Cada vez más misioneros acuden a honrar y agradecer a la Virgen de Salta

En los últimos años el fenómeno que convoca a cientos de católicos mes a mes fue creciendo. La Iglesia aún no lo acepta aún, pero los religiosos expresan que no pueden desoír los designios divinos
La fe mueve montañas y multitudes. El fenómeno de la Virgen de Salta es, sin lugar a dudas, la muestra clara de que esto ocurre. La imposición de manos y los desmayos se suceden con habitualidad. Y es que las apariciones tan comentadas de la Santísima Virgen de Salta ocurren desde 1990. En ese tiempo, María Livia Galliano de Obeid, una ama de casa madre de tres hijos, fue la elegida celestial para vivir manifestaciones sobrenaturales, para posteriormente transmitir a los fieles de todo el país.

Según expresa el sitio de la Virgen de Salta, la misma María Livia recuerda que la voz que le hablaba, extraordinariamente hermosa y sobrenatural, se presentó como la “Madre de Dios”. El “secreto” de estos encuentros duró poco. Ella misma admite que el cambio en su persona fue radical. La felicidad en su alma era más que evidente. El hogar de María Livia se llenó de luz. Ella recordó la aparición “en medio de una inmensa luz, apareció una joven de alrededor de 14 años, tiene sus manos y brazos extendidos hacia abajo, desde donde salen purísimas luces que se extienden hacia abajo como rayos de cristal”.

Desde Misiones hay un grupo que viene organizando peregrinaciones desde 2005, y advierten que cada vez se hace más popular el traslado al cerro donde se encuentra la Virgen.

El escribano Ricardo César Cambas es uno de los organizadores, y recuerda que desde esa fecha se realizan ininterrumpidamente estos traslados al santuario, sin fines de lucro.

“Lo importante acá son los frutos, la conversión de la gente, las sanaciones físicas y espirituales. Han compartido con nosotros muchos sacerdotes, especialmente viajan mucho los de la Diócesis de Iguazú. De acá han viajado varios sacerdotes también”, señaló Cambas.

No obstante, advirtió que de marzo a diciembre hay una peregrinación por mes, y algunos meses, dos. Es para todas las edades, desde bebés recién nacidos hasta abuelos. Incluso señaló que la próxima peregrinación será el 11 de octubre.

El fenómeno

“En el cerro la Virgen se aparece en cuerpo y alma, también después de rezar el Santo Rosario el día sábado, la Virgen se arrodilla delante de todos los peregrinos y le pide a su hijo Jesús que baje al cerro. Después va pasando el instrumento humano, que es la señora María Livia Galliano de Obeid, delante de cada peregrino y en ese momento la Virgen de rodilla le pide a Jesús por esa alma, y Jesús abraza esa alma”, relató Cambas. “Una experiencia muy fuerte, realmente”, agregó.

“Es una experiencia de fe, cuando uno abre el corazón a las cosas de Dios se encuentra con toda clase de sorpresas y bendiciones, de momentos de vivir experiencias de otras personas, que impactan mucho, especialmente conversiones, descubrimiento de un Dios personal que como pueblo nos hace la propuesta de juntarnos en otra propuesta más”, afirmó el presbítero Rubén Bustamante.

“Fue una experiencia única, llena de paz, es muy especial”, señaló Manuela Barreyro, una peregrina que ya visitó el santuario en dos oportunidades.

No se puede desoír designios

El presbítero Rubén Bustamante expresó que “la primera vez fui descreyendo. Yo decía ‘cómo si existen tantas posibilidades en Argentina como Salta, San Nicolás, la Virgen del Valle, etcétera’, realmente no creía. Y esto fue un cachetazo a mi falta de fe. Una hermosa sorpresa. Y después siempre voy acompañando a los peregrinos como una tarea pastoral, se les va explicando cosas, haciéndolos rezar, que no es además un viaje turístico, sino una peregrinación”.

“Por ahí a veces tiene esta sorpresa de que sale un poco de los carriles de lo que son las estructuras eclesiásticas, ya que cada iglesia tiene su Diócesis, sus parroquias, y allá uno encuentra gente de todo el país, multitudes que realmente viven una experiencia muy fuerte de fe. Confesamos horas y horas, uno no puede pasar desapercibido lo que es Dios para esas personas. Y después está todo el folclore, que es lo que ocurre en Itatí, en San Nicolás, en Luján, que es un poco el fenómeno de la religiosidad popular, por la cual las multitudes se acercan y es para entender los caminos de la gente. Todo no está organizado por nosotros, por nuestra pastoral, sino que es como una sorpresa de Dios”, añadió el religioso.

Por otro lado, expresó que “en cuanto a la aceptación, siempre somos muy obedientes a lo que es el magisterio de la Iglesia. Por ahora no está reconocido. Pero seríamos ciegos si no tocamos esta realidad, si nos mojamos en el agua. Una cosa es tocar de oído y otra es estar allá, ver ese clima de silencio, esa organización, la señora muy sumisa a la iglesia y a su jerarquía, no hay nada en contra del ministerio eclesial, nada contradice las verdades de la fe. Muy recomendable, lo recomiendo mucho. Los que quieren ir van porque Dios y la Virgen los llama a ir”.

La publicidad

Las apariciones se concretan desde el 2001, y desde entonces tuvieron fuerte auge publicitario, pero el boca a boca es fundamental. “Hubo hechos resonantes, como es el caso de la mujer que el marido iraní le había sacado los tres hijos. Ella fue a Salta, habló con la señora María Livia, y la Virgen le mostró en ese abrazo que ella iba a ir a Irán e iba a ver a sus tres hijos, cómo los iba a ver y demás. Y después ella vuelve y cuenta por toda la televisión argentina. Han ido también muchos actores, fue también Víctor Sueyro y luego publicó un libro. Otra que publicitó mucho por televisión fue Mirtha Legrand, estuvo una o dos veces ahí”, recordó Cambas.

Asimismo, dijo que está mal llamada Virgen Del Cerro, sino que es “la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús”.

"Me dio un ataque de llanto"

De un día para el otro decidí irme, había ido una vez, pero esta vez fue totalmente distinto. No tenía con quien ir, y decidí ir igual, sola. Fue muy distinto a la primera vez. Fui con una peregrinación, conocí un montón de gente de todas las edades en el colectivo. La subida al cerro fue increíble, sentí aroma muy fuerte a rosas, a incienso. En el momento que me tocó María Livia la primera vez me caí y sentí mucha paz, fue muy tranquilo. Pero la segunda vez me dio un ataque de llanto, no podía parar de llorar. Me quedé ahí hasta que más o menos me calmé. Había llevado fotos de mi abuelo que había fallecido.

Decidí quedarme hasta el final. Esperé ahí sentada. Observé a la gente. Es un lugar muy tranquilo, aunque había muchos chicos, no se escuchan gritos, ni nada. Es muy especial.

En la charla que da María Livia la gente le hace preguntas muy fuertes, y ella contesta a todo, con tranquilidad, hay además muchos sacerdotes que la acompañan y la respaldan. (testimonio de Manuela Barreyro, peregrina).

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