En la sede de la Dirección de Patrimonio e Instituto Histórico de la ciudad de Buenos Aires, el gobierno porteño, por intermedio del Ministerio de Cultura, organizó ayer la jornada “Voces de Auschwitz”, en adhesión al Día Internacional de Conmemoración anual en memoria de las víctimas del Holocausto, que en esta oportunidad coincidió con el 70 aniversario del ingreso del Ejército Rojo al campo de extermino Auschwitz – Birkenau.
La Jornada se inició pasadas las 15 con la proyección de la película "El sobreviviente más viejo", que relata la vida de Francisco Witcher, sobreviviente de la Shoá y actual presidente de Sherit Hapleita, quien a continuación respondió a varias preguntas sobre su experiencia personal.
Luego, se realizó un taller de la Memoria, donde los presentes intercambiaron impresiones sobre lo ocurrido durante la Shoá y la tarea de mantener viva su memoria.
Además, se efectuó una mesa redonda con la participación de Dorit Shavit, embajadora de Israel en Argentina; Hernán Lombardi, ministro de Cultura del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires; Jorge Knoblovits, secretario general de la DAIA; Víctor Garelik, director ejecutivo de la DAIA; Ana Weinstein, hija de sobrevivientes de la Shoá y sobreviviente del atentado a la AMIA; Silvia Hansman, en representación de la Fundación IWO; y Claudio Avruj, presidente del Museo del Holocausto.
Garelik leyó un relato sobre lo ocurrido con sus ancestros durante la Shoá y cómo afectó a su abuela que sus siete hermanos fueran masacrados por el nazismo.
Por su parte, Hansman presentó un video producido por la Fundación IWO en el que se mostró la tarea que se lleva a cabo para preservar el archivo de José Moscovich z’l, que reúne 1200 carpetas con testimonios y documentación de sobrevivientes de la Shoá, como también su biblioteca de 6 mil volúmenes, algunos de ellos únicos.
Por otro lado, Weinstein brindó su testimonio personal, relacionado tanto a sus vivencias como hija de sobrevivientes como a su experiencia como sobreviviente del atentado a la AMIA. Luego del atentado, su madre le dijo: "Nunca imaginé que a una hija mía la iban a llamar sobreviviente".
Asimismo, recordó que al libro educativo sobre la Shoá, que escribió junto a Eliahú Toker z’l, le pusieron como título “Seis millones de veces uno”, debido a que cada víctima del Holocausto era una persona individual.
En otro orden, Knoblovits, también hijo de sobrevivientes, relató su experiencia personal, en la cual su padre escapó de Hungría a los 14 años, acompañado por su abuela, debido a que no podía soportar lo que le hacían sus compañeros de estudios por ser judío.
Luego, Avruj manifestó: “Fue exactamente en 2005 que las Naciones Unidas, por amplia mayoría de sus Estados miembros, adoptó la resolución 60/7. Hasta esa fecha, y aunque hoy nos pareciera mentira, el trabajo de recuerdo fue prácticamente en soledad de Israel y de las comunidades judías de todo el mundo, que sostuvieron contra viento y marea el imperativo de la memoria, sosteniendo el valor de la justicia”.
“Se recuerda y homenajea no desde el odio, sí con dolor; no con la venganza, sino inspirados en el dolor de la justicia; y se recuerda para aprender y para enseñar. Esto último nos lleva a mirar el legado de los sobrevivientes. El Holocausto es inabordable, está compuesto por múltiples hechos constatados por innumerables testimonios de sobrevivientes y de millones que hablan desde su muerte. La Shoá comenzó con la palabra, en la violencia del discurso, desde el insulto, el agravio, la descalificación. Querer negar o minimizar la Shoá se convierte hoy en un verdadero acto suicida para las democracias”, agregó.
Además, la embajadora Shavit resaltó que la Argentina es el único país latinoamericano que es miembro pleno de de la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto.
Finalmente, Lombardi consideró: “No es casualidad que Naciones Unidas, después de 60 años de Auschwitz, tomara una resolución para la recordación mundial de la Shoá”.
“La Shoá es única e irrepetible, la idea de asimilarla a otro proceso es una idea que pareciera interesante en el punto de vista de poder homologar, pero es peligrosa cuando uno pierde su condición única. Es el crimen más atroz de siglo XX, pero también tiene que ver con el crimen más atroz de la humanidad. Nosotros estamos en contra de cualquier genocidio, pero eso no tiene que ver con la peculiaridad de la Shoá, sino con un proceso de antisemitismo creciente”, resaltó.
Con respecto a los Estados negadores de la Shoá, afirmó: “No es casual que empiece a aparecer este absurdo, este ridículo y esta complicidad criminal. Empieza a aparecer porque si la memoria no es lo suficientemente persistente, empieza a aparecer la negación. Es un problema generacional, pero que tiene dimensiones también de responsabilidad y política internacional. Cuando empiezan a aparecer voces negadoras, lo que empieza a aparecer es complicidad con los criminales. Si uno tiene medias tintas con esto, genera confusiones. Negar la Shoá es complicidad con los criminales”.
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