El bendecido para defender la última trinchera

El bendecido para defender la última trinchera

La aparición de CFK en Avellaneda dejó un dato político importante: nuevo palo para Alberto Fernández y potente gestualidad de apoyo a Kicillof. Resignada en lo nacional, la Vice concentra todos los cañones en la última barrera de contención ante una posible ola amarilla. Contradicción CABA-PBA como ordenador político.

 

NICOLÁS BACCARO

En política, los gestos suelen decir mucho más que las palabras. Pero la Vicepresidenta no se ahorró ninguno de los dos en su aparición de este martes en Avellaneda para dejar en claro cuál es su mirada sobre lo que se viene para el peronismo y, particularmente, para el kirchnerismo. En ese sentido, el escenario elegido, el destaque verbal y simbólico a Kicillof y el fuerte palo contra Alberto Fernández dejan entrever que la principal líder del peronismo recurre, cada vez más, a la provincia como su fortaleza y al Gobernador como el mariscal para su defensa.

Para empezar, CFK eligió el distrito conducido por Jorge Ferraresi para su nueva aparición. Ya lo había hecho en junio, cuando participó de un plenario de la CTA en la misma ciudad con un discurso de los más picantes de los que efectuó en este 2022. También Máximo Kirchner tuvo un par de apariciones públicas importantes desde avellaneda, como aquella en la que desafió a Larreta a que se saque de encima a Macri, unos días después del pedido de 12 años de prisión e inhabilitación perpetua del fiscal Luciani contra su madre, y apenas unos días antes del intento de asesinato que sufriera CFK.

La elección de la sede no es una casualidad. Además de representar un territorio muy relevante desde lo simbólico y la historia para el peronismo, la Avellaneda de Ferraresi tiene además otro significado determinante para el universo K. Representa uno de los principales distritos cuya conducción, en este caso Ferraresi, realizaron el periplo de arrimarse a lo que intentó ser el albertismo, alejándose de la identidad kirchnerista, para luego volver frustrados y con la cabeza gacha bajo el ala de la dueña de los votos en el conurbano.

El caso de Ferraresi, al que se pueden sumar los de otros jefes comunales peronistas que saltaron al gabinete de Fernández y hoy volvieron a alinearse con CFK, como Gabriel Katopodis o Juan Zabaleta, resulta sintomático para un kirchnerismo decidido a limar todo resabio de poder que le quede al Presidente, confinándolo a un vacío político desde el cual le resulte imposible cualquier aventura re electoralista. En esa misma clave, CFK no escatimó en picante en sus palabras de ayer a la hora de referirse al primer mandatario que ella y sus votos sentaron en el Sillón de Rivadavia.

“La proscripción es fundamentalmente un acto de disciplinamiento hacia el conjunto de la dirigencia política argentina para que nadie se vuelva a animar a tanto” afirmó CFK, antes de soltar lo que fue una nueva mojada de oreja al Presidente. “Tiene un efecto disciplinador y vaya si lo logran, estos días de idas y diretes, con la agrupación, como yo digo, Agrupación Política Amague y Recule permanente, ¿no?” disparó la Vice en clara referencia a la marcha atrás de Alberto Fernández en su decisión de no acatar el fallo de la Corte que obliga a restituir a la CABA el punto de coparticipación que se le quitó en 2020.

Así se metió CFK en el tema político más caliente de estas semanas y que probablemente lo será durante bastante tiempo más. Pero en sus palabras no hubo solamente una crítica a la actitud de idas y vueltas del Presidente, sino un pronunciamiento en favor de lo que hoy aparece para el kirchnerismo como la meca a defender: la provincia de Buenos Aires.

Cuando el Gobierno nacional decidió quitarle esa porción de la coparticipación a la CABA que Mauricio Macri le había otorgado de más a la hora del traspaso de la policía, esos recursos se destinaron en gran medida a la PBA a través de la creación del Fondo de Fortalecimiento Fiscal. El fallo de la Corte, de cumplirse por parte de la administración Fernández, representaría unos $200.745 millones menos para el territorio gobernado por Kicillof, precisamente en el año electoral en el que el kirchnerismo buscará refugiarse en la provincia.

“Le van a dar para la campaña electoral al Jefe de Gobierno de la Ciudad, que seguramente va a ser el candidato de la oposición, le van a incrementar lo que tiene en seis presupuestos de la localidad de Avellaneda” dijo ayer CFK al respecto, abonando a la idea que intenta construir el peronismo de que esos son recursos que se le están quitando a las provincias, fundamentalmente a la PBA.

Por si quedaba alguna duda de a quién le estaba hablando la Vicepresidenta y a quién no, ella misma se encargó de ponerle nombre: “Bonaerenses: esta provincia, esta bendita provincia tiene 300 mil kilómetros cuadrados. Recibe muchísimos menos recursos de todo lo que produce y fíjense apenas 200 o 300 kilómetros cuadrados que es la Ciudad de Buenos Aires. Consolidada, además, ahí nadie necesita pavimento ni agua corriente, ni gas, ni transporte. ¿Por qué? Porque tienen todo. Desde taxi, subte, bondis, trenes. Todo, absolutamente todo. Un país en función concéntrica”.

De esa forma quedó planteada la que será la contradicción política que el kirchnerismo utilizará cada vez con más fuerza de cara al año electoral: CABA vs. PBA, el distrito más rico vs. el distrito que más produce y qué necesidades padece. Al mismo tiempo, ese planteo le es funcional al kirchnerismo para otro objetivo político: bajarle el precio al ala dura del PRO y apostar a una polarización con Larreta como un antagonista más dialoguista, pensando en la posibilidad concreta de que lo oposición gane las presidenciales del año que viene.

A sus palabras CFK le sumó también la gestualidad. Sentar a Kicillof a su derecha en el acto de ayer fue una decisión política que puede leerse como una nueva bendición de parte de la Vice para con su mimado de entre los suyos. El Gobernador, por su parte, devuelve el gesto en cada oportunidad que tiene y ayer no fue la excepción. No faltaron los abrazos, sonrisas y miradas entre ambos, ni las palabras de Kicillof como cuando expresó que “te quiero decir Cristina que todos vimos con el corazón en la boca como te gatillaban en la cabeza, que lo quisieron tapar, que luego buscaron la proscripción con la cárcel. Bueno, ¿saben qué? No les tenemos miedo. A vos Cristina te necesitamos para seguir avanzando con el derecho al futuro”. Música para los oídos de la Vice.

Pero Kicillof también aportó sus dichos a la discusión por la coparticipación. “Por decreto, Mauricio Macri le subió el porcentaje de coparticipación de 1,40 a 3,75 a la Ciudad de Buenos Aires, sin ninguna justificación ni explicación. Lo que hubo fue un manejo discrecional, arbitrario y dirigido hacia la ciudad más rica del país en detrimento de todo el interior federal” dijo ayer el Gobernador, y agregó “queda muy claro que la alternativa es la derecha o los derechos. Nosotros estamos del lado de los trabajadores para reconocer y ampliar derechos como hicieron Néstor y Cristina”.

Esta mañana, Kicillof volvió sobre el tema con un hilo de tuits en el que expresó que “La Corte, con una medida cautelar política, infundada y arbitraria, ha beneficiado al distrito más rico de la Argentina, disminuyendo los recursos de todas las provincias argentinas”. El Gobernador profundizó la ofensiva y le planteó a la Corte su “derecho a ser oídos para manifestar la voz de 17 millones de bonaerenses” a la vez que expresó la “total adhesión al recurso presentado por el Estado Nacional” por parte de la provincia.

Tweet de Axel Kicillof

Es la tercera vez que nos presentamos, pero la Corte parece dispuesta a escuchar únicamente al Jefe de Gobierno de la Ciudad. Necesitamos terminar con estas desigualdades y con los fallos arbitrarios del partido judicial” cerró el Gobernador, plantando bandera en lo que será su actitud de encabezar este reclamo, que es de las provincias pero fundamentalmente de la PBA, y que es del todo el peronismo pero fundamentalmente del kirchnerismo.

De esta manera, la escena de ayer en Avellaneda mostró el reordenamiento  político del peronismo de cara al año electoral en una foto. Adentro, CFK en el centro, con su bendecido a la derecha y la representación de los intendentes bonaerenses a su lado. Afuera el Presidente Alberto Fernández, cada vez más sólo y vaciado de poder por sus propias idas y vueltas. La firme decisión de apostar todo a la provincia, leyendo una eventual derrota nacional, y convertirla en la fortaleza de la resistencia. Queda como interrogante qué función cumplirá en esta maquinaria el engranaje Sergio Massa, por ahora abocado a enderezar el barco de la economía y sin definiciones sobre su apuesta para el 2023, pero visto con buenos ojos por kirchnerismo para encabezar una batalla para la cual no tienen un mariscal propio con volumen ganador. A días del 2023, las piezas ya se mueven en el tablero.

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