10º ANOPD: «Construir puentes, establecer relaciones, alimentar la comunión»

10º ANOPD: «Construir puentes, establecer relaciones, alimentar la comunión»

Los cerca de 180 participantes en la 10ª Asamblea Nacional de los Organismos del Pueblo de Dios (ANOPD), celebrada en Brasilia del 14 al 16 de octubre de 2022, lanzaron un Mensaje al Pueblo de Dios. Firmado por los presidentes de las instituciones presentes: (...)

Los cerca de 180 participantes en la 10ª Asamblea Nacional de los Organismos del Pueblo de Dios (ANOPD), celebrada en Brasilia del 14 al 16 de octubre de 2022, lanzaron un Mensaje al Pueblo de Dios. Firmado por los presidentes de las instituciones presentes: Consejo Nacional de Laicos de Brasil (CNLB), Conferencia Nacional de Institutos Seculares de Brasil (CNISB), Conferencia de Religiosos y Religiosas de Brasil (CRB), Comisión Nacional de Diáconos (CND), Comisión Nacional de Presbíteros (CNP) y la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), el mensaje quiere ser una palabra de fe, esperanza y caridad.

Todos los bautizados corresponsables es la Iglesia

La Asamblea, vivida en espíritu de comunión, ha sido un ejercicio de sinodalidad, «donde todos los bautizados, en virtud de su propia vocación, se sienten verdaderamente pertenecientes a la Iglesia peregrina, presente y activa en la historia y corresponsable de ella«. Lo reflexionado está en consonancia con el actual Sínodo, que se prolongará hasta 2024, según anunció el Papa Francisco en el mismo día en que se ha clausurado la Asamblea.

«Una oportunidad privilegiada para la fraternidad, el diálogo, la oración y la reflexión«, afirma el Mensaje. Esto ante un tiempo desafiante, que, por su influencia en todos los ámbitos, «exige disponibilidad para acoger los signos de los tiempos, discernimiento y audacia en la búsqueda de respuestas adecuadas a las exigencias del Reino de Dios y su justicia».

 

Dolores del pueblo brasileño

El texto reflexiona sobre la compleja realidad brasileña actual, algo que «impide a gran parte de la población tener condiciones de vida digna, con paz y justicia social«, mostrando el sentimiento ante los «dolores agravados por la destrucción de las políticas públicas», aumentando así las situaciones que causan dolor y sufrimiento en gran parte de la población, algo agravado por la pandemia del Covid-19, «generando muertes, violencia, hambre, pérdida de derechos, desempleo». También muestran tristeza y vergüenza ante el aumento de las amenazas al Estado de Derecho democrático.

Las alternativas que se proponen ante esta realidad son «tender puentes, establecer relaciones, alimentar la comunión, trabajar juntos en el cuidado y promoción de la vida y de la Casa Común, saliendo al encuentro de las periferias geográficas y existenciales«.

El Mensaje celebra el 70 aniversario de la CNBB, y alaba «a Dios por su historia de colegialidad episcopal, de unidad y comunión con los demás organismos, de valentía y profetismo ante las necesidades del pueblo brasileño, especialmente de los más pobres». Finalmente, la 10ª Asamblea Nacional de los Organismos del Pueblo de Dios muestra su sintonía con la Iglesia en todo el mundo y con el actual proceso sinodal, pidiendo la intercesión de la Virgen Madre Aparecida para que «¡nos acompañe en este camino sinodal!

Una Iglesia rica en su diversidad

Mons. Joel Portella Amado, en la homilía de la Eucaristía de clausura, en declaraciones recogidas por la 6ª Semana Social Brasileña, afirmó que «somos una Iglesia rica en su diversidad, de muchos dones y carismas, de muchas formas de ser. Pero nunca podremos ser una Iglesia como el hombre del Evangelio, que sólo piensa en sí mismo, en sus intereses, de espaldas y con los ojos cerrados al dolor de tanta gente. Ese hombre significa todo lo que nosotros, como Iglesia, no podemos ser».

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Para el secretario general de la CNBB, «hay muchos retos. Corremos el riesgo de cansarnos y desanimarnos. Pero busquemos ser una Iglesia a semejanza de aquella mujer viuda, a semejanza de Abraham, y así haremos nuestra parte en este camino sinodal hasta el día en que lleguemos a la eternidad». Junto con ello llamó a «rezar para que seamos una iglesia frágil y sencilla como la viuda, resistente y persistente, una iglesia sinodal».

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