Alberto Fernández apunta a mostrarse como garantía de la unidad

Alberto Fernández apunta a mostrarse como garantía de la unidad

En medio del reordenamiento de su gestión, en el entorno del Presidente lo ubicaban como el principal garante de la unidad del Frente de Todos. Lo imaginaban a partir de ahora en una función de definición de las políticas estratégicas de la gestión mientras que Sergio Massa estará más ocupado en las urgencias del día a día. 

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FERNANDO CIBEIRA

"Alberto es quien vuelve a hilvanar la unidad del Frente de Todos", explicaba un funcionario muy cercano el rol del Presidente a partir del rearmado de su gestión, con Sergio Massa ingresando como superministro de Economía. "La dirección estratégica las define él, las medidas económicas las anunciará Massa, como hacía antes Martín Guzmán", añadía sobre la división de roles a partir de la semana que viene. Un presidente, por ejemplo, hablando sobre la crisis mundial, la situación regional y las grandes cuestiones estructurales del país con un ministro más metido en el día a día debido a la urgencia en recomponer las variables económicas, era el panorama que se trazaba desde el entorno de Fernández. En cambio, entendían que lo de volver a mencionar una posible candidatura y una posible competencia en las PASO era algo que, al menos por un tiempo, debía quedar en suspenso. 

 

 

 "El es el que llamó a Cristina, el que convocó a Sergio y el que recibió a los gobernadores, todo casi al mismo tiempo. Alberto es el que mejor sintetiza al Frente de Todos", comentaba otro de los funcionarios alineados con Fernández respecto a su papel como garante de la unidad, un dato decisivo para que el oficialismo mantenga chances en 2023. Planteaban un despliegue con agendas diferenciadas. La vicepresidenta manteniendo su aporte con una mirada más general del rumbo del gobierno, con Massa aportando una nueva dinámica con su capacidad de gestión y el Presidente en las cuestiones estructurales y como garantía de que todo no explote. "Es quien alejó la idea de ruptura de la coalición y los fantasmas desestabilizadores, revirtiendo la tercer corrida cambiaria", explicaban en su entorno.

Comentaban quienes compartieron los momentos decisivos de la semana que pasó, que durante algunos días lo vieron contrariado por tener que apurar decisiones que no había evaluado para este momento. Pero que ya jueves y viernes habían encontrado su lugar y el mensaje para reacomodarse a la nueva situación. Un mundo en crisis que obliga a una reforma de las estructuras gubernamentales de manera de unificar áreas y dar una respuesta más compacta a los desafíos que se presentan. "Concentrar la definición de la política económica permitirá trabajar de manera más rápida, ágil y eficiente para salir del punto donde estamos", escribió en el hilo de tuits en el que oficializó la designación de Massa. 

Esperaban que, ahora sí, después de más de dos años y medio de gestión, el gobierno empiece a funcionar realmente como una gestión del Frente de Todos y que se terminen las tensiones. El Presidente mantendrá la idea de alternar anuncios en el interior y el Conurbano, un rol al que ahora podrá dedicarle más atención. De hecho, la unificación de Obras Públicas y Transporte bajo el mando eficiente del ministro Gabriel Katopodis le otorgará la posibilidad de llevar adelante una agenda de cortes de cinta y de actividades más nutrida. "En cualquier lugar del país que estés, si te movés un poco vas a encontrar que se está haciendo alguna obra, aún en este contexto tan complicado. Eso es algo que él puede poner en valor para el Gobierno", comentaban en la Casa Rosada. 

 

 

"Nos quedan diez meses y tenemos que meter goles, todos los que podamos. No queda mucho más que pensar. Dejarnos de hinchar con los problemas de la interna y salir a mostrar resultados", se impacientaba un funcionario que mantiene buen diálogo con todos los sectores. La semana que viene será decisiva: Massa terminará de definir su equipo y la sucesión en la Cámara de Diputados. Sobre este punto, desde el kirchnerismo habían comenzado a plantear la posibilidad de reponer a Máximo Kirchner al frente del bloque, en el lugar que hoy ocupa Germán Martínez, un diputado vinculado al titular de la AFI, Agustín Rossi.

Máximo renunció en su momento por su rechazo al acuerdo con el FMI, pero cerca suyo ahora veían su vuelta como una buena forma de cristalizar en lo hechos la vuelta de página en la gestión del Frente de Todos. Cecilia Moreau, la apuntada para reemplazar a Massa en la presidencia de la Cámara, si bien tiene una muy buena relación con el kirchnerismo y con Máximo en particular, ingresó en las listas por el Frente Renovador, lo que ponía en el tapete la cuestión de los equilibrios internos. Todo esto se resolverá en el Congreso el martes y el miércoles el Presidente le tomará juramento a Massa. Aún no estaba confirmado que Cristina y Máximo asistan a la Casa Rosada. 

 

 

Algo que es probable que no se escuche por un tiempo es al Presidente hablando de reelección y anticipando su participación en las PASO del año que viene. "Nunca dijo eso como si fuera un lanzamiento", explicaban en su entorno. "Cuando le preguntaron como se debían definir las próximas candidaturas, dijo a través de las PASO. Siempre habló del instrumento, de la construcción colectiva y de que va a estar donde tenga que estar. Nunca se puso él por delante", se preocupaban por aclarar. Las urgencias del momento no dan lugar a pensar en postulaciones, sino en salir rápido y en mostrar una gestión mucho más activa. "Ya con la designación de Massa y la reducción de ministerios un poco que dejamos a la oposición desconcertada. Si hacías zapping por los canales de ellos te dabas cuenta que no sabían qué decir, ni siquiera se ponían de acuerdo en si estaba bien o mal. Son muy malos. Si enderezamos un poco la cosa y dejamos de pelear entre nosotros les tenemos que volver a ganar", se ilusionaban cerca del Presidente. 

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