Aprovechan basura para potabilizar agua

Aprovechan basura para potabilizar agua

Científicos tucumanos desarrollaron, con restos de cosechas, tubos que permiten filtrar y desalinizar ese insumo básico para nuestra vida.

La de nuestro planeta es la única vida que (al menos por ahora) conocemos a ciencia cierta que existe. Y no sólo sabemos que sin agua no podemos vivir en la actualidad; también que el surgimiento mismo de la vida dependió del agua.

A pesar de ello, casi que la damos por sentada: creemos que disponer de ella es tan fácil como abrir un grifo, y listo. Pero no: el agua es un insumo crítico. Su trascendencia queda de manifiesto en este dato (es sólo uno de muchos datos posibles): desde diciembre de 2020 el agua se comercializa en el mercado de commodities de Wall Street, y alcanza valores cercanos a los 400 USD por 1.000 metros cúbicos.

En ese marco, investigadores del Laboratorio de Separaciones Químicas Sustentables, del Instituto de Química del Noroeste Argentino (Inquinoa), dependiente del Conicet y de la UNT, lograron un método para recuperar agua de diversas fuentes residuales, como efluentes líquidos, lo que constituye un gran avance. Pero, veremos, eso no es todo...

Doble ventaja

De alguna manera, y de a poco, nuestra sociedad toma cada vez más conciencia de lo importantes que son los recursos naturales y su conservación; también de que reciclar es clave y tiene muchas ventajas, tanto ambientales como económicas, destaca en un comunicado el Conicet NOA Sur.

“El uso racional del agua es una demanda central, e implica manejar y proveer este recurso en forma segura y sustentable para la población, para la industria y para el ambiente”, destaca el texto.

De ahí la doble ventaja del trabajo de los investigadores tucumanos: partieron, como hipótesis de trabajo, de la posibilidad de desalinizar salmueras usando biomasa residual (basura orgánica, dicho más sencillo) de alta disponibilidad en el NOA.

De qué hablamos

La biomasa residual es la materia orgánica de desecho que generan actividades como la agrícola-ganadera, forestal y urbana; y en el Inquinoa están trabajando concretamente con los restos que quedan luego de la cosecha de caña de azúcar, de soja o de arroz.

“Demostramos que tubos de carbón fabricados a partir de residuos de la cosecha de caña de azúcar pueden funcionar como lo que llamamos ‘contactores de membrana electrotérmicos’; son dispositivos que permiten poner en contacto dos sustancias, por ejemplo, una liquida y una gaseosa, con el objetivo de transferir selectivamente un componente de interés, desde una a la otra”, explica Adolfo Ávila, responsable del Laboratorio de Separaciones Químicas Sustentables.

“El proceso funciona básicamente así -añade-: calentamos los tubos, y al aumentar la temperatura, el agua se evapora a través de las paredes de los tubos (y la recogemos), pero queda retenido en ellas el cloruro de sodio cristalizado. El proceso se llama destilación por membrana por calentamiento directo, y de esta misma manera pueden tratarse aguas de uso industrial y doméstico”.

La experimentación -añade Ávila- demostró que los sólidos disueltos se redujeron el 99,4 %. “Y una de las ventajas de estos tubos es que, por la materia prima con la que fueron construidos, se pueden renovar; y son fácilmente escalables hacia dimensiones de interés industrial, lo que permite pensar en prototipos con buenas chances para aplicaciones tecnológicas”, remarca.

Otras ventajas

El investigador explica además que estos tubos de bio-carbón son aptos para calentamiento directo, ya que tienen propiedades conductoras de electricidad, con lo cual la temperatura necesaria puede obtenerse mediante efecto electrotérmico.

Además, el material tiene alta potencialidad para resistir y tolerar fuentes de aguas salinas y corrosivas, y su costo es relativamente bajo (dada la alta disponibilidad de materia prima).

¿Energías sustentables?

Y hay más. “También son compatibles para aprovechar la radiación solar como fuente de calentamiento, lo cual permitiría mejorar la ecuación energética”, destaca Ávila y cuenta que planean trabajar en un prototipo experimental de mayor escala, investigando el diseño que permita optimizar tanto el consumo de energía como la producción de agua, según variables como caudales, voltajes y frecuencias; y también en el largo y el espesor de los contactores.

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