Dijo también que la Iglesia debe ser como un "hospital de campaña" que vive su misión de curación. "No se conformen con una teología de despacho", concluyó. También señaló que la renovación que trajo el Concilio Vaticano II vino del Evangelio.
El papa Francisco señaló que los buenos teólogos "huelen a pueblo'', en un saludo que envió a la Pontificia Universidad Católica Argentina por la celebración de los 100 años de la Facultad de Teología, informó hoy el Vaticano. Los "buenos teólogos, como los buenos pastores, huelen a pueblo y a calle y, con su reflexión, derraman ungento y vino en las heridas de los hombres'', expresó en una carta al cardenal Mario Aurelio Poli, arzobispo de Buenos Aires y gran canciller de la UCA.
"Que la teología sea expresión de una Iglesia que es `hospital de campaña', que vive su misión de salvación y curación en el mundo'', agregó. Señaló que "el teólogo formado en la UCA ha de ser una persona capaz de construir en torno a sí la humanidad, de transmitir la divina verdad cristiana en una dimensión verdaderamente humana''.
"No un intelectual sin talento, un eticista sin bondad o un burócrata de lo sagrado'', precisó. Expresó que esta celebración es un momento importante para la Iglesia en la Argentina. "El aniversario coincide con el de los 50 años de la clausura del Concilio Vaticano II, que ha sido una puesta al día, una relectura del Evangelio en la perspectiva de la cultura contemporánea'', manifestó. El Concilio Vaticano II, agregó, "ha producido un movimiento irreversible de renovación que viene del Evangelio. Y ahora es preciso seguir adelante''.
"Debemos guardarnos de una teología que se agota en la disputa académica o que contempla la humanidad desde un castillo de cristal. Se aprende para vivir: teología y santidad son un binomio inseparable'', afirmó. "En este tiempo, la teología también debe hacerse cargo de los conflictos: no sólo de los que experimentamos dentro de la IGLESIA, sino también de los que afectan a todo el mundo y que se viven por las calles de Latinoamérica'', dijo.
"No se conformen con una teología de despacho. Que el lugar de sus reflexiones sean las fronteras. Y no caigan en la tentación de pintarlas, perfumarlas, acomodarlas un poco y domesticarlas'', afirmó.
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