Christi", aseguró.

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