Cada uno de los países que integra la Amazonía tiene algo por denunciar. Dramas en los cuales la Iglesia acompaña a las comunidades, desde la evangelización, la promoción humana y siendo su voz ; porque pese a la legislación no son escuchados ni reconocidos, mucho  menos beneficiados con el ejercicio de sus derechos fundamentales.

El dolor indígena

En países como Colombia, los obispos reconocen los esfuerzos del gobierno, pero insisten en que los pueblos indígenas, campesinos y afrodescendientes, son los grupos humanos en mayor riesgo, porque ya se encontraban en una situación de pobreza estructural, en condiciones de inseguridad alimentaria y desnutrición, sin acceso a la salud y al agua potable.

Mientas tanto en Venezuela, el drama es la inseguridad alimentaria. Los pueblos se sienten amenazados por el posible contagio a causa de la minería ilegal en sus territorios y el tránsito de migrantes por sus territorios.

En el caso de Bolivia, es latente la falta de coordinación y consulta por parte del gobierno. Además, la información que puede ayudar a prevenir la enfermedad no se está divulgando en la lengua de los pueblos originarios.

En Perú, existe la preocupación por la situación de varios pueblos amazónicos, incluidos muchos pueblos indígenas, que emigraron a las ciudades en busca de trabajo y están desprotegidos.

Para los indígenas brasileños más de 30 procuradores del Ministerio Público Federal están de acuerdo en que “el escenario de riesgo de genocidio entre los pueblos indígenas requiere acciones de emergencia por parte de organismos y entidades públicas”.  Frente al tema los obispos denunciaron los proyectos de ley para la minería en tierras indígenas y las medidas parlamentarias que intentan definir una nueva regularización de la tierra en Brasil que eliminan la reforma agraria, la regularización de los territorios de los pueblos indígenas y tradicionales, para favorecer el acaparamiento de tierras, la deforestación y a las empresas depredadoras, regularizando ocupaciones ilegales para la minería y el agronegocio en tierras indígenas.

Unidad en la acción

Ante el análisis de la realidad la REPAM, llama a una acción que nos una en torno al mismo objetivo. Los pueblos indígenas amazónicos, la sociedad civil de la Panamazonía y del mundo, la Iglesia Católica y todas las denominaciones religiosas preocupadas por el cuidado de la creación, los gobiernos, las instituciones internacionales de derechos humanos, la comunidad científica, los artistas y todas las personas de buena voluntad, deben juntar esfuerzos en defensa de la “Amazonía querida, con todo su esplendor, su drama y su misterio”.