A 70 años de Hiroshima, católicos y anglicanos oran juntos por la paz

A 70 años de Hiroshima, católicos y anglicanos oran juntos por la paz

En 1981, con la visita de Juan Pablo II a Japón, comenzó el período de diez días de oración por la paz entre el 6 y el 15 de agosto. Este año la plegaria fue abierta por los obispos católicos y anglicanos y contó con representes de 100 países.

Con una plegaria solemne y ecuménica, los obispos católicos y anglicanos de Japón abrieron este miércoles 5 de agosto en la catedral de Hiroshima los “diez días por la paz”, acontecimiento anual promovido por la Iglesia en ocasión del aniversario de la finalización de la guerra. Para los 70 años de la conclusión del conflicto, más de 100 naciones enviaron representantes para las solemnes celebraciones del 6 de agosto justamente en Hiroshima y el 9 de agosto en Nagasaki, días aniversario del lanzamiento de las bombas atómicas sobre ambas ciudades.

Como cada año, sonó la “Campana de la Paz”, que realiza la Municipalidad de Hiroshima. En el monumento que recuerda a las víctimas, el intendente agregó los nombres de los sobrevivientes al 6 de agosto. Estas personas- que llevan los signos y enfermedades derivadas de las radiaciones nucleares- son conocidas en Japón como “hibakusha” y son muy respetadas: por el momento están aún vivos unos 190 sobrevivientes al ataque y su edad media es de 79,44 años.

Con ocasión del aniversario del terrible suceso, monseñor Tarcisius Isao Kikuchi, obispo de Niigata y presidente de Cáritas Asia, difundió un mensaje en el que subraya que Japón puede contribuir a la paz “no con nuevas armas, sino con sus actividades de noble y larga historia en el crecimiento mundial, de forma particular en las llamadas naciones en vía de desarrollo”.

“Creo -escribe el prelado- que esta contribución al desarrollo, que lleva al pleno respeto y a la realización de la dignidad humana, sería muy apreciada y respetada por la comunidad internacional”.

Monseñor Kikuchi recordó el llamamiento pronunciado en Hiroshima por el papa san Juan Pablo II el 25 de febrero de 1981, tras el cual la Iglesia católica japonesa decidió convocar un periodo de diez días, del 6 al 15 de agosto, para dedicar a la oración por la paz.

En marzo, en el mensaje por el 70 aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial, la Conferencia Episcopal había afirmado que los obispos “tenemos, como pastores, una vocación especial a favor de la paz. Tal vocación no se basa en ninguna ideología política. Nosotros continuamos invocando la paz no como argumento político, sino como hecho humano”.

El 6 de agosto de 1945 por primera vez en la historia se lanzó una bomba atómica, y las consecuencias fueron terribles: 80 mil muertos y casi 40 mil heridos, a los que hay que añadir más de 13 mil desaparecidos, y en los años sucesivos, las numerosas víctimas a causa de las radiaciones. En total se cuentan unos 250 mil muertos. A ellos se añaden los causados por la otra bomba que también lanzó Estados Unidos en Japón, el 9 de agosto de 2015, en Nagasaki, apenas tres días después de la de Hiroshima: aquí las víctimas fueron 70 mil antes de final de año y otros 70 mil en los años siguientes.

Según los Aliados fueron justamente estas dos devastaciones las que aceleraron el fin de la Guerra mundial, dado que Japón había quedado como el único país del Eje en combatir. El 2 de septiembre de 1945, Tokio firmó su rendición incondicional.

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