El editor jefe de la publicación, Alsaad Omar al-Menhaly explicó a los lectores que la revista no saldría a la venta en Arabia Saudí “por razones culturales”, disculpándose a los suscriptores que tienen. No era difícil de imaginar que esa portada podría llegar a acarrear problemas en los países árabes.

En Arabia Saudí, por ejemplo, están prohibidas las Biblias y los crucifijos y los cristianos que viven en el país tienen que profesar su fe en secreto.No solo la portada ha sido una fuente de conflicto. El editorial escrito por el propio Menhaly ha enfadado a una parte de los lectores, incluso a los cristianos. En el texto, afirma que “los pilares religiosos son solo herramientas destinadas a preservar algo y, si ya no son capaces de eso, deben ser modificadas”. En realidad, el periodista se refería a que las instituciones religiosas de todo el mundo deberían adaptarse a un mundo que cambia constantemente.

No opinan lo mismo los estudiosos religiosos wahabíes, una corriente que se aferra a la interpretación literal del Corán y de las tradiciones de Mahoma interpretadas según lo marcado en el islam antiguo. Para ellos, pronunciar estas palabras se podría considerar como una blasfemia.