Alimenticias cuestionan la falta de señales del Gobierno sobre las medidas para reactivar el sector

Alimenticias cuestionan la falta de señales del Gobierno sobre las medidas para reactivar el sector

Durante una reunión via Zoom con el ministro Matías Kuflas plantearán la necesidad de conocer las políticas oficiales para los próximos meses

Con una caída de la producción de casi el 6% en lo que va del año, y del 16% en los últimos 12 meses, la industria alimenticia atraviesa una complicada situación en el marco de un escenario de precios controlados por el Gobierno, con importantes aumentos en sus costos, fuerte retracción del consumo, un menor uso de la capacidad instalada y un incierto horizonte sobre la reactivación económica.

La incertidumbre también abarca la falta de señales de parte de las autoridades sobre si habrá o no más avance del Estado sobre la actividad privada.

Con esta preocupante fotografía sectorial comenzará durante el final de la tarde del miércoles 26 de agosto una numerosa reunión vía Zoom entre representantes de las 35 cámaras agrupadas por la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal); el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y la secretaria de Comercio Interior, Paula Español.

La entidad agrupa a más de 14.000 empresas de alimentos y bebidas de las cuales el 98% son pymes que abastecen a 280 mil puntos de venta en todo el país.

El encuentro ocurre dos meses después de la anterior cita del mismo tenor pero con un marco similar de incertidumbre por parte de los empresarios sobre las medidas que las autoridades analizan aplicar para los próximos meses.

Es decir, saber con qué medidas oficiales deberán convivir para encarar la recomposición de los niveles de producción, recuperar dinamismo y sostener la producción y el empleo.

Las empresas alimenticias piden conocer las políticas que llevará a cabo el GobiernoAvance del Estado

 

En la industria hay preocupación por el avance del Estado sobre las principales variables que deben tener en cuenta las compañías para encarar su producción y, a la vez, analizar los costos que pesan sobre esta decisión.

Es decir, por las medidas que impiden las suspensiones, despidos y retoques de precios; por la política cambiaria en el marco de una fuerte devaluación; por las negociaciones paritarias que permitieron aumentos de salarios de hasta el 35%, y por el contexto inflacionario que no se frena ni siquiera con el congelamiento.

También, por el alcance de la moratoria y el hartazgo que genera la insostenible presión tributaria en un contexto de menor producción.

O por las trabas para las importaciones que se mantienen incluso para las empresas que necesitan comprar insumos del exterior, en el marco de una política cambiaria dubitativa y sin señales concretas sobre lo que ocurrirá con el dólar, luego de firmarse el canje de la deuda externa argentina.

Hacen referencia a una devaluación del 25% del peso en los precios mayoristas en un sector como el que agrupa la Copal, donde la mitad de los insumos son importados o se encuentran dolarizados.

"Si la producción de alimentos cae y sus precios están artificialmente pisados hacia la baja porque hay un dólar oficial pisado frenado en un 70%, la verdad es que la situación es mucho más agrave de la que esos horribles números sugieren", argumentan los industriales.

Y anticipan que, de permanecer esta situación, "tarde o temprano habrá variantes que se descontrolarán y que hasta podrían transformarse un mayor freno productivo pero ya no por falta de demanda, sino por decisión propia de las mismas fábricas.

Ya ayer durante un encuentro entre 60 empresarios de diferentes sectores enrolados bajo la Unión Industrial Argentina (UIA), hubo una fuerte catarsis sobre la situación.

Y hasta cierta resignación sobre el futuro, teniendo en cuenta que las señales que envía el gobierno del presidente Alberto Fernández son de mayor profundización del rol del Estado sobre la actividad económica general.

Los industriales plantearon su preocupación por la brecha cambiaria a la que califican de insostenible y por la drástica caída de la demanda, en un contexto de crisis económica y financiera provocada por las medidas oficiales para combatir el avance de la pandemia del Covid-19.

Las empresas del sector destacan que atraviesan una crisis peor a la del 2001Peor que el 2001

 

Los hombres de negocios entienden que se trata de una situación "peor" que la del 2001 de la que no se puede salir sin el aporte del sector privado o solamente con más regulación y control. Es decir, con más estatismo.

Argumentan que las consecuencias las sufrirán mayormente las pequeñas y las medianas empresas que, en el caso de la industria alimenticia, representan el 99% de la actividad.

Saben que, de todos modos, la ayuda estatal para el pago de salarios es una herramienta todavía necesaria en un escenario donde la actividad cae 13,8% en el semestre y el 62% de las empresas padecen una fuerte retracción de la demanda.

Lo avala un documento del Centro de Estudios de la UIA en el que se evidencia que un 68% de los establecimientos industriales mantiene su actividad paralizada u opera con caídas mayores el 25% respecto a la pre-pandemia.

Seguramente, este escenario será tema de discusión durante el Zoom de hoy de la Copal con la dupla oficial Kulfas-Español a quienes no intentan reclamarle nuevos aumentos de precios sino demostrarles la situación de inestabilidad e inquietud por la que atraviesa el sector.

"Queremos definiciones sobre las medidas que vendrán para poder planificar sea con más normas intervencionistas o con mayor libertad", le señaló a iProfesional uno de los empresarios invitados al Zoom de esta tarde.

Otro industrial agrega su preocupación por los aumentos de salarios y de combustibles que se acordaron en los últimos días y que ayudan a incrementar los costos del sector. Como ejemplo, recuerda el 30% de suba que logró el gremio de Camioneros y la suba de la nafta y el gasoil que pega directo en el costo de logística del sector, con un incremento de casi el 30%.

"Eso sí, nosotros hace ya nueve meses que tenemos los precios pisados y nos autorizaron nada más que una suba de entre el 2% y el 4% hace unas semanas", se queja el ejecutivo, quien promete discutir con Kulfas y Español esta situación.

"Devaluación; inflación; costos de logística y laborales y congelamiento deber ser los principales temas del encuentro", propone otro empresario miembro de la Copal quien se manifiesta "harto" de tener que presentar carpetas con la evolución de sus costos cada vez que intenta discutir con Kulfas o Español algún retoque al precio de sus productos.

"Si fueran lógicos ya habrían analizado los costos con toda la información que les hemos venido acercando cada vez que nos la piden ya deberían saber que no es lo mismo el costo de quien fabrica fideos que el de que elabora una gaseosa", argumenta.

Con el obvio resguardo de sus identidad para evitar reprimendas oficiales, los industriales de la alimentación advierten que de mantenerse la incertidumbre actual sobre las próximas medidas del Gobierno habrá una preocupante caída de empresas, más que nada pequeñas y medianas.

"Si me dicen que congelan hasta fin de año no fabrico más. Y si no me dicen nada también lo hago igual porque no me cierran los números", se sincera otro hombre del sector quien dice querer apoyar al Gobierno en esta crisis y afirma no haber dejado hasta ahora de fabricar, de abastecer al mercado pero que anticipa que ya "no da más".

 

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