El vicepresidente 1º de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), Dr. Alberto Indij, dialogó en exclusiva con la CADENA JUDÍA DE INFORMACIÓN VIS A VIS e hizo referencia al papel que tuvo la institución al momento del golpe militar y de la cual formó parte siendo muy joven al integrar el Consejo Directivo. También invitó al periodista Hernán Dobry a mantener una reunión en la DAIA para presentar las pruebas que tiene con respecto al silencio de las instituciones centrales durante esa época.
– ¿Qué significan 40 años del golpe militar para nuestro país?
– En el momento que se hace el golpe militar tenemos que tener buena memoria histórica: el gobierno de Isabel Perón, que si bien era una democracia, fue toda una época de enorme violencia en la República Argentina. Cuando se produce el golpe, yo creo que el 99% de la población, nunca iba a pensar cuáles serían las consecuencias posteriores.
Fue sin ninguna duda de las épocas más aciagas de la historia Argentina. Independientemente de que hubo 30.000 desaparecidos debemos recordar también que los judíos que fueron torturados, y posteriormente desaparecidos, tuvieron un doble status en su condición de presos políticos: torturados por su condición de judíos. Nunca debemos olvidar eso y hoy lo estábamos recordando con una delegación de Estados Unidos que visitó la AMIA recordando esa época que todos queremos que nunca más vuelva a existir en nuestro país. Por suerte hace 40 años que estamos viviendo en democracia y tenemos que aprender lo que sucedió y reafirmar el término del Nunca Más.
– Usted fue dirigente comunitario de la DAIA al momento de la dictadura. ¿Cómo se vivió esa época en la institución?
– Yo tengo mi teoría que la expuse y que a veces genera resquemor o enojo, pero yo era un dirigente joven. Esa DAIA no tiene absolutamente nada que ver con la actual. Era una institución que funcionaba con pocos voluntarios y sin la más mínima infraestructura. Lo que se cuestiona siempre es sí la DAIA de esa época se ocupó o no de atender a los familiares de los desaparecidos. Yo no puedo dar una respuesta precisa; sé que se hizo mucho por mucha gente. Algunos familiares dicen que fueron muy mal recibidos por los dos funcionarios que estaban en ese momento al frente de la DAIA porque no había más personal. Los familiares comentaron que venían y que los trataron mal. A mí me consta que hay muchos familiares que fueron atendidos y que se salvó muchas vidas. Seguramente alguno no fue atendido como correspondía. Probablemente haya que hacer la autocrítica de esa época que siempre se exige que la DAIA la haga. Pero repito, en lo que a mí me consta yo sé que hubo mucha gente que fue bien atendida y a través de determinados canales que se implementaron se le facilitó la salida del país y de esa manera salvaron su vida.
– ¿Todavía no se hizo una autocrítica de las instituciones comunitarias?
– No, no. Nunca se hizo esa autocrítica porque la realidad es que yo no sé si institucionalmente se puede hacerla porque generalmente la hace quien vivió y estuvo en ese proceso. Los que vivieron el proceso de atención a los familiares de los desaparecidos, te estoy hablando de los dirigentes responsables de esa época, hoy no viven. El expresidente de la DAIA en la época militar no vive, así que no hay nadie que pueda hablar en nombre de él.
– Hernán Dobry mantuvo una entrevista con Vis a Vis y fue muy crítico del rol de la DAIA durante la Dictadura y los silencios que tuvieron. ¿Reconoces que estos silencios existieron?
– Sería bueno que el que hace la crítica tenga una reunión con la dirigencia de la DAIA; que expliciten cuando dicen silencio de quién, cómo fueron atendidos los familiares y por quién. Sería bueno que se explicite porque muchas veces se dicen cosas con desconocimiento. Pero te vuelvo a repetir, la DAIA de esa época era muy muy pequeñita y sin infraestructura. Seguramente era una época que generaba temor en la dirigencia, yo no lo voy a negar. Valiente fueron muy pocos. Hoy estuvimos con el periodista Robert Cox, exdirector del diario Buenos Aires Herald y estuvo muy emocionado en el acto que se hizo en AMIA. Esa fue una persona que se jugó la vida en la época de los militares, al igual que el Rabino Marshall Meyer y Herman Schiler, pero salvo esos tres nombres públicos, yo no recuerdo que muchos otros se hayan jugado la vida como ellos. Sí hubo falencias porque había miedo. En todas las épocas de miedo las conductas de los seres humanos a veces pecan de prudencia.
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