Por el aborto legal el Gobierno abre un frente crítico con la Iglesia y aleja la visita del Papa

Por el aborto legal el Gobierno abre un frente crítico con la Iglesia y aleja la visita del Papa

Alberto Fernández pierde dos "aliados" clave. En el caso de Francisco, a un gran colaborador para un acuerdo con el FMI y la relación con el futuro presidente de EE.UU. Con respecto al clero local, a un sector que contribuye a bajar la tensión social.

Sergio Rubin

En un año signado por numerosos traspiés y el acoso político de Cristina Kirchner, el presidente Alberto Fernández obtuvo un valioso logro con la sanción de la ley que legaliza el aborto, pero abrió en el país un frente muy crítico con el Papa Francisco y la Iglesia, que le venían siendo muy útiles para la crucial renegociación de la deuda con el FMI, en el caso de Pontífice, y para la contención social ante el agravamiento de la crisis, en el caso de los obispos y los curas villeros.

El impacto del severo deterioro de la relación se verificará con el paso del tiempo, pero debe tenerse en cuenta que la legalización del aborto, más allá de lo grave que es para la Iglesia, sumó –desde la perspectiva del clero- agravantes. El primero de ellos es la oportunidad de su tratamiento: en medio de una pandemia que amenaza con una segunda ola, más de 42 mil muertos, un sistema sanitario estresado, alrededor de la mitad de la población pobre y millones de desocupados.

También molestó enormemente la fuerte presión que el presidente ejerció sobre los senadores e incluso los gobernadores, según evalúan los obispos, impidiendo un requisito que juzgan básico para la legitimidad moral de la sanción de una ley tan delicada porque, dicen, compromete la vida humana: que los legisladores voten a conciencia y libremente. Además de que les resultó ofensivo que se haya votado en torno a una celebración tan cara al cristianismo como la Navidad.

En medios eclesiásticos se cree que Alberto Fernández subestimó la reacción de la Iglesia. Que consideró que luego de un malestar inicial, el Papa y el clero local aceptarían la realidad y más o menos rápidamente darían vuelta la página porque en muchos países –incluido la católica Italia- el aborto es legal. Pero esa evaluación –añaden- no tuvo debidamente en cuenta una serie de circunstancias propias del país y de las personas que se verán afectadas.

En primer lugar, dicen que se ignoró que la mayoría de los argentinos están en contra de la legalización del aborto de acuerdo con casi todas las encuestas. En segundo lugar, señalan que lastima a Francisco, ya que en su patria se haya aprobado el aborto le ofrece un argumento descalificatorio a los sectores más conservadores del Vaticano y la Iglesia en el mundo que, si bien son minoritarios, cuestionan con fuerza el perfil aperturista de su pontificado.

La actitud de Fernández les resulta más incomprensible aún porque en enero le pidió, y obtuvo, ayuda del Papa para la renegociación de la deuda con el Fondo. Y porque venían apostando a una ayuda adicional con el presidente electo de los Estados Unidos, Joe Biden, con quien Francisco tiene una relación muy cercana. Como también por la intensa cooperación de la Iglesia en las barriadas populares frente al agravamiento de la crisis.

Hay varios efectos del deterioro del vinculo de cara al futuro que parecen inexorables. El primero es ante el año electoral en el que ingresa el oficialismo, con unos comicios clave para su futuro en general y en particular por el impacto de un triunfo o derrota en las causas que se le siguen a Cristina Kirchner. El kirchnerismo deberá contabilizar durante la campaña en la vereda de enfrente al Papa y a la Iglesia.

Obviamente, el Gobierno ya no tendrá a su lado al Pontífice en el plano internacional. Eso no quiere decir que vaya a operar en contra. Pero la distancia de Francisco en el actual contexto de necesidad que tiene la Casa Rosada de reordenar sus cuentas externas para empezar a poner en marcha su economía y contar con el apoyo de los Estados Unidos, carecerá de un recurso ciertamente valioso: Francisco.

Otra derivación será la judicialización del aborto legal por ser considerada inconstitucional. Aunque la Iglesia seguramente no se presentará ante la Justicia, alentará que ONGs próvida y particulares lo hagan en todo el país. Estos apelarán a la Constitución, la Convención de los Derechos del Niño y el Código Civil. Lo que implica –advierten- que la cuestión seguirá siendo un frente abierto.

Finalmente, como escribió esta semana el intelectual católico Alver Metalli en el prestigioso sitio italiano Vatican Insider, la legalización del aborto pasa a constituir un serio escollo para que el Papa viaje a su país.

Así las cosas, concluyen, la Argentina tendría el triste honor de ser el primer país al cual un Pontífice de su nacionalidad no lo visita. Toda una señal.

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