Las batallas de Francisco, entre cuervos, víboras y cizaña

Las batallas de Francisco, entre cuervos, víboras y cizaña

MILÁN.-Según escribe Gianluigi Nuzzi en su libro Via Crucis, la broma interna más frecuente en la comisión de la que formaban parte los dos "cuervos" vaticanos era: "Aquí la gracia de Dios es mucha, pero el demonio está en persona". Ahora, son muchos los que piensan que era efectivamente así.

Por Gian Antonio Stella

Hace tiempo que el papa Francisco insiste en el tema de la comunidad y advierte sobre los chismes y la cizaña. Nunca fue más claro al respecto que en su homilía de hace dos años, cuando instó a los gendarmes de la Santa Sede a alejarse de las murmuraciones. "Es una de las tentaciones favoritas del diablo: atentar contra la unidad, cuando las asechanzas van dirigidas justamente contra la unidad de quienes viven y trabajan en el Vaticano. El diablo busca generar una especie de guerra civil espiritual", dijo Francisco en aquella oportunidad. Y como para no dejar dudas, agregó: "Algunos de ustedes me dirán que no tienen nada que ver con el diablo, que su función es proteger la seguridad de este Estado, para que no haya delincuentes ni enemigos que vengan a tomar esta ciudad. Eso es cierto: Napoleón ya no existe y tampoco parece probable que llegue un ejército a tomar la ciudad. Pero actualmente se trata de la guerra de la oscuridad contra la luz".

Gianluigi Nuzzi y Emiliano Fittipaldi, autores de sendos libros sobre el Vaticano que salen a la venta hoy en Italia y que se encuentran en el ojo de la tormenta, afirman no haber hecho más que su trabajo. Difícil negarlo. Pero también es difícil negar que quienes les filtraron los documentos, por más que aseguren haberlo hecho "para ayudar al Papa", traicionaron ese voto de confianza que impulsó al propio Francisco a encomendarles una delicadísima tarea.

No es casual que el periódico vaticano L'Osservatore Romano titulara su edición de anteayer con las palabras del Papa durante la misa de homenaje a los cardenales y obispos fallecidos: "La víbora sobre la cruz". Por supuesto que no es un tema nuevo para Francisco. Ya en marzo se había referido al episodio bíblico donde los judíos que se rebelan contra las penurias del cruce del desierto y empiezan a "hablar mal de Dios" terminan mordidos por serpientes venenosas: "Sólo la plegaria de Moisés, que alza su báculo con una serpiente, símbolo de la cruz de la que colgarán a Cristo, salvará del veneno a quienes lo miran". Y volvió sobre ese tema hace apenas un mes.

Lo cierto, según escribió en el diario Avvenire la periodista Stefania Falasca, amiga de Bergoglio desde hace décadas, es que "tal vez ningún otro pontífice de la historia reciente haya luchado tanto contra este mal, y con un lenguaje tan punzante y eficaz". Además, prosigue Falasca, "el mal bífido producto de la clericas invidia, como la definió el célebre teólogo Haring en tiempos del Concilio Vaticano II, es conocido por todos. Ni hace falta traer a colación al Dante, que definía la envidia como «meretriz de las cortes»".

El Papa vuelve una y otra vez sobre este punto: "En este asunto no hay grises. El que habla mal de su prójimo asesina a su prójimo". Y más: "Estamos acostumbrados a las murmuraciones. ¡Pero cuántas veces nuestra comunidad, incluso nuestras familias, es un infierno en el que se producen estos crímenes de asesinar a nuestros hermanos y hermanas con la lengua!".

¡Maldita lengua que genera divisiones en parroquias, comunidades y la Iglesia misma! "Cuando decimos que una persona tiene una lengua viperina, ¿qué queremos decir? ¡Que sus palabras matan! Y para eso no hace falta llegar a atentar contra la vida del prójimo. Basta con destilar sobre él el veneno de la ira y cubrirlo de calumnias. Al principio podrá parecer algo placentero y hasta divertido, como chupar un caramelo. Pero al final, nos termina envenenando a nosotros."

Hay quienes recuerdan el día en que una paloma liberada por el Papa fue atacada por una gaviota y por un cuervo. "¡Que el Espíritu Santo nos libre de los cuervos, señales del mal!", escribió una tal Ninetta en la página de Facebook del Papa, contra quienes afirmaban que "también los cuervos son criaturas de Dios". Los cierto es que al Papa le cayó tan mal la filtración de estos documentos que ni siquiera pudo esbozar una sonrisa al recibir la carta que le envió el presidente de San Lorenzo, el club de fútbol de sus amores: "¡Saludamos al primer papa cuervo!".

Traducción de Jaime Arrambide

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